Un operativo conjunto entre la Drug Enforcement Agency (DEA), la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y la Policía de la Ciudad con un sólo objetivo: desbaratar una megabanda internacional que vendía calmantes adictivos en la web y lavaba millones en cuevas porteñas.
Los allanamientos -más de 20- se realizaron el martes. Se detuvo a cinco personas, tres de las cuales serán extraditadas a Estados Unidos en los próximos días. En las últimas horas, los investigadores detectaron diversas vinculaciones entre las personas encargadas del lavado de dinero y una cadena hotelera -la cual no fue revelada- de la Argentina.
El delito ocurría de la siguiente manera: la farmacia virtual Goldpharma ofrecía un amplio menú de productos médicos. Una persona en Estados Unidos encargaba un medicamento en el sitio web y la venta se coordinaba a través de un call center en Argentina. Desde este lugar se controlaba el portal de internet y se ponían en funcionamiento los engranajes que enviarían el producto de los proveedores -en Rumania e India- a Estados Unidos. De esa transacción se obtenían ganancias millonarias que se lavaban en cuevas financieras de la Ciudad de Buenos Aires.
Sergio David Ferrari, uno de los detenidos, está acusado de haber actuado como facilitador para realizar los movimientos de fondos entre distintos países, mediante la utilización de mecanismos de transferencia de dinero.
Uno de ellos fue a través de cobros de servicios de hotelería en Argentina. Fuentes judiciales confirmaron que la mayor parte de sus clientes se encontrarían ubicados en pleno microcentro porteño –uno de ellos en Avenida 9 de Julio– y en el sur del país.
Su conocimiento y capacidad para permitir el ingreso y egreso de dinero de nuestro país sin ser detectados por la Agencia Federal de Ingresos Públicos (AFIP) les permitió montar una oficina comercial –denominada Smile Payments– en el barrio porteño de Villa Devoto, en la cual trabajan más de quince personas.
Durante el cepo cambiario, diversos hoteles del país habrían percibido dólares en efectivo producto de sus ventas con tarjetas de crédito, evitando así recibir el equivalente a dólares convertido al tipo de cambio oficial. En el preciso instante en el que un cliente abonaba su estadía con tarjeta de crédito (previamente la reserva o la estadía completa), lo hacía a través de internet, ingresando todos los datos requeridos.
A través de una prestación de servicio realizada en Argentina -los fondos eran acreditados en cuentas bancarias en el exterior- se procesaba el pago, evitando el ingreso de dicho dinero a la Argentina, generando parte de un engranaje de lavado dinero.
Los clientes de Ferrari se beneficiaban a través de compras en dólares que se pagaban al tipo de cambio oficial (cabe recordar que la brecha con el dólar paralelo llegó a ser de más del 50%). Como contraprestación, Ferrari entregaba los dólares físicos en la cueva financiera de Gastón Tomaghelli, otro de los detenidos, y les cobraba una comisión del 10% por el servicio brindado.
Los investigadores estiman que, entre los años 2012 y 2015, a raíz de la imposibilidad argentina para poder comprar dólares, Ferrari también creó diferentes plataformas web para alquilar departamentos que no existían; sólo fueron diseñadas para cobrar cargos ficticios.
De este modo, Ferrari facilitaba la fuga ilegal de dólares de las arcas del Estado. A pesar de que se desconoce el alcance de la actividad ilegal de tráfico de drogas, se sospecha que los investigados, así como otros cómplices, operaron desde al menos el año 2006 hasta aproximadamente el mes de marzo de 2018 y que movieron "millones de pesos" a través de dos financieras y de estos hoteles.
El expediente a nivel local está a cargo del juez en lo penal económico Pablo Yadarola y la fiscal Gabriela Ruiz Morales.
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