El estrés es mala palabra para todos, si hacemos una encuesta 9 de 10 personas lo asocian a cansancio, desgano, falta de motivación, dolores musculares, presión alta y demás frecuentes consultas al médico.
Es comúnmente conocido como ese estado de cansancio mental y físico, donde el organismo no puede funcionar correctamente a partir de un factor que genera ansiedad y produce una sensación de ira, frustración o nerviosismo.
Combina las jornadas laborales eternas, las tareas que quedan sin terminar y se llevan a casa, o el trabajo en días libres, además de las propias tareas hogareñas o los compromisos familiares o de negocios. Son moneda corriente en la era de la hiperconectividad con el trabajo y las obligaciones.
Sin embargo, ¡el estrés es indispensable para la vida y sin reacción de estrés estaríamos muertos!
Así lo afirma a Infobae la doctora Laura Maffei, especialista en Endocrinología Clínica y profesora de Medicina del Instituto Universitario del Cemic.
"Es falso que debamos renunciar al estrés para ser felices, las personas que viven en armonía también conservan esta reacción ya que la misma es una de las mejores creaciones de la naturaleza para lograr nuestra supervivencia", precisa Maffei, que lleva adelante el Centro Médico Maffei.
La especialista nos recuerda la época del hombre primitivo, donde las amenaza de vida o muerte se vivía diariamente, para enfrentarse a un animal salvaje, un mamut o un diente de sable.
"Al percibir la amenaza, el cerebro de los primeros humanos enviaba una señal a las glándulas suprarrenales para que segregue adrenalina. Así se preparaba el corazón: late más rápido y aumenta la presión arterial, los músculos se tensan, las pupilas se dilatan para ver mejor, las extremidades palidecen ya que las arterias periféricas se contraen (¡no es cuestión de que el animal lo lastime y sangre demasiado!) aumenta el azúcar en sangre para dar energía, etc", comenta.
Y agrega: "Luego, rápidamente las suprarrenales también segregan otra hormona, el cortisol, que provee de más energía y también vuelve al cerebro, precisamente a la amígdala y al hipocampo, la zona de los recuerdos y emociones, para que esta situación el hombre no se olvidará más".
Luego de dicidir quedarse o huir, buscaba siempre su preservación. Después de este episodio descansaba, sus hormonas de estrés bajaban y se reparaba.
Las amenazas de hoy
"Hoy vivimos en alerta permanente, no hay más mamuts ni dientes de sable, pero nuestro cerebro no se dio cuenta y reaccionamos igual que si nos atacara un animal prehistórico frente al transito, una discusión familiar, un problema laboral, o a la conexión permanente con la tecnología", indica Maffei y agrega que nuestras hormonas de estrés hoy están permanentemente activadas.
"Cortisol y adrenalina sin descanso, ese es el estrés que nos enferma, es el estrés crónico. De una reacción saludable se convierte en una reacción tóxica", aclara.
Las consecuencias son ampliamente conocidas: presión arterial siempre aumentada, tendencia a arritmias, dificultad para dormir, aumento de peso, perdida da memoria, diabetes, colon irritable, cefaleas, contracturas, enfermedades autoinmunes, cansancio y enfermedades malignas.
¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra calidad de vida y reaccionar saludablemente a nuestras hormonas de estrés?
"Es una cuestión de dosis. Las hormonas de estrés son saludables en una cantidad determinada y un tiempo determinado. Así que hay que aprender del hombre primitivo y descansar", recomienda la experta.
Varias son las estrategias, como salir, pasear, hacer actividad física, no olvidarse de realizar una actividad placentera, compartir con amigos, realizar pausas activas en el trabajo, realizar terapia conductivo conductual en un centro especializado en estrés.
"Hoy contamos también con la técnica de Biofeedback la cual mediante sensores colocados en diferentes lugares del cuerpo evalúa las respuestas corporales que cada persona emite frente a situaciones estresantes. Bio: corporal y feedback retroalimentación. Realizando el diagnóstico de la reactividad de cada uno al estrés permite trabajar sobre ellas para que sean más saludables", resalta Maffei, miembro de la Sociedad Argentina de Endocrinología.
Gracias a esta técnica se logra mejorar la ansiedad, los pensamientos negativos, el insomnio, el dolor, la presión arterial y otras manifestaciones del exceso permanente de nuestras hormonas de estrés activadas sin descanso logrando un mejor equilibrio para amigarnos con nuestro estrés.
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