La freidora esconde una función que ayuda a que los alimentos queden mejor que en un microondas

En los últimos años, la freidora de aire se ha convertido en un electrodoméstico imprescindible en las cocinas modernas. Su capacidad para cocinar alimentos de manera más saludable, rápida y eficiente, utilizando una mínima cantidad de aceite o, en muchos casos, sin necesidad de él, ha hecho que su popularidad crezca de forma exponencial. Pero dentro de todas sus funciones, hay algunas que no son tan conocidas, como su capacidad para descongelar alimentos de manera rápida y efectiva.

Esta opción la convierte en un dispositivo con funciones muy parecidas a las de un microondas, y que en algunos casos es mucho más útil. Te explicamos cómo saber usarla.

Aunque muchas personas asocian la freidora de aire exclusivamente con la cocción de alimentos, esta herramienta tiene una función menos conocida: la descongelación. A diferencia de otros métodos, como el microondas, que a menudo deja los alimentos cocidos por fuera y duros por dentro, la freidora de aire permite descongelar de manera uniforme, preservando mejor la textura y el sabor de los alimentos.

Descongelar en una freidora de aire es un proceso sencillo, pero hay que seguir algunos pasos para obtener los mejores resultados. El primer paso es precalentar la freidora de aire a la temperatura más baja posible, que generalmente ronda los 30 °C. Esto asegura que el aire comience a circular de manera uniforme dentro del aparato.

A continuación, hay que colocar los alimentos en la cesta de la freidora, asegurándose de no sobrecargarla. Es importante que los alimentos estén distribuidos en una sola capa y que haya suficiente espacio entre ellos para que el aire pueda circular correctamente.

Una vez colocados los alimentos en la cesta, es recomendable ajustar el tiempo de descongelación a unos 10 minutos, dependiendo del tipo y cantidad de alimentos. Durante este tiempo, se debe abrir la freidora cada pocos minutos para mover o girar los alimentos y asegurar una descongelación uniforme. Este paso es crucial para evitar que algunas partes queden crudas o mal descongeladas.

Uno de los principales inconvenientes de descongelar alimentos en el microondas es que, a menudo, el proceso de descongelación no es uniforme. Es común que algunos alimentos queden cocidos por fuera, mientras que el interior permanece congelado o duro. Esto se debe a que el microondas utiliza ondas electromagnéticas para calentar el agua presente en los alimentos, lo que a menudo provoca un calentamiento irregular.

Por otro lado, la freidora de aire utiliza aire caliente que circula a gran velocidad, lo que permite que los alimentos se descongelen de manera uniforme. Además, este método preserva mejor los nutrientes y el sabor de los alimentos en comparación con el microondas, donde la alta temperatura y el proceso rápido de calentamiento pueden afectar negativamente la calidad del producto final.

Por ejemplo, al descongelar pan en una freidora de aire, se evita que se humedezca o se endurezca, problemas comunes en el microondas. Para obtener los mejores resultados, es recomendable seguir un proceso progresivo: empezar con una temperatura baja, como los 100 °C, durante unos minutos, y luego aumentar la temperatura hasta los 180 °C para dar al pan ese toque crujiente que lo hace parecer recién horneado.

Otro punto a favor de la freidora de aire es que, al reducir al máximo el agua en los alimentos, evita que estos se cocinen en exceso o queden aguados, un problema muy común cuando se usa el microondas para descongelar.

La freidora de aire es excelente para descongelar alimentos como filetes, hamburguesas, nuggets, verduras y panes, que se benefician del flujo de aire caliente y uniforme. Sin embargo, no todos los alimentos son aptos para descongelar en este aparato.

Alimentos grandes, como un pollo entero o costillares, no se descongelan bien en la freidora, ya que pueden quedar crudos por dentro y quemados por fuera. Tampoco es recomendable descongelar alimentos líquidos como sopas o guisos, porque pueden derramarse o salpicar, ensuciando la freidora.

Para evitar estos problemas, lo ideal es optar por piezas pequeñas o medianas, y asegurarse de que los alimentos estén distribuidos de manera uniforme dentro de la cesta. Si los alimentos están congelados en bloques, es mejor separarlos antes de colocarlos en la freidora, utilizando un cuchillo o tenedor para dividirlos.