Por Fabricio Portelli
En verano, los tragos y las cervezas desplazan al vino a un segundo plano. Además, el auge de la cerveza artesanal inundó de cervecerías las calles de Buenos Aires, proponiendo un esquema simple y amigable al bolsillo para los jóvenes.
Pero lo nuevo en los barrios porteños son los bares de vinos, que proponen al igual que en las principales capitales del mundo, disfrutar muchos vinos por copa a cualquier hora del día.
Todo comenzó allá por fines de los 90 con la inauguración del Gran Bar Danzón (Recoleta), un auténtico wine bar al mejor estilo neoyorquino que ostentaba una nutrida cava a la vista, y proponía una amplia oferta de vinos por botella y por copa. Estos últimos salían a temperatura controlada de una expendedora. Y mientras el vino estuvo en auge, el Danzón se mantuvo como lugar de culto para los enófilos. Pero con el tiempo, el restaurante y la barra de tragos le ganaron la pulseada a los vinos.
También hubo otros intentos que quisieron aprovechar la irrupción de los nuevos vinos de alta gama locales, tanto de grandes bodegas como de pequeños productores, pero ya son historia.
Sin embargo, el paso del vino es arrollador. Y si bien el consumo sigue con tendencia a la baja, se consolidan los buenos exponentes, básicamente porque la calidad mejora cosecha tras cosecha, más allá de las coyunturas; y esto genera cada vez más interés y más consumidores.
Pero no es tan fácil para un establecimiento centralizar todo en el vino, porque es una bebida muy asociada al disfrute alrededor de la mesa, y esto lo aleja de los mediodías laborables, por ejemplo. Tampoco es elegido en las salidas nocturnas más allá de los espumosos. Es decir que su lugar fuera del restaurante es todo un desafío.
Por suerte, hay varios empresarios gastronómicos que ven en el vino su mejor aliado, y se animaron a proponer un revival de los bares de vino. Algo que en el país donde es la bebida nacional suena muy lógico.
Buenos Aires, buenos wine bars
Los últimos serán los primeros, reza el popular dicho, y en Vico (Villa Crespo) se lo tomaron en serio. Porque allí instalaron el mejor sistema para dispensar y preservar vino en forma automática. Se trata de los dispensers Wineemotion que hacen posible ofrecer a los clientes más de 130 vinos por copa a la temperatura adecuada y en óptimas condiciones. Fabricados con diseño italiano y perfectas terminaciones, cuentan con alta tecnología y gran versatilidad de soluciones a la hora del servicio de vinos. Además, permiten conservar los vinos durante 4 semanas y controlar la dosificación exacta, sin desperdicio.
"El vino por copa es el futuro en el consumo de vinos, y ésta fue una de las grandes conclusiones de la Feria Internacional Vinitaly. Es por esta razón que decidimos apostar a este proyecto ya consolidado en más de 30 países en el mundo, e importar los dispensers a la Argentina, país con un mercado muy desarrollado en vinos de alta gama", comentó Fernando Procupez, creador de Vico.
En un ambiente moderno y cuidado, pero nada ostentoso, las botellas son el centro de atención, expuestas en los dispensers iluminados a lo largo del salón y a mano de todos. Ya que lo más atractivo de la propuesta es que los clientes pueden servirse cualquiera de los 136 vinos ofrecidos, las veces que quieran. La clave está en una tarjeta plástica y personalizada que se introduce en las máquinas, y se selecciona uno de los tres niveles (para probar, para degustar y para tomar) del vino elegido, y listo.
No hay carta de vinos simplemente porque está a la vista. La selección de las etiquetas estuvo a cargo del sommelier Pablo Colina, que siempre está allí para asistir a los comensales, no solo en el uso de las máquinas y de la dinámica que propone Vico, sino también para recomendar los mejores maridajes que salen de la cocina.
Los vinos están ordenados por tipo y estilos, y también hay algunos importados para ampliar el paladar. No se venden vinos por botella, y los espumosos salen de la barra. Todo está pensado para que la gente disfrute libremente y le saque el mejor provecho a los vinos por copa; quizás la mejor manera de conocer y aprender los secretos de la noble bebida. Sin duda es un lugar soñado para todo amante del vino, ideal para pasar a partir de las 18 hs y disfrutar con amigos un par de copas. Cabe destacar que es el único wine bar con más de 100 picos de Wineemotion en Sudamérica.
Otro de los que saben de vinos y wine bars es Aldo Graziani, el reconocido sommelier devenido en empresario gastronómico. Fundador de Aldo's Restorán Vinoteca (San Telmo), ya va por su tercer local. Porque al original, se le sumó a mediados de año Aldo's Wine Bar (Retiro) y el flamante Aldo's Palermo. Salvo en el wine bar, donde solo se ofrecen los 150 vinos que Graziani distribuye (entre 15 y 20 por copa diariamente), en los otros locales hay más de 500 vinos argentinos para elegir, tanto para servir en la mesa como para llevar a casa. Su propuesta es muy variada y se preocupa especialmente por ofrecer distintos vinos por copa semanalmente. Además, allí se organizan periódicamente ciclos de degustación con la presencia de distintos enólogos.
Recientemente, también en Palermo, abrió M Street Bar, el nuevo espacio de los fundadores de Bar du Marché y La Salumería, focalizado en la venta de vinos premium. En todos ellos se ofrecen vinos por copa seleccionados por la sommelier Mariana Torta, con el foco en varios vinos importados que la empresa se encarga de traer al país. Muy cerca de allí se encuentra Trova, que poco a poco va encontrando su lugar. Y si bien hoy el vino convive con la cerveza, las etiquetas de pequeños productores siguen siendo el principal atractivo. Allí, Alejandro Verbitsky se encarga de ir rotando semanalmente las etiquetas que salen por copa, bien acompañadas con diferentes tapeos.
Ser y Tiempo (Palermo) es un auténtico wine bar, un amplio living con mesa comunitaria y vidriera gigante a la calle Gorriti, donde Agustín (propietario) sirve directamente de su cava los vinos que más le gustan. Cruzando Juan B. Justo pero sin salirse del barrio, Pan et Vin es un pequeño local en donde también se pueden disfrutar diversos vinos boutique por copa que salen con tablas de fiambres, quesos y panes recién horneados en el lugar. A pocas cuadras de allí abrió sus puertas La Malbequería, un lugar (como su nombre lo indica) donde el Malbec es la estrella. Co-fundado por Juan Argerich, uno de los ingenieros agrónomos y hacedores de vinos más reconocidos del país, ofrece diversos espacios internos y externos para disfrutar vinos por copa.
Sin dudas, Lo de Joaquín Alberdi es la vinoteca más movida de Palermo. A metros de Plaza Serrano, la gente puede entrar y probar por copa algunos vinos que salen de una máquina expendedora de producción nacional, y escuchar las recomendaciones del carismático dueño de casa (Joaquín). O también sumarse a las degustaciones y eventos alrededor del vino que se ofrecen permanentemente.
En todo bar de vinos la comida cumple un rol fundamental, ya sea en formato de tapeos, tablas, appetizers, bocados o platos, su presencia es obligada y la propuesta siempre está pensada para ofrecer una experiencia inolvidable con cada copa de vino.
Fabricio Portelli es sommelier argentino y experto en vinos
Twitter: @FabriPortelli
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