Por Fabricio Portelli
Pocos saben que el Día del Padre comenzó a gestarse en los Estados Unidos en 1910 gracias a un ciudadano que decidió homenajear a su padre, veterano de la guerra civil, que había enviudado joven y debió cuidar de sus cinco hijos. Luego, en 1924 el presidente Calvin Coolidge hizo del Día del Padre una celebración nacional, y más tarde (1966) el presidente Lyndon Johnson firmó una proclamación que declaraba oficialmente al tercer domingo de junio como el Día del Padre en Estados Unidos.
Pero en Argentina el primer festejo del Día del Padre se realizó un 24 de agosto de 1958. Ese día, pero en 1816, nacía Mercedes Tomasa de San Martín y Escalada, única hija del General Don José de San Martín, y por tal motivo el homenaje se extendió a todos los padres. Año más tarde y por por razones principalmente comerciales, se decidió festejar en la fecha estadounidense, como se hace en la mayor parte de Latinoamérica y Europa.
Se sabe que el vino es un buen regalo, y con algo de astucia y dedicación el resultado puede ser mucho mejor, porque se puede convertir en un obsequio inolvidable, tanto al momento de la entrega como al del descorche.
Esa capacidad de tener un valor percibido mayor al real radica en que no se trata solo de una bebida, sino de un mensaje en una botella. Un vino es más que un regalo, es un momento de placer, es una experiencia que dejará un recuerdo, son palabras de que describen sentimientos que se leen en las copas, y puede ser mucho más. Solo hay que invertir un poco de tiempo y el dinero que cada uno pueda, ya que, por suerte, al ser un gran país productor, hay vinos con atributos destacables en todos los segmentos de precio.
Mucho se ha escrito sobre cómo elegir un vino para papá. Claro que se puede tener en cuenta su carácter y buscar un vino alusivo, o una botella que replique su nombre ya sea por coincidencia de marca o por etiqueta personalizada, o también alguno de los tantos lindos estuches que hay disponibles en las vinotecas, muchos de los cuales se lanzan especialmente para la ocasión.
La diversidad del vino argentino brinda un sinfín de posibilidades, aunque eso muchas veces parece complicar más de lo que pueda ayudar. Por eso, es necesario tener algunos tips a mano, pero no de vinos precisos, porque sería muy injusto y poco objetivo poner el foco en tal o cual etiqueta. Los consejos tienen más que ver con categorías, con estilos o con formatos que permitan encaminar la búsqueda hacia un resultado seguro: un vino
5 tips para dar con el mejor vino para papá
La novedad
Lo nuevo siempre tiene un sabor especial y la seguridad que papá aún no lo haya descorchado. Cabe aclarar que una nueva cosecha ya es un vino nuevo, porque más allá de intentar mantener el estilo, los vinos van cambiando con el paso del tiempo. Y no solo tiene que ver con el clima específico de la añada, sino muchas veces también con la evolución misma del terruño y de los hacedores.
Es fácil dar con las etiquetas recién llegadas en una vinoteca porque siempre están bien identificadas. La clave estará en aprender bien las virtudes de ese vino y poder saber cuán novedoso es, más allá de sus características y potencial de guarda.
El original
Si bien original no es sinónimo de calidad, la rareza suele llamar la atención, y más si viene acompañada de la calidad. Pero no hay que dejarse llevar tanto por las apariencias, porque ser original por fuera no garantiza innovación por dentro. Es por ello que hay que preguntar que hay más allá de la etiqueta, que suelen ser llamativas. Una variedad poco utilizada hasta ahora en la Argentina, una combinación de cepajes poco frecuente, un método nuevo de elaboración, un terruño extremo o un vino de autor de enólogo reconocido, porque suelen ser diferentes de los que hacen en sus grandes bodegas.
El formato
Acá no se acostumbra mucho pero cada vez más se ven botellas magnum, es decir de 1,5 litros; el doble que las clásicas de 750cm3. Qué tienen ventajas más allá de contener más vino, que son más vistosas, que sirven para compartir un momento con más personas, y que llaman mucho más la atención al descorche. Pero por sobre todo, que el vino evoluciona mejor allí, porque a mayor volumen el añejamiento será más delicado y prolongado, siempre y cuando las condiciones de guarda de la botella sean las adecuadas: rincón oscuro y tranquilo, a temperatura constante (menos de 20 grados) y en posición horizontal.
El añejo
Este quizás sea el vino más indicado para papá, sobre todo si existe la posibilidad de descorcharlo juntos a corto plazo. Hoy, las grandes bodegas están sacando a relucir joyas bebibles guardadas en sus estibas. Vinos que hasta hace poco ni siquiera tenían valor de inventario, sino que iban quedando con el paso del tiempo, siempre bien guardadas en las cavas.
La curiosidad de muchos enólogos jóvenes actuales y la memoria de los que pintan canas, movilizados por algunos periodistas y restauranteurs, obligaron a empezar a ver qué había guardado. Y empezaron a surgir vinos Malbec de 1944 o 1974, Cabernet Sauvignon de 1963, Semillón de 1942, Riesling de 1966, y una gran cantidad de blends de los 70´ y 80´. No hace falta encontrar un vino del mismo año del nacimiento de papá, porque esa será una figurita muy difícil. Recién las próximas generaciones van a poder hacerlo sin problemas. Pero sí se pueden buscar vinos de años especiales para papá: cuando se recibió, cuando se casó, cuando se convirtió en padre o en abuelo.
En fin, descorchar un vino añejo es muy emocionante más allá del significado del paso del tiempo. Porque hay que hacer todo con delicadeza, sacar el corcho suavemente, servirlo con mucho cuidado, y sobre todo, prestarle mucha atención, porque sus aromas y texturas son muy cambiantes a medida que pasan los minutos y el vino se airea. Ése será el momento para recordar y disfrutar.
El Champagne
No hay celebración sin espumantes en las copas, y sin dudas el Champagne es el rey. Pero atención que no es suficiente con que provenga de la afamada región francesa, ya que hay otras cuestiones a tener en cuenta para alcanzar el éxito. En primer lugar la añada. Es sumamente importante saber de qué año es el espumoso porque la mayoría son "Cuveé", es decir, mezcla de vinos de diferentes años, y no hay referencia para guardarlos.
El Champagne y sus emuladores alrededor del mundo, son vinos que ya están listos al llegar al mercado. Pero también es cierto que aquellos en los que figura la añada son especiales, porque el año permitió una mejor madurez y por ende esos vinos gozarán de mayor potencial de guarda. En nuestro país todos los años se pueden hacer "vintage" porque el sol abunda. Y por suerte desde hace un par de décadas y empujados por un par de pequeños productores, los espumosos nacionales han evolucionado al nivel de competir de igual a igual con muchos Champagnes.
La gran diferencia que se puede lograr con un Grand Cuvée Millésimée nacional es que para un padre argentino significa algo más que un famoso vino francés. Del argentino se puede sentir orgullo, repetir la experiencia en diversas situaciones, e incluso viajar a la bodega y conocer al enólogo.
5 Vinos para sorprender a papá
1) La novedad
Luigi Bosca Del Alma 2017
Bodega Luigi Bosca, Primera Zona, Mendoza
Es la última novedad de la bodega, recién llegada al mercado y en línea con la moda de los blends blancos. Un vino pensado desde la viña, combinando algunos de los cepajes que más conoce y defiende el Ing. Alberto Arizu: Chardonnay, Sauvignon Blanc, Pinot Gris, Viognier y Riesling. De aspecto brillante con reflejos acerados, sus aromas son equilibrados y expresivos, con notas de frutas blancas y cítricas. En boca es refrescante, con fuerza y profundidad. De paladar franco y voluptuoso, de texturas vibrantes y un carácter frutal bien definido. Con cuerpo y final persistente con toques florales. Es un blanco con personalidad propia y potencial de guarda.
Puntos: 90
2) El original
Sunal Ilógico 2016
Agustín Lanus Wines, Alto Valle Calchaquí
Después de conocer o escuchar a Agustín Lanus, este Malbec se vuelve totalmente lógico, porque es parte de los hallazgos que el winemaker logra en su búsqueda permanente por llevar a la fama a los vinos de esa región extrema. De este original y único blend de terruños solo se hicieron 8800 botellas. Combina Malbec de Luracatao y Pucará (Salta), con toque de Hualfín (Catamarca) y Amaicha (Tucumán). Es un blend de las tres provincias que conforman el Valle, desde la punta más baja hasta la más alta. De buen volumen y cierto carácter, posee equilibro con dejos rústicos pero muy bien logrados. Con frescura y taninos incipientes, agarre y una jugosidad leve pastosa que le aporta estructura y profundidad. Un tinto joven con mucha personalidad y gran potencial.
Puntos: 91,5
3) El formato
Clos de los Siete 2014
Clos de los Siete, Vista Flores, Valle de Uco
Esta es la 13ra cosecha consecutiva de este vino (aunque ya salió la 2015) que inspiró uno de los proyectos vitivinícolas más imponentes del mundo. Un blend a base de Malbec como siempre, y con un concepto muy bien definido desde el campo por Michel Rolland. Y si bien no está concebido como un vino de guarda, como buenos franceses pensaron en los grandes eventos y embotellaron varias magnum. Se nota su suave evolución, con aromas equilibrados y buena fluidez. La madera se va integrando y llena la boca con expresión frutal y frescura, también con especias y taninos vivaces, que lo hacen muy versátil para la mesa.
Puntos: 89
4) El añejo
Trapiche Fond de Cave 1982
Trapiche, Maipú, Mendoza
Se sabe que el Cabernet Sauvignon es de los tintos que mejor evoluciona, y de ahí su fama internacional ligada a los vinos de Burdeos (Francia). Pero lo sorprendente es encontrar exponentes locales que, sin haber sido concebidos para la guarda, demuestren un presente tan digno como complejo. De aromas equilibrados y buen volumen. No es muy expresivo pero si mantiene mucha armonía. De paso delicado, mantiene cierto agarre con una madurez casi moderna. Un vino que todavía tiene más para dar, con notas de membrillo, especias y dejos ahumados que le dan más profundidad al paladar.
Puntos: 92
5) El Champagne
Cruzat Millésime 2006
Cruzat, Valle de Uco
Pedro Rosell es uno de los grandes hacedores de espumantes que hay en la Argentina. Dedicado exclusivamente a las burbujas desde hace casi 20 años, sorprende con este vintage a base de Pinot Noir que pasó diez años sobre borras. Esto le ha conferido un carácter único. De aromas sutiles y maduros, con algo de manzana asada y levaduras. De paladar fresco y amable, con burbujas finas y buen volumen. Mantiene la estructura varietal aunque bastante domada por el paso del tiempo, y se convierte en el exponente local con más tiempo sobre borras. Un vino especial para brindar en ocasiones muy especiales.
Puntos: 91
Fabricio Portelli es sommelier argentino y experto en vinos
Twitter: @FabriPortelli
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