Desde su irrupción, las redes sociales no hicieron más que cambiar patrones de comportamiento, formas de relacionarse y de mostrarse ante los demás. La vida privada pasó a ser pública y lo que no aparecía en las plataformas, no existía. Hasta ahora.
Al parecer, la llamada generación Z, que comprende a los nacidos entre 1995 y 2015 y viene a suceder a los Millennials, prefiere pasar del online al offline y dar marcha atrás en la avasallante irrupción de las redes sociales en la vida real.
hace un tiempo, comenzó a conocerse que estar pendiente de Facebook, Twitter e Instagram -las tres redes más populares- tiene un impacto en la salud mental que hasta el momento se desconocía.
Un estudio realizado por la Royal Society for Public Health (RSPH) y el Movimiento Juvenil para la Salud de Reino Unido ahondó en los efectos positivos y negativos en la salud mental de los jóvenes y para eso realizó una encuesta a 1.500 jóvenes de entre 14 y 24 años sobre catorce temas y cómo las redes sociales (Facebook, Twitter, Snapchat, Youtube e Instagram) afectaban su vida.
Comenzó a conocerse que estar pendiente de Facebook, Twitter e Instagram tiene un impacto en la salud mental
Entre los resultados más comunes encontraron que la necesidad constante de estar "presente u observar" generan ansiedad, soledad, depresión, sueño y afectan tanto su imagen personal como las relaciones en el mundo real.
Además, los investigadores explicaron que hay tres puntos negativos que aúnan a las cinco plataformas: el impacto negativo en torno a las horas de sueño, la posibilidad de sufrir bullying y el "miedo a perderse algo".
¿Será por eso que los más jóvenes comenzaron a dar de baja sus perfiles y, los más populares, los ponen en manos de terceros que se los manejen?
Como muchos de los millennials, Lena Dunham, no está más en Twitter. La última semana, la reconocida feminista Kara Swisher le había comentado al medio estadounidense Recode que abandonaría la plataforma porque sentía que era un espacio inseguro que había creado algo cancerígeno en ella.
Principalmente, ella estaba cansada de tratar con trolls. Dunham continuará escribiendo tweets pero las interacciones con los usuarios serán manejados por un staff.
Además, personas comunes de todo el mundo están abandonando sus cuentas en todas las plataformas. Entonces después de todos estos años de que las redes sociales nos "invadan", ¿los millennials y la generación Z está yéndose del espacio social?
Es un hecho que muchas personas desarrollaron una relación tóxica de dependencia con las redes sociales, mientras que a otras no les afecta tanto. Quizás el vínculo de "amor odio" con las redes sociales que muchos crearon, no es por la tecnología en sí, pero saben que están haciendo uso y abuso de ellos.
La necesidad constante de estar “presente u observar” generan ansiedad, soledad, depresión y sueño
Además de que las vidas de muchas personas -así como sus opiniones y pensamientos- se vieran plasmadas en las diferentes plataformas, el advenimiento de las redes sociales también trajo otros problemas como casos de abusos, homofobia, celos, envidia, falsas relaciones y escraches virales, entre otras cosas.
Ali Segel, conocida en el mundo online como Alison, es un claro ejemplo. La escritora de 29 años decidió abandonar Facebook, pero retornó a la plataforma muy rápido. "Lo borré cuando sentí que estaba stalkeando mucho", contó. ¿Qué es lo que la mantiene tan atada a esta plataforma? Como muchos, ella cree que es una herramienta laboral para promocionarse a sí misma y conseguir más clientes.
"Siento que lo necesito para ser relevante en mi trabajo, aunque soy consciente de que estoy en el borde de ser una adicta a internet, ni bien siento emoción voy a Facebook, Instagram, o Twitter y posteo ya sea un estado o una foto -reveló-. Siempre elijo interactuar con alguien antes que ocuparme acerca de lo que estoy sintiendo. Es una maravillosa forma de negar lo que está pasando en mi vida, fuera de la pantalla, de alimentar mi ego, de sabotearme y ser masoquista".
Jóvenes que respondieron a una encuesta sobre esta tendencia de abandonar las redes sociales, coincidieron en que "se siente bien no tener que luchar contra la justicia de las redes sociales, ni las guerras por los likes, ni las historias sensacionalistas, la propaganda acerca de la religión o política".
Otro de los consultados, que sigue teniendo su cuenta de Facebook únicamente para realizar eventos, opinó: "Definitivamente estoy más feliz cuando no estoy leyendo acerca de mis amigos, o atento al último posteo de mi inicio". Además, muchos se refirieron a la envidia y los celos que surgen a raíz de diferentes posteos de sus "amigos". "Lo que empezó como una manera de estar en contacto, para ver cómo vivían las otras personas, terminó siendo una obsesión".
La idea de que las redes sociales son algo que puede traer consecuencias en la vida de alguien que no esté pasando un buen momento, específicamente Instagram, no es nueva. Un estudio realizado en 2010 reveló que los jóvenes que pertenecen a esta plataforma se angustian y sufren depresión.
Estudios anteriores habían sugerido que los jóvenes que pasan más de dos horas al día en sitios de redes sociales son más propensos a padecer problemas psicológicos. "Ver a sus amigos constantemente compartiendo fotos de vacaciones o disfrutando de las noches, por ejemplo, puede hacer que los jóvenes sientan que se están perdiendo cosas mientras otros disfrutan de la vida", indicó el informe. "Estos sentimientos pueden promover una actitud del tipo 'comparar y desesperar'".
Los posteos en redes sociales también pueden establecer expectativas poco realistas y crear sentimientos de inadecuación y baja autoestima, según los especialistas.
Una de las principales razones por las que la generación Z se está yendo de las redes sociales es la necesidad de privacidad. Según el New York Times, esta generación está más al tanto de los límites y de la invasión del espacio.
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