Burbujas VIP: los mejores champagnes del mundo volvieron a la Argentina

Ahora se pueden disfrutar las mejores etiquetas en el país, las mismas que se sirven en los castillos, en las mejores fiestas del jet set y en las casas de las celebridades más famosas. La historia detrás de una de las bebidas más exclusivas

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El Champagne es un ícono a nivel mundial
El Champagne es un ícono a nivel mundial

Por Fabricio Portelli

Ícono del lifestyle en la actualidad y de las celebraciones desde hace algunos siglos, el Champagne fue, es y seguirá siendo el vino más famoso del mundo.

Oriundo de la región homónima al Norte de Francia, una zona muy fría y con tan poco sol que los vinos allí producidos hasta el siglo XVII solo tenían la ventaja de estar cerca del gran mercado de consumo de la época que era París. Pocos saben que se trata de una de las zonas vitivinícolas más tradicionales, donde se elaboraban vinos casi 20 siglos antes como una de las fuentes de recurso más importante. Eran vinos muy ácidos y sin mucho cuerpo, pero con un carácter domado por la conservación en toneles de roble.

Pero un día sucedió algo que cambió la historia. En la Abadía de Hautvillers, donde se producían vinos para comercializarlos, el estudioso monje Dom Perignon; ya tenía una vasta experiencia en vitivinicultura; descubrió (de alguna manera) el Champagne. En realidad se trató de una casualidad no tan casual, porque el fenómeno de la fermentación (responsable de generar el gas carbónico) lo pudo explicar Louis Pasteur recién dos siglo después.
Pero don Pierre ya venía viendo que algo raro pasaba en las cavas con los vinos remanentes. Un año los vinos comenzaron a guardarse en botellas, fraccionados durante el invierno. Pero al llegar la primavera y subir las temperaturas, las levaduras; "dormidas" dentro de las botellas por el frío invierno; retomaron su tarea generando gas carbónico. Así aquellas primeras botellas, tapadas con trozos de madera y tela, comenzaron a explotar. Y fue a partir de ese suceso que Dom Perignon perfeccionó ese vino, introduciendo el tapón de corcho para poder preservar esas burbujas inexplicables. "Estoy bebiendo estrellas", fue su frase inmortalizada.

Hace muy pocos días se celebró el Champagne Day en la embajada de Francia donde se degustaron algunos de los vinos íconos del holding de marcas de lujo más importante del mundo (IStock)
Hace muy pocos días se celebró el Champagne Day en la embajada de Francia donde se degustaron algunos de los vinos íconos del holding de marcas de lujo más importante del mundo (IStock)

Rápidamente los reyes europeos lo adoptaron para sus festejos y comidas importantes, y después de casi cuatro siglos el Champagne se mantiene como el vino más famoso del mundo y el más elegido a la hora del brindis.
Proviene de una superficie de 30.000 hectáreas plantadas con Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier, las únicas variedades autorizadas en la Apelación de Origen Controlada. Además, la reglamentación incluye el famoso método Champenoise, en el que la segunda fermentación (o toma de espuma) se debe hacer en cada botella. Por lo tanto, el Champagne nace como vino tranquilo, fundamentalmente blend, y luego con el licor de tiraje (levaduras y azúcar) se aporta el gas carbónico, un toquecito de alcohol y cierta complejidad en sus aromas y sabores, en forma natural.

Las etiquetas más prestigiosas, otra vez en el país

Ahora se pueden disfrutar las mejores etiquetas de Champagne en el país, las mismas que se sirven en los castillos, en las mejores fiestas del jet set y en las casas de las celebridades más famosos del mundo.

Es cierto que los precios nada tienen que ver con aquellos de los 90, cuando la convertibilidad permitía consumirlos acá al mismo precio que en Estados Unidos o Europa. Y lamentablemente esto los hace accesibles para muy pocos.

No obstante, la personalidad y el prestigio de estos vinos los hace únicos, y por eso sirven para celebrar ocasiones muy especiales. Y como los lujos hay que dárselos en vida, el esfuerzo bien lo vale.

Hace muy pocos días se celebró el Champagne Day en la embajada de Francia donde se degustaron algunos de los vinos íconos del holding de marcas de lujo más importante del mundo (LVMH).

Foto de principios del siglo XX que muestra una bodega con miles de botellas de champagne en proceso de maduración (Photo by Sasha/Getty Images)
Foto de principios del siglo XX que muestra una bodega con miles de botellas de champagne en proceso de maduración (Photo by Sasha/Getty Images)

La degustación arrancó de la mano del Señor Pierre Henri Guinard, embajador de Francia, quien afirmó que decir el mejor Champagne del mundo es el francés es una cacofonía, porque es el único Champagne del mundo. Pero este vino no sería lo que es sin las tradicionales Maison (bodegas), y sin el trabajo del hombre, ya que se trata de una zona de viñateros y no de industrias. La copa de cristal también es parte fundamental de la experiencia única que propone el más prestigioso de los vinos espumosos.

La degustación fue dirigida por Hervé Birnie Scott, Director de Bodegas, viñedos y enología, y quizás la persona que más sepa de esta bebida por estas tierras.

El primero fue el Rosé de Ruinart, la Maison de Champagne más antigua, inaugurada en 1729. Una casa reconocida por sus icónicas botellas y sus blanc de blancs a base de Chardonnay; por eso este vino, con un 15% de Pinot Noir, es una rareza. Luego fue el turno del Veuve Clicquot Extra Brut Extra Old, un Champagne elaborado con vinos de varias añadas desde 1996, conservados en la bodega. El blend se cría tres años en barricas y luego la toma de espuma en botellas dura tres años más.

El tercero no fue el vencido pero sí el ícono, y además llegó en botella magnum (1,5 l). Fue el Dom Pérignon Blanc Vintage 2009 (la añada más reciente lanzada al mercado). Interesante saber que entre 1921 y 1999 solo hubo 36 exponentes de añada, pero desde el comienzo del milenio se elaboró Dom Perignon en todos los años (menos en 2007), evidenciando la gran evolución cualitativa del Champagne. Después del gran señor, llegó La Grande Dame Blanc 2006, el vintage de Veuve Clicquot, un vino en honor a una de las mujeres más pujantes de la historia del Champagne y del vino.

Champagne, sinónimo de lujo y ostentación (Getty)
Champagne, sinónimo de lujo y ostentación (Getty)

A medida que las burbujas iban pasando el murmullo en la gran mesa crecía. Momento ideal para el Dom Pérignon P2 Vintage 1998, un Champagne que salió al mercado con más de 18 años, y de una cosecha extraordinaria. Las bodegas de Champagne suelen guardarse varias botellas de sus mejores vinos, y fue decisión del chef de cave lanzar este vino porque su evolución en botella le ha permitido alcanzar una segunda plenitud (P2).

El contraste con el Krug Grande Cuvée 163eme edition, el último de la degustación, fue notable. Porque mientras en Dom Perignon son enemigos de la oxidación, el Krug (que nace en la misma zona) se concibe a partir de vinos fermentados en madera y con crianza oxidativa, que le da ese carácter muy particular al Champagne más codiciado del mundo.

Los precios de estos champagne, íconos de la sofisticación y el lujo a nivel mundial, oscilan entre $1.350 y $10.600. Cada Maison posee una marcada identidad, pero todas tienen en común una trayectoria de más de 200 años de historia y comparten el respeto por el terroir y el inalterable compromiso con la más alta calidad.

Pero las buenas noticias burbujeantes no terminan allí, porque este año también desembarcaron en la Argentina Delamotte y Salón. Para su lanzamiento viajó Dider Depond, 11va generación de la familia propietaria, y la persona más indicada para revelar todos los secretos de ambos Champagnes. Estos vinos nacen en Le Mesnil-sur-Oger, en la Côte des Blancs, corazón de la región de Champagne, y se encuentran en selectas vinotecas y restaurantes. Las etiquetas disponibles son Delamotte Brut ($1800), compuesto por un 55% de Chardonnay, un 35% de Pinot Noir y un 10% de Pinot Meunier, con 30 a 36 meses de envejecimiento sobre lías. Y el Delamotte Blanc de Blancs ($2500), un Chardonnay 100%, más bien austero en su juventud, con un contacto sobre lías que se prolonga de 4 a 5 años antes del degüelle.

El champagne está presente en todos los grandes eventos (Getty)
El champagne está presente en todos los grandes eventos (Getty)

Pero sin dudas el ícono de los Champagnes a base de Chardonnay (Blanc de Blancs) es Salón, un vino que solo nace en años excepcionales y fue el pionero de la categoría, creado en 1921 a imagen y semejanza de su fundador (Eugène Aimé Salon). El vintage actual en todo el mundo, incluyendo la Argentina, es 2004. Un año tardío en Champagne así como en El Mesnil-sur-Oger, terruño legendario de la Côte des Blancs donde el equilibrio azúcar-acidez resulta perfecto, según Didier. El precio sugerido del Salón 2004 es $9900.

Otros Champagnes que también se consiguen en nuestro país actualmente son Taittinger y Bollinger (el preferido de James Bond).

Los espumosos argentinos no se quedan atrás

Hace tiempo que la evolución del vino argentino se nota en las copas, y eso incluye a las de Champagne. Porque al expertise de Chandon de más de 50 años, se le han sumado pequeñas casas especializadas en elaborar espumosos de alta gama con el método Champenoise. Así, Rosell Boher dio el punta pie inicial, y hoy se anima con vinos de hasta 70 meses de crianza sobre lías. Con casi 20 años en el mercado, los vinos elaborados por Alejandro "Pepe" Martínez ya han conquistado los paladares más exigentes. A sus reconocidos Brut, Rosé y Grand Cuveé Millésimée se le ha sumado el Casa Boher, un espumoso con las mismas intensiones pero de precio más amable.

Otra bodega que nació para las burbujas es Cruzat. Tanto confían en su calidad que organizaron una degustación a ciegas de Champagnes y algunos de sus vinos; el Cruzat Millésimée 2006 y el Blanc de Noir (a base de Pinot Noir) del mismo año que saldrá en 2018 y con 12 años de vida. El resultado fue sorprendente, porque la calidad, la frescura y la fineza de las burbujas hicieron confundir a varios de los degustadores profesionales. Esto habla de la gran calidad de estos vinos que ya nada tienen que envidiarle a los mejores Champagnes. Esto, las grandes bodegas lo entendieron y por eso suelen tener un espumoso de lujo entre sus etiquetas, como es el caso del Boheme (Luigi Bosca), Zuccardi Blanc de Blancs, Familia Schroeder, Cosecha Especial (Norton), Progenie (Bodega Vistalba), entre otros.

Pero no siempre hay que pagar mucho para disfrutar de un buen espumoso, ya que abundan las opciones de calidad en todos los segmentos. Y prueba de ello es el título de Campeón Mundial Rosé 2017 obtenido por el Chandon Brut Nature Rosé en el Campeonato Mundial de Champagne y Vino Espumante 2017. Además, Chandon Argentina también se consagró como el mejor espumante argentino 2017 ganando una medalla dorada por su Chandon Brut Nature Rosé y una de plata por el Chandon Brut Nature. Esta distinción marca un hito para la historia del vino espumante argentino, como reconocimiento internacional a su origen y calidad entre los mejores del mundo. Otro buen motivo para brindar.

Fabricio Portelli es sommelier argentino y experto en vinos

Twitter: @FabriPortelli

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