“Yo solo toco plata”, decía el contador y cuevero Diego Xavier Guastini en un despacho judicial.
Y después, un sicario lo mató.
Fue el lunes 28 de octubre de 2019. Una Toyota Hilux con una patente que no correspondía con el vehículo le cortó el paso mientras viajaba en plena noche con su Audi A4, a metros de la Municipalidad de Quilmes, no muy lejos de su departamento. Allí, el tripulante de una moto le disparó tres veces a través de la puerta y el vidrio del auto con balas calibre 9 milímetros. Luego, huyó. Guastini fue trasladado al Hospital Iriarte donde finalmente murió por sus heridas. “Me dieron, me dieron, mirame si me dieron”, gritaba frente al conductor que bajó de su auto para asistirlo. Tenía una Glock calibre 40 encima que nunca disparó, junto a su carnet de legítimo usuario. También tenía otro auto, uno blindado, que fuentes alrededor del caso confirmaron que, sospechosamente, le había dado a su mujer. El sicario, que huyó a pie por la calle Alberdi y fue visto por un testigo, sigue sin ser hallado hasta hoy.
Guastini murió con una fama turbia a sus espaldas: era el financista y lavador de dinero de algunos de los narcotraficantes más acaudalados de la Argentina. Un año antes de su muerte los comenzó a traicionar, declaró en las causas que lo tenían como imputado, se convirtió en un colaborador, con una serie de testimonios registrados en la sede de la PROCUNAR, el ala de la Procuración dedicada a investigar delitos de narcotráfico con el fiscal Diego Iglesias. Delató, entre otros, a Erwin Loza, jefe de su clan familiar, acusado de mover cientos de kilos de polvo desde Argentina a España, con trofeos privados como la Ferrari F355 Spider que fue de Diego Maradona. Loza y sus cómplices enfrentan su juicio por lavado en el Tribunal Oral en lo Penal Económico N° 3: el relato de Guastini, filmado en video, es una pieza en el proceso.
Hoy, la historia de Guastini cobra un giro inaudito tras meses de estancamiento en la investigación del crimen.
Marcelo Fabián Padovani, el primer sospechoso del caso, fue arrestado esta mañana en su casa de Bernal Oeste con un kilo de cocaína en su poder tras una investigación de la PROCUNAR y el fiscal Sergio Mola, según confirmaron fuentes del expediente. El arresto fue realizado por la PFA, con efectivos de la división Homicidios y de la Superintendencia de Drogas Peligrosas: se secuestraron varios teléfonos que serán peritados, así como una agenda en papel.
Padovani llevaba varias semanas bajo el radar de los investigadores, con su teléfono intervenido. Se investigaba, por otra parte, su posible rol en “una organización criminal dedicada a realizar actividades vinculadas con el tráfico ilícito de estupefacientes y de lavado de activos, que opera principalmente en la localidad de Ingeniero Budge”, asegura un documento judicial al que accedió Infobae, con una causa bajo el Juzgado Federal N° 1 de Lomas de Zamora, causa en la que Padovani está involucrado.
Hubo, también, un rumor en otra causa, con fecha de 2016, que investiga al ex fiscal Claudio Scapolán por su participación en el caso Leones Blancos, un procedimiento fraguado en Boulogne con media tonelada de cocaína involucrada. Un testigo declaró poco después del asesinato de Guastini: “Diego estaba intentando presentarse a aportar pruebas en la causa Leones Blancos, de la cual proveyó la información a policías para que se desarrolle el procedimiento y robar mercadería, así las cosas hace unos días llamó a policías y abogados para anticipar sus intenciones y buscar protección, debido a esta situación se ordenó (su) ejecución...”.
En la causa Leones Blancos estuvo involucrado, por ejemplo, el ex policía Adrián Baeta, viejo conocido de Guastini, el primero en llegar a su cadáver tras su asesinato en Quilmes.
De vuelta a Padovani, la PROCUNAR cree que fue parte del convoy de muerte para atacar a Guastini junto con la Toyota Hilux: Padovani conducía un Ford Fiesta rojo, que lideraba la marcha. El tirador iba a bordo de una moto Honda. Fue precisamente por el Ford Fiesta que cayó Padovani. Mediante seguimientos y vigilancias se estableció que “El Pelado” viajaba en él a varias localidades como Merlo, Morón e Isidro Casanova.
Padovani tiene un perfil curioso: de 44 años y registrado comercialmente en la AFIP, tuvo empleos previos en blanco en reconocidas empresas de entretenimiento y espectáculos internacionales a fines de la década pasada, así como un trabajo en el rubro de fabricación de tejidos. También, frecuentaba una cueva financiera operada por colombianos, a dos cuadras de la cueva que regenteaba Guastini en la calle Lavalle. La intervención a su teléfono, por otra parte, reveló varias charlas donde dialoga con un joven de su familia de manera bastante explícita, hablan de visitas a la cueva financiera y de compra y venta de cocaína.
Hubo, también, otro dato que lo complicó fuertemente: la división Homicidios de la PFA compiló con sus detectives un informe de impacto de antenas de celular. El teléfono que usaba Padovani, según un documento de la causa, impactó hasta diez minutos antes en la zona del crimen de Guastini.
Sin embargo, para la PROCUNAR, Padovani no es el cerebro de la muerte de Guastini, sino un contratado. Lo que digan sus teléfonos incautados será clave para continuar con la investigación.
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