Tener el volumen del televisor al máximo es una práctica común en muchos hogares de todo el mundo, ya sea para disfrutar de una película con mayor intensidad, para no perderse detalle de una trama compleja o simplemente por la costumbre de escuchar a volúmenes elevados, sobre todo en edades ya avanzadas, como en casa de los abuelos.
Sin embargo, esta costumbre puede acarrear una serie de consecuencias negativas tanto para la salud auditiva de los espectadores como para la vida útil del aparato electrónico en cuestión. La creencia de que un volumen más alto equivale a una experiencia audiovisual más rica es un mito que necesita ser desmentido.
En este sentido, es crucial entender las repercusiones desde una perspectiva de salud para el ser humano, y también saber cómo afecta esta práctica al funcionamiento y durabilidad de los dispositivos electrónicos como los televisores.
Cómo puede afectar al funcionamiento del televisor
Desde la perspectiva del dispositivo, usar el televisor a volumen máximo puede tener consecuencias negativas. Los altavoces de los televisores están diseñados para manejar ciertos rangos de potencia y utilizarlos constantemente a su máxima capacidad puede acortar su vida útil.
La distorsión del sonido es otra posible consecuencia de operar los altavoces al límite de su capacidad, lo que puede deteriorar la calidad del audio a lo largo del tiempo.
Asimismo, el uso excesivo del volumen en los televisores puede afectar la convivencia, generando conflictos en hogares compartidos o entre vecinos en comunidades residenciales, así que se debe reconocer que su us no puede afectar al resto.
La contaminación acústica es un problema de creciente relevancia en las zonas urbanas, y contribuir a ella desde el hogar puede tener repercusiones no solo en la calidad de vida de otros, sino también en las relaciones interpersonales.
Qué otras consecuencias puede tener el volumen alto del televisor
Desde una perspectiva de salud, la exposición prolongada a niveles altos de sonido puede provocar daños significativos en el oído interno, resultando en una disminución de la capacidad auditiva.
Según expertos en audiología, el umbral de dolor para el oído humano comienza alrededor de los 85 decibeles (dB), y escuchar sonidos por encima de este nivel durante periodos prolongados puede causar pérdida auditiva permanente. Los televisores modernos pueden fácilmente superar este nivel de decibeles cuando se ajustan al volumen máximo.
Es importante destacar que la pérdida auditiva inducida por el ruido es gradual y acumulativa, lo que significa que los efectos pueden no ser inmediatamente aparentes.
No obstante, una vez que se daña el oído interno, la pérdida auditiva es irreversible. Además, estar expuesto a niveles altos de volumen puede provocar fatiga auditiva, un estado temporal de disminución de la audición y sensibilidad aumentada a los sonidos, que aunque generalmente es reversible, puede ser indicativo de un daño auditivo si se experimenta de forma recurrente.
Qué debes hacer para usar correctamente el volumen de tu televisor
Para prevenir estos efectos negativos, es recomendable adoptar prácticas saludables en el uso del volumen del televisor. Una medida simple, pero efectiva es ajustar el volumen a un nivel que permita escuchar el contenido claramente sin necesidad de elevarlo al máximo.
Muchos televisores modernos incluyen opciones para mejorar la calidad del audio, como modos de sonido para diálogos o ambientes particulares, que pueden ayudar a entender mejor el audio sin aumentar el volumen excesivamente.
Además, para aquellos que tienen dificultades para escuchar el televisor a volúmenes moderados, se recomienda consultar a un especialista en audiología. Existen dispositivos auxiliares, como audífonos o sistemas de sonido personal, que pueden mejorar significativamente la experiencia auditiva sin necesidad de subir el volumen a niveles perjudiciales.