Mientras el pasado sábado 21 de septiembre en la Argentina comenzaba una nueva primavera, en la Muralla China ocurría un hecho inédito para el vino argentino, y que podría marcar el inicio de una nueva era. Porque más allá de ser un lugar exótico y un ícono mundial, la ciudad de Beijing se está convirtiendo en el epicentro del mercado con mayor crecimiento potencial del mundo, y más si se tienen en cuenta los demás países desarrollados de Asia.
Esta no fue la primera vez que se presentan vinos en ese lugar, pero sí la primera vez que se degustan vinos de 100 puntos y ante tantos invitados. Un sueño hecho realidad según confesó Laura Catena, directora de Catena Zapata.
Cuando a fines del siglo XIX Nicola Catena llegó a la Argentina para encarar una nueva vida, seguramente tuvo varios sueños, y como muchos inmigrantes que llegaron del Viejo Continente, él habrá cumplido varios. Pero sin dudas, el más importante fue haber creado su propio emprendimiento vitivinícola familiar.
Hoy, Laura Catena es parte de la cuarta generación, y dirige “la verdadera bodega líder de los vinos argentinos”, según expresó el reconocido experto James Suckling.
Laura siempre estuvo interesada en China y su cultura, y fue por eso que tomó varios cursos de medicina china durante su cursada en Harvard. Al término de su carrera de medicina, viajó en 1992 hacia allá por primera vez, y fue en 2005 que conoció la muralla. Y al llegar allí tuvo un sueño, el cual acaba de hacer realidad.
Como bodega referente de la Argentina, y con presencia en los mercados más importantes, están acostumbrados a realizar eventos, degustaciones y presentaciones de vinos para clientes, profesionales y prensa especializada en diversos lugares del mundo. Pero nada se asemejó a esto, por la imponencia y significado de la muralla, y porque China es realmente otro mundo, por sus dimensiones, por su idioma, y por su cultura milenaria. Pero además, ellos que vienen de mucho antes van mucho más avanzados, porque allá (o al menos en Beijing) el futuro ya es parte del presente. Por ejemplo, nadie usa efectivo ya que casi todo se puede hace con el celular y la app We Chat; comunicarse, identificarse, y pagar todo tipo de compras y consumos.
El éxito de los vinos de la bodega en China y, principalmente, el crecimiento de los últimos años, los motivó a realizar un evento importante cuyo mensaje pudiera llegar a todo el mercado asiático, y amplificarse al resto del mundo.
El primer paso fue encontrar una empresa que pudiera realizarlo operativamente, pero los intentos por canales oficiales no fueron de mucha utilidad, ya que el gobierno chino es una institución muy grande y complicada de acceder. Sin embargo, la insistencia de Gastón Pérez Izquierdo (Presidente de Catena Zapata) tuvo su recompensa. Hace unos meses viajó personalmente a Beijing para conocer la locación, degustar el menú y coordinar el servicio de los vinos. Sin dudas, el soporte logístico de su mayor importador local fue clave. Porque además son propietarios de Obelisco, un restaurante dedicado a la carne y a los vinos argentinos, con capacidad para 400 personas, y más de 40.000 vinos en su cava subterránea. Muchos de ellos son Estiba Reservada de diversas cosechas. Este vino icónico argentino que aquí en una vinoteca cuesta más de $15.000, en la carta de Obelisco se vende a casi $50.000.
Para tener una real dimensión de la movida que significó el evento “Adrianna Vineyard’s 100-Point Wines at The Great Wall of China”, en el Shangri-La Hotel del China World Summit Wing de Beijing se reservaron 90 habitaciones para los invitados, y se mandaron a producir 600 copas de cristal grabadas para poder apreciar los vinos en plenitud durante la degustación previa a la comida.
Al caer la tarde, y todavía con la luz del día, fue la llegada a la muralla, una edificación (antigua fortificación) construida y reconstruida entre el siglo V (AC) y el siglo XVI, para proteger la frontera norte del imperio chino. De sus más de 21.000 km originales, se conserva el 30%. Y a menos de una hora de Beijing, ya se puede apreciar en plenitud este Patrimonio de la Humanidad (Unesco, 1987).
Luego de la recepción con espumoso (DV Catena Brut Nature), llegó el DV Catena Cabernet-Malbec 2017 Edición 70 Aniversario de la República Popular China (1ro de octubre de 2019), acompañado con empanadas “mendocinas”.
Con la muralla de fondo y dispuestos en largas mesas blancas, esperaban las botellas del vino blanco en elegantes fraperas de plata, y varios decantadores servidos con los vinos tintos, ya que venían en botellas de 4,5 l (Jeroboam; equivalente a 6 botellas clásicas de 750cc).
Los invitados degustaron los galardonados vinos de parcela de Adrianna Vineyard: White Bones Chardonnay 2017 (99 puntos James Suckling), Fortuna Terrae Malbec 2012 (100 puntos James Suckling), River Stones Malbec 2016 y 2017 (100 puntos Robert Parker y James Suckling respectivamente), y Adrianna Vineyard Mundus Bacillus Terrae Malbec 2011 (100 puntos Falstaff).
Al caer la noche, Laura Catena dio un breve discurso de bienvenida. Fue evidente su interés y conocimiento de la cultura China, y lo emocionada que estaba por haber cumplido un sueño personal, y que además significa un paso muy importante para el vino argentino. No solo por el nivel del evento sino por la calidad de los vinos presentados. Un mensaje al mundo de la actualidad del Malbec; y también del Chardonnay; y de todo el potencial que se sabe tiene el cepaje emblema nacional.
Sus palabras calaron hondo, porque si hay algo que valoran los chinos es la relación entre las personas. Y más allá del respeto y la admiración por su cultura milenaria, la Dra. Catena dejó en claro que los conoce muy bien.
Entre los invitados; en su mayoría profesionales, importadores, compradores, y periodistas de países asiáticos; estaba James Suckling, uno de los influyentes internacionales más reconocidos. Justamente fue él quién otorgó 100 puntos a varios de los vinos presentados, y en sus palabras (“se vio obligado a tomar el micrófono) reflejó el momento del vino argentino.
El famoso periodista americano (radicado en Hong Kong) sostuvo que Catena Zapata es la verdadera líder de la industria, y dejó en claro que confía mucho en el Malbec, y en el vino argentino en general. Y propuso que los consumidores del mundo deben seguirlo de cerca, pero no tanto pensando en los tecnicismos ni en los puntajes, sino más bien en el placer de disfrutar una copa. Si bien recorre el mundo, su expertise está en los vinos franceses, italianos, chilenos y argentinos, entre otros; fundamentalmente con foco en el mercado asiático. Un lugar en el cuál hay que hacer mucha escuela antes de pretender lograr negocio, porque se trata de otra cultura, y una gastronomía totalmente diferente. Por eso, insiste, hay que ir más por el lado del disfrute, encontrando los momentos ideales.
En China se respetan mucho los símbolos y las instituciones; los emperadores, el gobierno, etc. El prestigio adquirido por una empresa, una marca o una persona es muy valorado, porque realmente lo entienden como un verdadero valor agregado.
Eso explica mucho los vinos servidos durante la cena, también icónicos de la bodega. Como el Nicolás Catena Zapata 2016, el Catena Zapata Estiba Reservada 2014 (importado exclusivamente por Obelisco), y el Malbec Argentino 2017.
También, la selección de los invitados y su ubicación a lo largo de cuatro interminables mesas, fue muy pensada. Porque en China es más importante hacer amigos que negocios. O, mejor dicho, no hay negocios si no se desarrolla una amistad previa, y es por ello que las celebraciones y los obsequios son muy apreciados.
Antes del postre, Laura Catena aprovechó la oportunidad para hacer un brindis por los 80 años de su padre; el Dr. Nicolás Catena que no pudo viajar. Y con la noche encendida por la imponente muralla iluminada, llegó el (infaltable) show de tango.
El lugar, las personas y el nivel de los vinos conformaron un momento inolvidable para todos los presentes, muchos de los cuales quedaron muy sorprendidos. Y seguramente a partir de este evento, la imagen de la bodega; y también de los vinos argentinos; se consolide para algunos y comience a forjarse para otros. Porque fue una velada histórica protagonizada por vinos argentinos, el primer paso de una nueva historia. Y quizás, el principio de una nueva conquista.
Los vinos 100 puntos en la muralla
Los cinco vinos protagonistas de la degustación en La Muralla China fueron el fruto del estudio de muchos años, desde la plantación del viñedo en Gualtallary, a mediados de los 90. Bajo la iniciativa de Laura Catena se creó el Catena Institute of Wine, con el objetivo de encontrar las respuestas a todas las preguntas que imponía el avance en el conocimiento de ese terruño tan particular. Con los años, el equipo vitivinícola fue aislando, a partir de micro vinificaciones, las parcelas que daban uvas con un carácter distintivo. Así nacen los vinos de parcelas; rincones privilegiados de una micro región que poseen vida propia, y que, con una vinificación cuidada, lograron expresar ese carácter distintivo en las copas.
El Mundus Bacillus Terrae (elegantes microbios de la tierra) Malbec nace sobre un suelo pedregoso y calcáreo, rico en rizo bacterias que promueven la absorción de la humedad y los nutrientes por las raíces de la vid. Otorgando un vino con taninos importantes y de gran potencial.
El Fortuna Terrae (suerte de la tierra) proviene de suelos arcillosos y profundos, con pastos nativos que evitan la erosión y promueven la biodiversidad. Es un Malbec elegante de buena acidez y delicados aromas florales.
Por su parte, el River Stone nace en un suelo muy pedregoso de un antiguo lecho de río, y también con alto componente de calcáreo. Estas piedras moderan las temperaturas extremas en el viñedo, dando un Malbec más concentrado y opulento.
Por último, los suelos del White Bones Chardonnay están compuestos por restos fósiles marinos con mucho calcáreo, dando un blanco bien tenso, fresco y mineral.
El autor de todos estos vinos es el enólogo Alejandro Vigil (y su equipo), que trabaja desde 2001 en la bodega, y fue quién pudo capitalizar todos estos avances vitivinícolas y combinarlos con creatividad. Sus creaciones vínicas rápidamente superaron la barrera de los 95 puntos, y con el paso del tiempo y la evolución evidente, llegaron los ansiados 100 puntos. El desafío ahora, más allá de mantener el nivel cualitativo, no es sacar todos los años en todos los vinos este puntaje, sino consolidar el camino. Donde las búsquedas emprendidas empiezan a llegar a su fin, porque se han encontrado las respuestas. En términos vínicos esto significa haber encontrado el mejor lugar y la mejor manera para hacer un vino.
Fotos: Jia Qi y Feng Yukang para Catena Zapata
Fabricio Portelli es sommelier argentino y experto en vinos
Twitter: @FabriPortelli
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