Misterio y polémica detrás del vino milenario encontrado en una tumba romana

La botella Espira, que se produjo entre los años 325 y 359, fue hallada durante una excavación donde yacía un noble romano. Su contenido aún hoy desvela a la ciencia. La controversia: ¿abrirlo o no?

El vino Espira es el más añejo del mundo

El vino con los años mejora. A medida que pasa el tiempo -más si se habla de siglos- el vino abandona su condición de bebida para transformarse en reliquia. Pese a que no esté del todo confirmado el saber popular de la antigüedad y mucho menos la cantidad de años ideal para que tome el punto justo, hay una botella en Alemania que causa fascinación.

Según los estudios arqueológicos, el primer registro disponible de producción de vino se encuentra en varios sitios de Georgia, donde su fabricación data de 6.000 antes de Cristo. Ninguno de esos ejemplares persiste en la actualidad. En cambio, el vino más añejo disponible en el planeta es uno hallado en la ciudad alemana Espira.

La botella lleva el mismo nombre de la ciudad pese a que también se la conoce como Römerwein. En 1867 se encontró el ejemplar en medio de una excavación en una tumba romana ubicada en la región Renania-Palatinado de Alemania. Más precisamente en Espira, la ciudad más antigua de la región.

La botella tiene más de 1.600 años

Antes de la excavación se sospechaba que allí había sido enterrado un noble romano. Lo que no se sabía es que, además, había un cuerpo de una mujer y, mucho menos, que junto a ellos habían sido ubicadas múltiples botellas de vino. De todas ellas, solo una resistió el paso del tiempo.

Desde entonces, la Espira atrajo la atención de historiadores e investigadores y alcanzó el estatus de botella de vino más añeja del mundo. Su producción data entre los años 325 y 359; más de mil años de antigüedad. La botella de vidrio resistente, que contiene 1,5 litros de vino, se encuentra resguardada en el Museo Histórico del Palatinado en Espira.

El contenido del vino es un misterio y objeto de variadas especulaciones. Algunos análisis sugieren que la mayor parte del agregado de etanol se perdió, pero que aún persiste una pequeña dosis de alcohol etílico en la botella. Según los historiadores, el vino que se produjo se diluyó con una mezcla de varias hierbas.

El Espira causa fascinación en la comunidad científica

Las botellas de vino se conservaron a partir de una espesa mezcla de aceite de oliva, que se utilizó junto a un sello de cera gruesa para cerrar herméticamente la botella. De ese modo, la protegieron en forma eficaz de la probable influencia exterior.

Los científicos intentaron durante mucho tiempo obtener permiso para analizar en forma pormenorizada el contenido de la botella. Sin embargo, a partir de 2011, la botella permanece sin abrir ya que la interacción del líquido con el ambiente podría dañar su contenido. Por lo tanto, más allá de la curiosidad e insistencia de la ciencia, ningún análisis detallado es posible en este momento.

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