Dos vidas se han salvado gracias a la tecnología. Frank Haggerty y Luke Heyman son dos usuarios de Apple Watch, que pudieron evitar el final de su vida al aprovechar una de las funciones del reloj inteligente.
Aunque estas dos historias están separadas por kilómetros de distancia en Estados Unidos, los conecta un dispositivo que logró recolectar la información adecuada para detectar anomalías en su salud y enviar alertas sobre peligros inminentes que pudieron haber acabado con ellos.
La historia de Frank Haggerty
Él es un residente de Lawerenceville, New Jersey, y a sus 73 años decidió comprar un Apple Watch porque le parecía “cool”. Pero lo que comenzó como un simple deseo estético, terminó convirtiendose en la inversión más importante de su vida.
“Yo quería ser cool, siempre había pensado que los Apple Watch se veían muy bien. Son modernos, tienen estilo”, confesó Frank en una entrevista con CBS News Philadelphia.
Una noche, mientras Frank y su esposa dormían, su Apple Watch emitió una alarma inusual. Una notificación indicaba que su ritmo cardíaco estaba peligrosamente bajo, apenas 30 pulsaciones por minuto, muy por debajo del rango normal.
Él fue rápidamente trasladado al hospital, donde los médicos descubrieron que sufría de un bloqueo cardíaco. Gracias a la pronta intervención, recibió un marcapasos que le ayudaría a regular su ritmo cardíaco y potencialmente salvar su vida.
“Francamente, si no tuviera el reloj, no estaría sentado aquí hoy. Es mi mejor amigo, eso digo enfrente de mi mujer”, afirmó Frank, agradecido por la intervención oportuna de su Apple Watch.
Luke Heyman, otro usuario salvado por el reloj inteligente
Al otro lado de Estados Unidos, en Florida, Heyman, un ayudante del sheriff, recibió de su Apple Watch una alerta de “frecuencia cardíaca alta”, lo que se convirtió en el primer indicio de un problema grave que ni siquiera los médicos pudieron identificar inicialmente.
Él recibió la notificación en su reloj y, aunque inicialmente pensó que era un error, decidió tomarlo en serio cuando la alerta se repitió dos días después. A pesar de que los médicos no detectaron problemas graves en su primera visita al hospital, las constantes alertas del dispositivo lo llevaron de vuelta, para que le tomaran una tomografía computarizada en la que se revelaron múltiples coágulos de sangre en sus pulmones.
“Cuando fui a urgencias, me hicieron una tomografía computarizada con algo de contraste. Descubrieron que tenía múltiples coágulos de sangre en cada uno de mis pulmones”, explicó Heyman.
La rápida intervención le permitió recibir tratamiento con anticoagulantes, evitando así consecuencias potencialmente mortales, por lo que ya se encuentra en la fase final de su etapa de recuperación en la que su frecuencia cardíaca ha vuelto a la normalidad y está retomado sus actividades cotidianas.
Por eso, su consejo para todos los usuarios que tienen un dispositivo inteligente similar al de Apple es que “si se recibe una alerta, hay que tomarla en serio”, ya que esa información puede ser útil para los médicos e iniciar un tratamiento o realizar exámenes mucho más exhaustivos.
Estos dos casos no son aislados. En los últimos años, hemos visto un aumento en las historias de personas cuyas vidas fueron salvadas gracias a la intervención oportuna de sus dispositivos inteligentes. Ya sea detectando ritmos cardíacos anormales, notificando caídas repentinas o alertando sobre problemas de salud que se pueden predecir gracias a los datos tomados por este tipo de tecnologías.
Para recoger toda esta información, los relojes inteligentes usan sensores y algoritmos inteligentes que están constantemente monitoreando el ritmo cardíaco, la oxigenación en la sangre, la actividad física y la calidad del sueño.