Cómo operaba una de las mayores bandas de estafadores y lavadores de dinero de Argentina

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"El lavado de dinero paso a paso. Digamos que encuentras una maleta con cinco millones de dólares ¿Qué comprarías? ¿Un yate? ¿Una mansión? ¿Un auto deportivo?

"Perdón. Hacienda no te dejará comprar nada de valor con eso. Así que debés poner ese dinero en el banco. Pero ese es el problema: ese dinero sucio está demasiado limpio. Parece nuevo salido de la bóveda de un banco.

"Tienes que avejentarlo. Arrastrarlo por la tierra. Pisarlo con el auto. Lo que sea para que parezca viejo.

"Luego necesitas un negocio que maneje efectivo. Algo placentero y alegre. Con libros contables fáciles de manipular. Sin recibos de tarjetas de crédito, etc.

"Mezcla los cinco millones con el efectivo del negocio alegre. Esa combinación se va de un banco estadounidense a un banco de cualquier país que no rinda cuentas a Hacienda".

"Luego pasa a una cuenta corriente común. Y listo. Solo necesitas acceder a uno de los más de tres millones de cajeros automáticos que hay, porque tu trabajo está hecho. Tu dinero está limpio. Y es tan legal como el de cualquiera".

Así, con esa magistral síntesis de cómo lavar dinero proveniente del narcotráfico mexicano comienza el capítulo 4 de Osark, la serie de Netflix que ya estreno su segunda temporada.

En la Argentina hay casos reales que superan a las ficciones de la exitosa plataforma de streaming; o bien podrían inspirar a los guionistas Bill Doubuque y Mark Williams.

Uno de los hechos criminales que merecerían ocupar un lugar en la grilla de series para ver comiendo pochoclos en un sillón, fue protagonizado por los líderes de una asociación ilícita liderada por Eber Russo –considerado como uno de los estafadores más grande de la historia criminal de nuestro país- y Claudio Gómez.

Ambos, junto a las otras 16 personas, estafaron a la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) por más de cuatro mil millones de pesos, solo en concepto de IVA.

Lo realizaron a través de una "usina" de facturas truchas –que ellos mismos imprimían- y que fueron utilizadas por unos 3.500 contribuyentes, entre los que se encuentran empresas, clubes de fútbol afiliados a la AFA, personas físicas, estudios contables, como el Estudio Guidoccio SRL; y sindicatos, entre otros el de Camioneros, cuyo titular es Hugo Moyano y el de Obreros de Estaciones de Servicio, de Carlos Acuña.

La facturación falsa realizada por esta banda, de la que participaban funcionarios de la AFIP ya separados de sus cargos, ronda la friolera de los veinte mil millones de pesos.

¿Pero cómo hacían Russo y Gómez –hoy presos- para lavar semejante cantidad de dinero?

La respuesta está en el comienzo del relato. Utilizaban empresas fantasmas, sociedades reales, como firmas de construcción, y hasta "apretaban" a empresarios dueños de constructoras o de otros rubros con problemas financieros para que estos les vendan sus empresas en quebranto y utilizarlas como pantallas para el lavado de dinero.

CFS Contrucciones y Construcciones Viales son dos de las S.A que manejaban Russo y Gómez. Ambas están bajo la lupa del juez federal de Quilmes Luis Armella y su secretario, Roberto Fernando Minguillon.

En tribunales sospechan que las dos empresas eran subcontratadas, o tercerizadas, por sociedades que ganaban licitaciones de obras públicas –a fuerza de sobornos- pero que nunca prestaban servicios, es decir que esos hipotéticos contratos solo servían para lavar dinero negro.

Propiedades y autos

Cuando los efectivos de Prefectura Naval Argentina (PNA), allanaron las propiedades de los principales acusados, y las cuatro hectáreas del predio dónde funcionaban las dos constructoras –en el kilómetro 14,5 del Camino de la Ribera Sur-, se encontraron con un gran número de maquinarias, camiones y autos de alta gama.

Ni uno ni otro pudo justificar, al menos hasta ahora, los millonarios fondos destinados a la adquisición de estos bienes.

De hecho Russo figura en la AFIP como un simple monotributista. Lo mismo sucede con los presuntos presidentes de las sociedades que figuran en los membretes de las facturas falsas.

Entre los elementos que encontró Prefectura en los 45 operativos ordenados por el juez Armella, se destacan 120 automóviles, maquinaria pesada, cuatriciclos camiones, camionetas y autos de media y alta gama.

Entre estos últimos, un Audi A7, un BMW X6, una camioneta Chevrolet Tracker, un Chevrolet Captiva, un Ford Mondeo TDCI, una camioneta Toyota Hilux 3.0, un Mercedez Benz C-200, otro Mercedez Benz C-250 y un tercer Mercedes GLK-300, Un Volkswagen Vento 2.5 y un Scirocco 2.0 TSA.
Por orden del juez Armella, el Departamento Investigaciones de Delitos Complejos y Crimen Organizado de Prefectura – a cargo del prefecto principal Diego Enrique Fiorotto- realizó las pericias contables de la organización delictiva.

El estudio de la documentación secuestrada demostró que además de la impresionante flota de vehículos, la asociación ilícita también era propietario de viviendas en Pinamar, lotes y casas en countris, inmuebles y sociedades en Estados Unidos –sobre todo en Miami- e Inglaterra, inversiones inmobiliarias en Puerto Madero, departamentos de lujo, empresas constructoras y un campo de 20 hectáreas en Ezeiza.

Para los investigadores, estos bienes fueron adquiridos con el dinero sucio obtenido con las facturas truchas, pero además, con otros delitos –precedente a las facturas- que podría ser el tráfico de estupefacientes, aunque hasta ahora esto no fue acreditado en el expediente.

En los allanamientos también se secuestraron 13 armas de fuego, entre pistolas, fusiles, escopetas, revolver y pistolones; 845.520 pesos, 1.000 euros y 102.167 dólares. También 340 cheques que sumaban un importe de 640.000 pesos.

También documentación que acreditaría que la organización criminal sería dueña de un total de 239, entre ellos camiones valuados en más de 40 millones de pesos, 77 propiedades y 8 embarcaciones.

A los investigadores le llamó la atención la gran cantidad de "cédulas azules" a nombre de Russo que lo autorizaban a conducir la mayoría de los autos de alta gama.

Sucede que alguno de ellos estarían a nombre de "testaferros", razón por la cual necesitaba esa autorización para pasearse a sus anchas con los vehículos.

Testaferros. Autos de lujos. Sociedades fantasmas. Cédulas azules. Algo similar a lo que realizaba el sindicalista Juan Pablo "Pata" Medina, también preso e investigado por el mismo juez Armella.

Uno de los pesquisas que trabaja en la causa lo explica así: "En el delito de lavado de dinero una de la características principales es desviar la investigación hacia otro lugar, es decir, hacia otras personas que actúan como testaferros y en muchos casos conforman sociedades y poseen bienes desconociendo la verdadera situación de quienes realmente los usan u obtienen beneficios de los mismos".

La maniobra delictiva

Según le explicó a Infobae un funcionario vinculado a la investigación judicial, "las maniobras con las que se estafó a la AFIP pudieron lograrse mediante el computo de créditos fiscales en el Impuesto al Valor Agregado, originados en documentación que intentaría respaldar compras, prestaciones o locaciones de servicios sobre la cual no puede establecerse que corresponden a operaciones efectivamente realizadas, efectuadas con proveedores sobre los que se observó carencia de estructura o capacidad operativa y/o financiera y su consecuente deducción de gastos espurios en el impuesto a las ganancias a fin de disminuir el monto de la ganancia sujeta a impuestos".

De la causa a cargo de Armella se desprende que "la red de usina apócrifa es utilizada por personas físicas, empresas y organismos públicos vinculados a la organización criminal".

Los peritos de Prefectura también acreditaron que Russo, "el jefe de la banda criminal, da directivas, asigna funciones, arma las sociedades fantasma que sirven de proveedores apócrifos y se entrevista con los responsables de las futuras facturas trucha".

También se determinó que algunos miembros de la organización se encargaban de "ir a buscar cobros o hacer pagos y hasta dar directivas en reemplazo de los jefes –Russo y Gómez-".

La justicia ya determinó quiénes estaban a cargo de falsificar las facturas electrónicas apócrifas; los responsables "de reclutar a las personas físicas que se convertirán en los falsos proveedores que terminaron facturando sumas millonarias".

Todos estos supuestos proveedores eran "indigentes o de escasos recursos económicos".

La banda de estafadores también estaba compuesta por "custodios, transportistas de las facturas falsas, miembros de la AFIP que proveían información interna, aportantes de nuevos clientes -que cobraban un porcentaje por cada uno de acuerdo al monto de la factura-".

Russo y Gómez también se habían rodeado de "asesores contables e impositivos", y habían establecido vínculos con el dueño "de una cueva financiera, escribanos que escrituraban las nuevas propiedades y dan forma a las sociedades fantasmas".

En la causa ya estaría acreditado que así como Gómez era el titular de las dos empresas de construcción utilizadas como fachada, entre otras, para facturar cientos de millones de pesos, Russo era "el lavador del dinero producido por la asociación ilícita".

Hasta el 16 de octubre pasado Russo estaba prófugo de la justicia desde el 28 de noviembre de 2017.

Y quizás aún lo estaría si no se hubiese entregado en la sede del Departamento Investigaciones de Delitos Complejos y Crimen Organizado.

Su fabulosa capacidad económica y relaciones, tanto sindicales como política y de la farándula, le habrían posibilitado permanecer casi un año fuera de las garras de la justicia.

Infobae pudo saber de manera exclusiva que durante un tiempo las fuerzas de seguridad mantuvieron bajo vigilancia el barrio cerrado de Ezeiza donde Verónica Ojeda, la ex de Diego Armando Maradona, y mamá de Dieguito, porque sospechaban que Russo podría estar refugiado allí.

¿La razón? El mayor estafador del país fue novio de Verónica Ojeda. Y no es todo, los dos sobrinos de Russo, es decir los hijos de su hermano, tienen constituidos domicilio legal en la casona de Ojeda. Pero al parecer nunca pasó por allí.

Estafa, riqueza, droga, plata, billete, botín, cuentas, monedas, efectivo, dólares, dinero. Lo que separa el tengo del no tengo ¿Pero qué es el dinero?, lo es todo si no lo tienes, ¿verdad?

Con esa frase comienza Ozark. Y termina esta historia policial Argentina que promete seguir aportando nuevas revelaciones, nuevos nombres y quizás nuevos detenidos cuando las pesquisas se centren definitivamente en los sindicatos, intendencias y clubes de fútbol que utilizaron facturas truchas para evadir impuestos y enriquecerse de manera ilegal.

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