Juventud comprometida: los estudiantes que fundaron una cruzada solidaria

“Juntando Sonrisas” es una ONG formada por estudiantes universitarios que nació luego de una visita a un comedor por el Día del Niño. Bettina Bulgheroni viajó hasta Villa Boedo, cerca de Córdoba Capital, para conocer en primera persona a estos jóvenes solidarios

La agrupación brinda comida, apoyo escolar y actividades recreativas a un grupo de más de 300 niños (iStock)

"Juntando Sonrisas" es el resultado de una enseñanza responsable, de una educación comprometida con el escenario social. Es una organización sin fines de lucro conducida por jóvenes de entre 17 y 30 años que tiene como premisa coordinar voluntades, administrar el espíritu solidario y funcionar como espacio de transformación.

La agrupación se formó hace dos años por efecto contagio. Un grupo de alumnos visitó una escuelita de Villa Boedo, a minutos del centro de Córdoba Capital, con motivo del Día del Niño para regalar juguetes, diversión y sonrisas. Allí conocieron a quien posteriormente sería una especie de gurú solidario: María Ramallo, una heroína sin capa, fundadora del merendero "Sonrisas Abiertas" que les brinda alimentación a más de cien personas entre niños y adultos.

La mujer, de 61 años, resultó inspiradora. Había hecho de su casa un comedor barrial. Su motor para realizar esta transformación social fue su pasado: "Yo sufrí muy mucho (sic). Vengo de una familia que me abandonó. Y me crié con mis abuelos. Cuando llegué a Villa Boedo me dijeron que había muchos chiquitos que necesitaban ayuda. Quería que lo me había pasado a mí no le pasara a nadie más. Y empecé con mi concubino, a pulmón, a darles de comer a diez chicos. Después conocí al grupo 'Juntando Sonrisas' y crecimos juntos". Hace pocos días María se convirtió en noticia por una acción que desnuda sus valores. Encontró 550 dólares en el bolsillo de un pantalón que donaron y los devolvió. "No es plata mía, la voy a devolver", dijo, y de inmediato contactó a un colaborador para que se comunicara vía Facebook con el dueño del pantalón. Ese dinero era suficiente para reparar el techo devastado del comedor.

La iniciativa solidaria empezó hace dos años en una celebración del Día del Niño

El trabajo sanador de María inspiró a los jóvenes estudiantes que forjaron una ONG para acompañar su obra de bien. La fusión entre el merendero "Sonrisas abiertas" y la agrupación que concibió "Juntando Sonrisas" traza un puente solidario con los desamparados del barrio cordobés. Esta comunión tiene como misión promover igualdad de oportunidades, mediante acciones orientadas a los más pequeños, motivando su desarrollo integral. En la actualidad incorpora tres comedores populares de Villa Boedo, en donde además de brindarles alimento a los niños del barrio realizan distintas actividades de integración.

Los más de cien jóvenes voluntarios, muchos ya universitarios, emprenden programas que promuevan el desarrollo integral de la infancia: iniciativas educativas como talleres escolares y formativos, campañas de arte con la música como método recreativo y actividades deportivas que breguen por la integración a través de equipos de fútbol y handball. El trabajo solidario de estos jóvenes impacta en 320 niñas y niños.

La organización está conformada por alrededor de cien voluntarios. Muchos de ellos son universitarios

Se solventan con las donaciones de comida que reciben del Banco de Alimentos y para recaudar dinero organizan festivales y rifas solidarias. La humilde casa de María Ramallo que alberga el merendero está en tren de expansión por la cantidad de gente que recibe a diario. La organización no gubernamental recibe todo tipo de ayuda comunitaria para tales efectos: desde chapas para el techo, libros y útiles escolares, muebles, ropa, colchones y frazadas, artículos para bebé y herramientas de recreación. La misión es seguir juntando sonrisas.

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