Hace más de 10 mil años que el ser humano toma leche. Sin embargo, este alimento legendario, que acompañó la transformación del hombre nómade en hombre sedentario, permitiéndole una alimentación más compleja, necesita hoy renovar sus "credenciales nutricionales" de cara a la sociedad.
Al señalar los atributos que posee la leche, entendida como un alimento esencial a lo largo de la vida por su excelente relación entre la calidad nutricional y el aporte energético que brinda al ser humano, no solo es fácil sino que la información resulta contundente. Sin embargo, nuevos paradigmas alimentarios de este tiempo impactaron de lleno alrededor de su consumo e incluso existen dietas que proponen su omisión o reemplazo por otras "fuentes de calcio", como almendras, semillas de sésamo o de chía, espinaca, brócoli, anchoas, sardinas, entre otros. O por las "leches que no son leche", y que son bebidas vegetales provenientes de semillas o legumbres (de soja, de almendras) y/o productos "a base de leche".
Hoy se celebra el Día Mundial de la Leche por disposición de la FAO, la Food and Agriculture Organization, con el fin de promocionar los beneficios de la leche fresca y la efeméride coloca en la picota los alcances de un alimento que hoy se volvió controversial.
Según las Guías Alimentarias para la población argentina, avaladas por la secretaría de Salud de la Nación y que surgen del consenso de las principales sociedades científicas del país, lo ideal -entre otros- para sostener una alimentación sana y equilibrada es ingerir 3 porciones diarias de lácteos entre leche , yougurt y quesos.
En la última década, se evidenció un descenso importante en el consumo de leche en todo el mundo, que no responde a razones científicas, sino más bien culturales.
Un documento claro y revelador de la Universidad italiana de Parma al que tuvo acceso Infobae, reunió evidencia científica sobre los aportes nutricionales sustanciales de la leche, "Milk, Dairy Products, and Their Functional Effects in Humans: A Narrative Review of Recent Evidence, Francesco Visioli y Andrea Strata, señaló que "si bien hay que destacar que la intolerancia a la lactosa es una cuestión generalizada en todo el mundo, y por ende una porción importante de la población mundial no podrá beneficiarse con los aportes nutricionales de la leche; es falso que las personas con intolerancia a la lactosa no pueden consumir lácteos.
El estudio de la Universidad de Parma concluyó que "el papel de la leche y los productos lácteos en la salud humana dentro de una dieta equilibrada debe considerarse en ausencia de contraindicaciones claras".
En diálogo con Infobae, Silvina Tasat, licenciada en nutrición y miembro titular de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), destacó "para muchos la leche está en el picota: somos mamíferos y el primer alimento que se consume después de la leche materna es la leche vacuna. Luego es vital durante la niñez y la adolescencia porque ayuda a formar dientes sanos; y hasta los 25 años, tanto para varones como para mujeres, se hace la reserva de calcio en los huesos que será la que va a prevenir cuando seamos adultos mayores, y tengamos osteopenia (cuando el cuerpo no fabrica nuevo tejido óseo), osteoporosis (cuando los huesos se debilitan y se vuelven frágiles), sarcopenia (pérdida degenerativa de masa muscular). Y si no se hizo esa reserva es muy difícil mantener los huesos saludables a lo largo del tiempo".
Paradigmas nutricionales en pugna
¿Qué hacer con los planes alimentarios que proponen reemplazar la leche por otros grupos de alimentos, proveedores de fuentes de calcio, para obtener la misma cantidad de nutrientes que aportan las tres porciones de lácteos?
Consultada por Infobae Tasat respondió: "las tres porciones diarias de lácteos, según las guías alimentarias argentinas, se cubren con 500 ml de leche o yogur o una porción de 30 gramos de queso compacto. Para los que dicen: "si comes 100 gramos de semilla de sésamo, cubrís la ingesta de leche". Yo desafío a cualquier persona a comer todos los días 100 gramos de semilla de sésamo… a ver qué pasa con su organismo".
"Claramente las personas tendrían problemas intestinales…, además lo que tendríamos que tener en cuenta es que estamos hablando de una tabla de composición química. Unos 100 gr de semilla de sésamo tienen 1000 ml de calcio. Y en alimentación se habla de la biodisponibilidad, y quiere decir: la capacidad que tiene el organismo de absorber un nutriente, una vez que entra al cuerpo. La leche tiene la máxima biodisponibilidad, en cuanto al calcio. En cambio, los productos vegetales tienen la mínima, porque nosotros no somos pajaritos", aclaró Tasat.
"Se escuchan sobre la leche, falsos mitos como por ejemplo que los chicos deben dejar de tomar leche porque produce mucosidades. No existe ni un solo estudio científico con evidencia que demuestre esto. Tampoco existe ningún estudio con evidencia científica que avale que la leche produzca caries dentales. Todo lo contrario, la lactosa tiene sobre los dientes un efecto protector".
Más beneficios
Los beneficios de la leche de vaca no se limitan exclusivamente a su valor nutricional, sino que se extienden más allá y presenta una estrecha relación con la prevención y tratamiento de las enfermedades crónicas no transmisibles como obesidad, diabetes, hipertensión arterial, dislipemias, síndrome metabólico y osteoporosis.
Tratada industrialmente, la leche, ha supuesto un gran avance en nutrición humana y su consumo generalizado ha contribuido a mejorar notablemente el nivel de salud de la población mundial.
Es considerado un alimento completo y equilibrado que aporta proteínas de alto valor biológico, y un excelente vehículo de nutrientes como vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales, omega 3, fibras fermentables, a través de procesos de fortificación.
Qué pasa entre los argentinos y la leche
Infobae tuvo acceso al estudio, "Los argentinos y el consumo de lácteos", realizado por Kantar Division Insights, que presentó Mastellone y contó con el aval y asesoría científica de la médica especialista en nutrición Mónica Katz, presidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), y de Silvina Tasat. En la encuesta ómnibus participaron 1205 casos, una muestra representativa de la población adulta de todo el territorio argentino. A partir de las siguientes preguntas disparadoras, los resultados analizados:
¿Cuántas porciones de lácteos consumís diariamente, si es que lo hacés?
• El 86% de la población argentina consume menos porciones de lácteos que lo recomendado por la secretaría de Salud de la Nación
• Los niveles socio-económicos más altos son los que más consumen lácteos
• El volumen consumido no cambia de acuerdo a la región.
¿Sabías que se recomienda consumir 3 porciones de lácteos al día?
• Apenas 33% de los argentinos saben que se recomienda consumir 3 porciones de lácteos.
• El conocimiento de la ración diaria recomendada es mayor entre mujeres y entre los de +65 vs. los de 18 a 24 años.
Equivalencia de 1 porción: 200 ml de leche, 200 cc de yogur y 30 g de queso.
¿Cuánto saben los argentinos sobre lácteos?
• 9 de cada 10 argentinos reconocen como falso que la leche sea un producto solo para niños.
• Asimismo, 7 de cada 10 saben que es falso que los lácteos aumenten el riesgo de padecer osteoporosis y puedan generar caries.
• 6 de cada 10 consideran que no existe asociación entre consumo excesivo de lácteos y mucosidad y asma.
• Sin embargo, es muy alta la proporción de argentinos que cree que los intolerantes a la lactosa no pueden consumir lácteos.
• En cuanto a la comparación de leche y extractos de semilla, almendra y soja, prima el desconocimiento.
Infografía: Marcelo Regalado
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