Por Fabricio Portelli
Pocas fiestas regionales se han vuelto tan atractivas como la Fiesta Nacional de la Vendimia, a la que asisten turistas nacionales y extranjeros de todo el mundo.
En plena cosecha, se respira alegría en todas las bodegas, y la curiosidad de los visitantes se mezcla con la ansiedad de los bodegueros, y la adrenalina de agrónomos y enólogos trabajando codo a codo con los viñateros, porque marzo es época de cosecha. Es más, muchas uvas ya se han recolectado y convertido en vino, sobre todo las que se utilizan para base de vinos espumosos. También muchas variedades blancas y tintas dedicadas a vinos jóvenes. Las uvas más preciadas, destinadas a los vinos más importantes de las bodegas, aún están en las plantas, esperado por su punto óptimo de madurez. Son días y noches largas, sin descanso, y en constante guardia para atenuar cualquier inclemencia climática.
Los últimos años fueron particularmente complicados, porque en 2014 y 2015 las lluvias y las altas temperaturas provocaron distintas complicaciones en diversas zonas. Además, 2016 fue la vendimia más rara y reducida de los últimos 30 años. Por suerte, en 2017 las cosas empezaron a volver a la normalidad, en calidad y cantidad. Y con la calidad de uva de la 2018, los enólogos se ilusionan con lograr los mejores vinos de su vida.
La 2019 marcha muy bien, con los pronósticos de cosecha muy cercanos a la media, y con la calidad que se espera de los buenos años. El problema este año será otro; la puja entre viñateros y bodegueros por el precio de la uva. Ya que, por la caída de las ventas, las grandes bodegas no están dispuestas a elaborar las cantidades planificadas, y por ende quedará mucha uva sin recolectar, obligando a muchos a bajar sus precios por la abundancia de oferta.
Pero nada de esto puede opacar la fiesta, porque todos los involucrados en la industria del vino trabajan para dar placer. Porque en definitiva eso es el vino, placer embotellado, listo para brindar, ser compartido y disfrutado. Por eso, cada año y sin importar la coyuntura, la fiesta de la vendimia se festeja en Mendoza.
Una pausa para todos los trabajadores del vino en medio de la vorágine que propone la cosecha. Son los días cruciales que se esperan todo el año, en los que agrónomos y enólogos recorren las fincas degustando uvas para decidir cuando cosechar. Y la evolución cualitativa de los vinos argentinos no ha hecho más que complicar un poco el panorama, porque si bien hoy hay más información, y los viñedos llegan mejor preparados, la viticultura de precisión exige que en muchos casos las parcelas se cosechen por separado y en distintos momentos.
En muchos casos no es tan matemático, ya que por los "lunares" de algunos viñedos; dados por la heterogeneidad de los suelos; es necesario realizar varias pasadas en una misma hilera. Además, hay muchos enólogos que buscan distintos puntos de madurez para una misma uva, y cosechan dentro de una misma parcela en momentos diferentes. Estas uvas llegan a bodega y obviamente se elaboran por separado, para que luego el enólogo decida el blend final. Porque una uva cosechada más temprano dará un vino más liviano (con menor graduación alcohólica) y más refrescante (con mayor acidez natural). Mientras que con una uva más madura se pueden lograr vinos más amables y menos vivaces, pero con mayor volumen y profundidad.
En definitiva, actualmente cada enólogo busca elaborar la mayor cantidad de vinos posibles desde la viña para poder tener más elementos al momento de concebir los vinos que finalmente saldrán al mercado. Es decir, que además de haber vinos elaborados de una sola cepa cosechada en el mismo momento, hay muchos "blends" del mismo cepaje en los que se combinan diferentes vinos, ya sea por haber sido cosechados en diferentes días, o bien porque sus métodos de elaboración difieren. Y así como un pintor precisa muchos colores en su paleta al crear un cuadro, un enólogo necesita muchos vinos para dar con su obra de arte bebible.
Luego llegará el invierno, momento de poner algunos vinos en barrica y realizar los trabajos de poda en la viña, preparando las plantas para la próxima cosecha. En primavera florecen las vides y los primeros blancos y rosados del año salen a la cancha. Y con la llegada del verano, los racimos renacen y una vez más llega la vendimia, ese gran comienzo del ciclo virtuoso que todos celebran.
Una fiesta para no perderse nada
Si bien los festejos oficiales comenzaron el 25 de febrero, el puntapié inicial de la gran celebración es el sábado 2 de marzo a las 21hs, con la Bendición de los Frutos, en el departamento de La Paz. Allí se realizará la tradicional ceremonia donde se le agradece a Dios los frutos sanos obtenidos de la cosecha, y se ofrece el vino nuevo.
Luego se realiza el "Golpe en la Reja del Arado", que simboliza al hombre que labra la tierra, suplicando a la Virgen de la Carrodilla por la bendición del fruto nuevo.
El viernes 8 (desde las 20hs) se presentará de manera oficial a las candidatas a Reina de la Vendimia, en el Auditorio Ángel Bustelo. Luego, la celebración se muda a las calles mendocinas con una nueva edición de la Vía Blanca.
El tradicional desfile de carruajes ornamentados y luminosos que trasladan a las chicas concursantes que representan a cada departamento de la provincia: Agustina Burgos (Ciudad), Romina Fernández (General Alvear), Regina Coluchi (Godoy Cruz), Lucía Lamacchia (Guaymallén), Ludmila Dacrema (Junín), Romina Platero (La Paz), Griselda Gualpa (Las Heras), Luz Mercol (Lavalle), Micaela Vissani (Luján), Ana Belén Rodríguez Buttini (Maipú), Melina Martínez (Malargüe), Aixa Caruso (Rivadavia), María Laura Micames (San Carlos), Martina Flores (San Martín), Yamila Carallol (San Rafael), Florencia Violino (Santa Rosa), Victoria Chaves (Tunuyán) y Giuliana Tumbarello (Tupungato).
El sábado por la mañana será el Carrusel, el colorido desfile por las calles de la ciudad, que repetirá el recorrido de 2018. Se trata de los mismos carruajes que transportaron a las aspirantes a reina la noche anterior en la Vía Blanca, pero esta vez escoltados por gauchos a caballo, con trajes típicos y la tradicional carreta tirada por bueyes.
Por la noche, en el Teatro Griego Frank Romero Day, se realizará el acto central de la Fiesta Nacional de la Vendimia 2019. Un gran espectáculo (televisado en directo por la TV Pública) con bailes folclóricos, representaciones artísticas, juegos de luces y sonido, y mucha música. Allí, tiene lugar la elección y coronación de la Reina Nacional de la Vendimia. Pero los festejos no terminan ahí, porque los días 10 y 11 se podrán vivir la segunda y tercera noche, con la repetición del espectáculo artístico.
Los precios de las entradas para el acto central serán de $500 (Malbec), $380 (Tempranillo), $200 (Cabernet), y $150 (Bonarda y Chardonnay). El sector Torrontés no se comercializa por estar reservado a personas con discapacidad.
Sin dudas, se trata de una de las fiestas populares al aire libre más grandes del mundo, y la política no podía estar ajena. El evento demandará una inversión de 120 millones de pesos; "un costo similar al de la última Fiesta de la Vendimia de la gestión del justicialismo con 'Paco' Pérez como Gobernador, hace cuatro años"; aseguró el secretario de Cultura provincial, Diego Gareca.
Fabricio Portelli es sommelier argentino y experto en vinos
Twitter: @FabriPortelli
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