15 pequeños y sencillos hábitos para controlar el estrés

La “falta de tiempo” y el exceso de obligaciones son solo dos de las causas del cansancio crónico y la ansiedad. Una especialista explicó a Infobae cuáles son los errores más comunes que llevan a esta situación y reveló las claves para evitarlos

La “falta de tiempo” y el multitasking, dos aliados del estrés

Si se hiciera un registro de frases usadas en conversaciones cotidianas, una especie de registro de las expresiones más utilizadas, seguramente una frase aparecería con mayor frecuencia ante la pregunta "¿Cómo estás?". Es cada vez más habitual escuchar: "A full". ¿Es solo una frase comodín para indicar que no se está disponible para conversar? ¿O un hábito cada vez más arraigado de esta época? "Expresiones como "a full", "estoy a mil", "a contrarreloj", "tapadísimo de trabajo", y su esperable consecuencia: "destruido", "agotado", "hecho un trapo", "matado" o "quemado" son parte del paisaje lingüístico de estos días. Ahora bien, ¿por qué pareciéramos estar tan ocupados?

"Las exigencias laborales son cada vez mayores, y muchas veces las personas interpretan que mucho tiempo de actividad es sinónimo de eficiencia. Si el jefe lo ve "a full", su evaluación de desempeño va a ser satisfactoria. Sin embargo, mucho movimiento no necesariamente es equivalente a mucho logro. El moverse de un lado a otro, o estar pegado a la computadora no implica que realmente se estén produciendo los resultados esperados o que la atención brindada a la actividad sea de calidad óptima", explicó Laura Szmuch, coach en programación neurolingüística (PNL).

La especialista explicó que todo esto lleva a concluir que "la imagen de estar ocupado pareciera tener buena prensa" y que ante el ojo del observador, "una persona atareada no es vaga, y es, posiblemente, exitosa". Y si está ansiosa, nerviosa o acelerada, aún mejor: es responsable porque se preocupa.

El estrés constante puede tensionar el corazón de varias maneras (iStock)

En un mundo donde el estrés arrasa con la salud y también con muchas vidas, una interesante propuesta es detenerse a evaluar si toda esa actividad o pseudo-actividad es realmente necesaria, o simplemente una imagen que se desea dar. "Está bueno preguntarnos si todo ese exceso de trabajo no está siendo usado como excusa para no tener que decidir qué hacer con el tiempo libre, con la propia vida, y no pensar demasiado", agregó.

Otra característica cada vez más intensa es la de estar siempre apurados. En algunos casos, el exceso de obligaciones y compromisos contraídos por no saber prever o planificar bien el tiempo hace que no queden espacios entre actividades. "La gente describe cómo se percibe, utilizando frases como: 'Estoy al borde del precipicio', 'con la soga al cuello' o 'tapando agujeros', entre otras. Este ritmo de vida no es sostenible a lo largo del tiempo y es absolutamente incompatible con la salud física, mental y emocional", comentó Szmuch. Sin embargo, aseguró, muchos se resisten a cambiar, a parar un poco, o a organizarse con más eficiencia para poder anticiparse a los inconvenientes y no estar siempre solucionando problemas que podrían haberse evitado.

"Lo que en algún momento era la imagen de estar ocupado para parecer exitoso, se transforma en la bomba de tiempo más peligrosa para el sistema inmunológico, cardíaco, digestivo y neurológico".

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Al no dedicar espacio y tiempo para definir qué es el éxito, las personas posponen todo lo disfrutable para cuando tengan más tiempo. La vida es una sucesión de eventos que se surfean como quien lee un texto por arriba, haciendo lectura rápida. "Es una suerte de alucinación masiva, haciendo cosas de prisa para 'ahorrar tiempo', creyendo que se acaba, que es un material evanescente. Y pareciera que para sentirse exitoso ante la mirada de los demás hay que vivir de esa manera. No hay tiempo para ser amables con otros, civilizados en la calle, dejar pasar a un peatón o escuchar a un niño o un anciano", reflexionó.

Cuando las personas están sobre-adaptadas a la velocidad y exceso de trabajo, a convertirse en apagadores de incendios en lugar de astutos previsores, creen que eso es lo único posible. Lamentablemente, comentó la experta, se dan cuenta del error una vez que algún diagnóstico no favorable les da una señal de alarma, o cuando la empresa donde trabajan decide ayudarlos a bajar la velocidad, poniendo límites a los horarios trabajados, e implementando saludables técnicas antiestrés, a través de espacios de relajación, masajes, gimnasios, yoga, mindfulness (atención plena), respiración consciente, conciencia somática, coaching grupal o personalizado, o salidas recreativas. Por medio de este tipo de programas, las personas aprenden a desistir de la velocidad estéril, entienden que más rápido no necesariamente es más eficiente, y entienden la importancia del ocio creativo y de los espacios de descanso.

"Los departamentos de recursos humanos en las empresas tienen la responsabilidad de cuidar a los trabajadores y proveer las herramientas necesarias para cultivar salud y estados emocionales generativos, y quienes trabajan por su cuenta es imprescindible que entiendan que ellos son su mejor recurso, por eso es esencial cuidarlo y respetar los ritmos saludables", sumó.

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15 claves para "controlar" el tiempo

-Para aprender a desacelerar, es bueno usar el tiempo, en lugar de ahorrarlo.
– Invertirlo en cosas que ayuden a crecer, a sentirnos bien, a estar sanos.
– Imaginar que hay tiempo para todo, en especial tiempo para regalarse a uno mismo y a los demás, en forma abundante.
– Dejar pasar a los peatones en las esquinas, y ceder el lugar en las filas a otras personas, repitiendo: "Pase, yo tengo tiempo".
-Repetir interiormente "No hay apuro", "Puedo tomarme mi tiempo".
-Ser consciente de la respiración.
-Terminar lo que se está haciendo antes de comenzar algo nuevo.
– Hacer una cosa por vez.
-Cocinar una sopa en lugar de usar el polvito de una instantánea.
-Dejar el celular y pasar el desafío de tener la mente liberada durante algunas horas, sin chequear mensajes compulsivamente.
– Bajar del transporte público unas cuadras antes y caminar.
– Disfrutar de un baño de inmersión largo.
– Agendar tiempo libre, de no hacer nada.
-Masticar la comida hasta que esté totalmente deshecha en su boca.
-Comer como si se bebiera la comida. Beber como si se masticaran los líquidos.

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