Según un estudio, el dolor de las niñas se toma menos en serio que el de los niños

La evaluación precisa del dolor es fundamental tanto para el diagnóstico como para el tratamiento en la atención médica. Sin embargo, pocos estudios han examinado los posibles sesgos de género en la evaluación del dolor pediátrico. Por qué es fundamental eliminar los estereotipos

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“Cualquier sesgo en los juicios sobre el dolor puede exacerbar la prestación de servicios de salud injustos”
“Cualquier sesgo en los juicios sobre el dolor puede exacerbar la prestación de servicios de salud injustos”

Hombres fuertes y mujeres sensibles. Así se cree que funcionan las personalidades de los adultos. Sin embargo, una nueva investigación asegura que los posibles sesgos de género en la evaluación del dolor se establecen mucho antes, desde la niñez del ser humano.

Los resultados de un estudio, publicado por The Journal of Pediatric Psychology, a los que el investigador y autor principal Brian D. Earp describe como una "nueva área de investigación", contribuyen a una mayor comprensión de las diferencias de los sexos en el dolor, un tema que se ha estudiado principalmente en el contexto de los adultos.

Para los expertos los resultados demuestran una posible necesidad de una corrección del curso en atención pediátrica, donde los proveedores de atención médica podrían mostrar los mismos sesgos que influyen en el público en general."Los estereotipos explícitos de género, por ejemplo, que los niños son más fuertes o las chicas más sensibles, pueden sesgar la evaluación de los adultos sobre el dolor de los niños y exacerbar la prestación de servicios de salud injustos", sugirieron los autores de la investigación.

En el video se puede observar a un médico administrando un pinchazo a un menor
En el video se puede observar a un médico administrando un pinchazo a un menor

El estudio involucró a psicólogos de las universidades de Yale y Georgia en los Estados Unidos que mostraron a 264 hombres y mujeres de 18 a 75 años de edad, un video de un niño de aproximadamente 5 años cuyo sexo parecía ambiguo. En el clip, se puede observar a un médico administrándole un pinchazo .

Después de ver el video, a un grupo de voluntarios se les informó que el niño en cuestión se llamaba Samuel, mientras que a otro grupo se le mencionó que se trataba de una niña llamada Samantha. En función de la reacción del niño, se les pidió a los adultos que calificaran cuánto dolor creían que experimentaba el "niño" o "niña" en el video, en una escala de 0 a 100.

El experimento encontró que en promedio los adultos calificaron el dolor del niño en 50,42, y el dolor de la niña en 45,90, es decir que consideraron que Samuel experimentaba más dolor que Samantha, a pesar de las circunstancias clínicas idénticas y el comportamiento del dolor idéntico en todas las condiciones.

Para confirmar, aclarar y ampliar este hallazgo, se realizó un experimento de replicación y un estudio de seguimiento que examinó el papel de los estereotipos de género explícitos en la configuración de dichos juicios asimétricos (Getty Images)
Para confirmar, aclarar y ampliar este hallazgo, se realizó un experimento de replicación y un estudio de seguimiento que examinó el papel de los estereotipos de género explícitos en la configuración de dichos juicios asimétricos (Getty Images)

"El dolor no es una cuestión de género y su percepción suele ser muy subjetiva. Existen niños que tienen una capacidad mayor de tolerancia al dolor y otros que no la tienen tan desarrollada y esto en general depende de las vivencias que hayan atravesado; de las familias y de cómo ellas viven una situación de dolor, temor o enfermedad", explicó en diálogo con Infobae Felisa Lambersky De Widder, médica pediatra y psicoanalista miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina.

“Los estereotipos explícitos de género, por ejemplo, que los niños son más fuertes o que las chicas son más sensibles, pueden sesgar la evaluación de los adultos sobre el dolor de los niños”.

"Si los fenómenos que observamos en nuestros estudios se generalizan a otros contextos como los médicos, por ejemplo, tendría importantes implicaciones para el diagnóstico y el tratamiento de una enfermedad", indicó Joshua Monrad, segundo autor del estudio y aseguró que "el equipo espera que sus hallazgos conduzcan a una mayor investigación sobre el posible papel de los sesgos en la evaluación del dolor y la atención médica en general".

“El dolor en los niños no depende tanto del género, sino de las características de la personalidad y de las vivencias subjetivas de cada uno” (Getty Images)
“El dolor en los niños no depende tanto del género, sino de las características de la personalidad y de las vivencias subjetivas de cada uno” (Getty Images)

Por su parte, la licenciada Rosalía Álvarez, psicoanalista y coordinadora del Departamento de Pareja y Familia de APA, sostiene que más allá de una mayor sensibilidad femenina frente a los estímulos no se debería generalizar el dolor de los niños por su género.

"Existen mitos sobre lo femenino y lo masculino más allá de que la morfología corporal y la fuerza física en líneas generales se diferencien. Si bien hoy los niños juegan con muñecas y las niñas al fútbol, es cierto que se las considera más histéricas, más dramáticas, e incluso que desean llamar más la atención. En este caso se supone que fingen un dolor inexistente", concluyó Álvarez.

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