Por Fabricio Portelli
Marcelo Tinelli es una de las personas más famosas de la Argentina, y el más exitoso en la TV de los últimos veinte años. Sin embargo, eso no le asegura el éxito en otros rubros; muy por el contrario: le exige estar más a la altura de las circunstancias que cualquier otro. Porque nada de lo que haga fuera del ámbito del espectáculo mediático le puede restar prestigio. Y si bien es cierto que suele dar pasos firmes y lograr lo que se propone; como en su Bolívar natal y en el club de sus amores (San Lorenzo); no todo lo que toca es oro. Quiso cambiar el fútbol argentino y no lo dejaron.
Pero hay algo que le gusta mucho y cultiva desde hace varios años: el buen vino. Ya hacia fines de los 90 era fanático del Vega Sicilia Único, uno de los vinos más emblemáticos de España y del mundo. Cuentan sus allegados que en épocas del Badajoz (aquel equipo que condujo de segunda división de la Liga española de fútbol) y Showmatch a pleno, invitó a todo el equipo a disfrutar su vino favorito, uno de los mejores del mundo. A los pocos minutos quedó estupefacto porque dos de sus coequipers le habían agregado "Fanta naranja".
Sus gustos vínicos se fueron afinando a medida que el éxito crecía. Y así fue que junto a su amigo Hernán de Laurente (otro gran conocedor y apasionado del vino) decidieron hacer algo juntos, y encontraron en el vino algo que los unía y los entretenía. Porque está claro que al nivel de ellos ya no se trataba de emprender un negocio por necesidad, sino por placer.
Una llamada telefónica que recibió Hernán en Punta del Este derivó en la compra de la finca, que después se llamaría Lorenzo de Agrelo, igual que el emprendimiento vitivinícola.
En 2011 compraron 60 hectáreas en el complejo Santa María de los Andes, que incluye otros viñedos y algunos de los más exclusivos wine lodges del hemisferio sur. Ubicado en la parte más alta de Agrelo, a 1200 metros, sus parcelas ostentan mucha pendiente.
Hombres prácticos, luego de esa charla de verano, se dispusieron a viajar a Mendoza y visitaron cinco de las principales bodegas, y ahí nomás eligieron dónde y con quién querían hacer sus vino. "Estaba claro que tenía que ser alguien que estuviera a la altura de Marcelo, por su exposición", afirma Hernán. Y fue en Catena Zapata que decidieron ofrecerle el desafío a Alejandro Vigil. Poco tiempo después fue el enólogo quien terminó de convencerlos no solo de comprar el viñedo en Alto Agrelo, sino que además los empujó a lanzarse cómo bodegueros.
Y ya hace siete de la primer cosecha del Fede (2011), vinificada en Catena Zapata, al igual que la 2012. Pero esas fueron partidas muy limitadas de un Malbec top (se lanzó en 2014 a $1850) de solo 1000 botellas cada añada, en honor a Federico Rivero, el mejor amigo de la vida del conductor.
Sin dudas, ese vino marcó el camino y la estrategia a seguir, y así fue que empezaron a diagramar las diferentes líneas de la bodega de arriba hacia abajo.
Al principio, el lanzamiento incluyó un proyecto ambicioso de bodega y real estate que dejaron rápidamente de lado. Hoy la propuesta es más consistente y sólida, con una visión más precisa. Son dos socios-amigos que quieren hacer algo juntos que les de placer. Y en todo caso, en un futuro cercano y con los recursos que genere el mismo emprendimiento, construir una pequeña bodega con cava y lodge incluidos, para escapadas con familiares, amigos y clientes.
Hernán y Marcelo tienen muchos desafíos por delante con los vinos de Lorenzo de Agrelo, y que van más allá del negocio. Por un lado, convencer al consumidor para que los adopte como una opción. Pero también ganarse el respeto de sus (ahora) colegas, los bodegueros. Porque sin dudas es una gran oportunidad para el vino argentino que Tinelli se dedique al vino. Porque si a él le va bien, seguramente muchos nuevos consumidores surgirán gracias a su popularidad, incluso fronteras afuera.
Pero eso no los exime de hacer las cosas bien. Por eso, será indispensable que la estrategia y los vinos tengan lógica y consistencia. Ya no más un solo vino de alto precio y de pocas botellas. Ahora es tiempo de dejar de jugar y emprender el nuevo negocio en serio. Y más allá de no tener hoy bodega propia, Marcelo y Hernán ya cuentan con lo más importante: las viñas y la confianza en que pueden lograr los vinos que deseen.
Los nuevos vinos de Marcelo
Las 60 hectáreas se plantaron con Malbec (80%) y el resto con Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Petit Verdot. Actualmente es Matías Prieto el responsable enológico, quien forma parte del team del reconocido agrónomo y winemaker Alejandro "Colo" Sejanovich.
El 2011 y 2012 se hicieron solo 1200 botellas (4 barricas), con uvas compradas a sus vecinos de Santa María; lo mismo que en 2013. Pero a partir de 2014 comenzaron a utilizar sus propias uvas para concebir sus etiquetas.
Actualmente Lorenzo de Agrelo produce 4500 botellas de Fede, 11.500 de Lorenzo (entre los tres Malbec de parcela) y 30.000 de la línea Mártir (entre los tres varietales).
"Para acompañar al Fede queríamos hacer otro Malbec, pero nuestros enólogos asesores insistieron en hacer tres diferentes para mostrar todo el potencial de la finca e ir conociéndola a través de los vinos", explica Hernán. Es por ello que Lorenzo es una línea de tres Malbec de diferentes parcelas de la cosecha 2014. Lo Sagrado es de La Sur 38, ubicada a 1.008m de altura, con exposición al Sur. Y por consiguiente el vino más fresco y tenso de los tres; para Hernán es el de mayor potencial. Lo Bendito es de El Medio 37, ubicada a 1.087m de altura, con exposición al Centro. Y Lo Divino es de La Norte 23, ubicada a 1.115m de altura, con exposición al Norte. Esto explica que los tres Malbec sean tan diferentes entre sí.
Pero es muy difícil sostener un proyecto a base solo de Malbec de Alta Gama, y en definitiva este también es un negocio (el más placentero seguro) para ambos amigos empresarios.
Así nace la línea Mártir, compuesta por un Chardonnay 2016, el único vino que se elabora fuera de Agrelo (Los Árboles, Tupungato), un Cabernet Franc y un Malbec 2015.
Es interesante el estilo de los vinos, más por la fluidez que por la concentración, y esa diferencia se nota mucho entre los primeros Fede 2011 y 2012, y el 2013, porque siendo una cosecha más tradicional, el vino salió más fresco y moderno.
Hay algo de estilo europeo en los Lorenzo, que se nota fue buscado. Quizás hoy sea más conveniente pensar en ellos como el mejor para tomar (Lo Divino), para comer (Lo Bendito) y para guardar (Lo Sagrado). Pero si pueden lograr ir afinando la expresión de cada etiqueta con el correr de las cosechas y el mayor conocimiento de la finca, serán grandes Malbec con personalidades propias.
Por su parte, los Mártir son varietales más amables y directos en sus expresiones, y la idea es poder crecer en cantidad respetando la calidad y encontrar un estilo más definido.
El Fede va por buen camino, pero habrá que esperar los 2014, 2015, 2016 y 2017 para ver cómo sigue. No obstante, los socios-amigos ya están pensando en un nuevo vino Top, quizás un bivarietal en el que cada uno elija una parte del vino, ya sea una variedad y/o un estilo de elaboración, y que sea el enólogo el que vea la mejor manera de ensamblarlos para dar con un nuevo gran vino nacido de la amistad.
Saben que deben (y quieren) involucrarse cada vez más en los momentos específicos (cosecha, comienzo de crianza, cortes finales), para lograr vinos cada vez más personales, pero aún no pueden. Sin embargo, claramente no están en el día a día, pero cada día interpelan más a los agrónomos y enólogos que los asesoran.
Los vinos de Agrelo pueden tener más cuerpo que los del Valle de Uco, más allá de la elaboración. Y si bien los grandes vinos del mundo son más fluidos en el paladar, también son equilibrados y expresivos, y es la tensión y la frescura lo que marca la diferencia. Hay algo de eso en los nuevos vinos de Marcelo, que intentan proponer algo diferente en el marco de Agrelo. El desafío es colaborar para llevar a ese terruño al tope de los vinos argentinos, y para ello deben conocer muy bien a sus vecinos y ganarse su respeto (Pulenta Estate, Viña Cobos, Séptima, Catena Zapata, Finca La Anita, etc.), ya que ellos también serán fundamentales para legitimar los vinos de Lorenzo de Agrelo.
Degustación
Mártir Chardonnay 2016
Lorenzo de Agrelo, Los Árboles, Tupungato
(Marzo 2018 $480)
De aromas expresivos e intensos, con buen cuerpo. Algo licoroso con cierta madurez pero dominado por la frescura. Es un blanco algo potente con buen volumen pero no muy profundo, y con notas de levaduras. Es un vino bien logrado pero con un carácter maduro de fruta que sobresale. Servir decantado. Beber entre 2018 y 2020.
Puntos: 89
Mártir Cabernet Franc 2015
Lorenzo de Agrelo, Alto Agrelo, Luján de Cuyo
(Marzo 2018 $590)
De aromas intensos y expresivos, sin mucho carácter pero con buen expresión varietal. La tipicidad herbal se hace sentir, pero en boca es algo diluido. Con buena frescura y paladar vibrante. Directo y algo lineal, pero su textura es interesante, fresco y franco. No muy jugado pero de final agradable y perfumado. Beber entre 2018 y 2020.
Puntos: 90
Mártir Malbec 2015
Lorenzo de Agrelo, Alto Agrelo, Luján de Cuyo
(Marzo 2018 $620)
Refrescante y con agarre, pero hay algo firme en su paso por boca. De buen volumen y leves tostados de la crianza (12 meses en roble francés, solo 16% barricas nuevas) que se hacen sentir al final. No es muy jugado, y el tostado sobresale, pero posee un buen ataque, fresco y voluptuoso, con algo más herbal que frutal. Con fuerza pero sin persistencia. Beber entre 2018 y 2019.
Puntos: 89
Lorenzo Malbec Lo Bendito 2014
Lorenzo de Agrelo, Alto Agrelo, Luján de Cuyo
(Marzo 2018 $980)
Malbec con buen volumen, fuerza y agarre. De paso mordiente y con el mismo estilo de sus pares de línea pero más volumen y algo más cálido. De paladar fluido y expresivo, con notas de frutos negros y suaves ahumados finales. Es ideal para acompañar carnes rojas asadas. Beber entre 2018 y 2021.
Puntos: 90
Lorenzo Malbec Lo Divino 2014
Lorenzo de Agrelo, Alto Agrelo, Luján de Cuyo
(Marzo 2018 $980)
Elaborado con uvas provenientes de la parcela más al Norte. De buen volumen y fluidez, trago no muy profundo pero con volumen, y la frescura bien integrada. De paso mordiente y especiado, con notas de frutas rojas maduras, casi confitadas, y las notas de crianza muy bien logradas. Beber entre 2018 y 2021.
Puntos: 90
Lorenzo Malbec Lo Sagrado 2014
Lorenzo de Agrelo, Alto Agrelo, Luján de Cuyo
(Marzo 2018 $980)
De aromas sueltos y paladar poco expresivo, muy fluido pero con vibrancia y cierta complejidad. Hay un vino integrado, sin tanta fuerza pero con una intención más jugada. De paladar austero y fresco, en la copa va de menor a mayor y ostenta un buen potencial de guarda. Beber entre 2018 y 2022.
Puntos: 91
Fede 2013
Lorenzo de Agrelo, Alto Agrelo, Luján de Cuyo
(Marzo 2018 $2400)
De aromas equilibrados y muy buena fluidez, con cierto agarre y paso vibrante. No tiene mucha fuerza, pero su frescura está muy bien lograda, y la expresión de la fruta es austera. Hay volumen con algo de fruta roja viva sobre el final que convive en armonía con las notas de crianza (12 meses en barricas de roble francés nuevas). Beber entre 2018 y 2022.
Puntos: 91
Fabricio Portelli es sommelier argentino y experto en vinos
Twitter: @FabriPortelli
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