Los siete testaferros y la fortuna oculta de "Mameluco" Villalba, el famoso narco que quiso ser intendente

El histórico jefe del submundo de San Martín enfrenta un nuevo juicio por lavado. La UIF, que actúa como querellante, detalló una ruta de dinero que termina en autos, propiedades y una flota de taxis

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Miguel Ángel “Mameluco” Villalba, capo narco de San Martín, histórica foto policial.
Miguel Ángel “Mameluco” Villalba, capo narco de San Martín, histórica foto policial.

A la plata hay que justificarla de alguna forma.

Miguel Ángel Villalba, "Mameluco", el supuesto capo de la cocaína villera de San Martín, el narcotraficante más famoso de la historia del Conurbano bonaerense, tiene una foto icónica hecha por el diario Perfil años atrás: se lo ve en su viejo lavadero de autos llamado Estilo, ubicado en la esquina de Caseros y Perón, manguereando sonriente la carrocería espumosa de un Volkswagen Gol. Villalba había abierto el lavadero en 2009 después de salir de la cárcel tras su primer condena por drogas. Decía recibir en aquel entonces unos 120 autos al día, un negocio en blanco, todo lícito, todo bien, aunque el titular del lugar era otra persona que alquilaba el fondo de comercio y que terminó declarando en la Justicia.

"Mameluco" siempre tuvo otro gran problema más allá de caer preso: nunca supo cómo bajar su perfil. Le encantaba el ruido y siempre redoblaba la apuesta. Se lanzó como candidato a intendente de San Martín en 2011 con su reputación de narco fuerte a cuestas, prometía "trabajo, salud, educación y seguridad" desde sus afiches, un contrasentido de cara a su fama.

Elisa Carrió hizo su aporte cuando intentó vincularlo en 2016 a Pablo Bressi, el ex jefe de la Policía Bonaerense, uno de los casos más resonantes de fuego amigo en el seno de Cambiemos. Bressi se quejaba en privado de que la imputación mediática de la diputada no tenía sentido: había metido presos a la concubina y al hijo de Villalba durante su gestión. La falta de pruebas no importó. Bressi, considerado un piantavotos por los calculistas políticos del oficialismo de cara a las elecciones legislativas, terminó por renunciar. La sombra del brutal asesinato de Candela Sol Rodríguez también lo alcanza: fue citado a indagatoria en mayo de este año por el crimen tras declarar como testigo en el juicio, sospechado de ser su autor intelectual por el fiscal Mario Ferrario.

La candidatura de "Mameluco" nunca llegó a convertirse en una boleta para meter en una urna. El capo, por otra parte, no solo nunca supo medir su propio perfil: tampoco supo cuándo frenar. Probó ser un capo resistente, difícil de esmerilar, comparable solo en insistencia al peruano "Marcos" Estrada González, el jefe transa de la Villa 1-11-14, con más de diez años de investigaciones, capturas y condenas a su banda en los tribunales federales de Comodoro Py.

La condena a "Mameluco" a 23 años de cárcel -producto de la unificación de dos penas- dictada por el Tribunal Oral Federal N°3 de San Martín en septiembre de 2014 mientras una pequeña hinchada vestida con camisetas de Chacarita lo alentaba en la sala no frenó del todo el negocio. Villalba no era un hombre solo, sino un clan.

Su hermano Luis Alberto y su hijo Iván Gabriel, hoy de 26 años de edad, fueron condenados junto a él en 2014 con penas de seis años cada uno como miembros de su organización. La Justicia penal de Entre Ríos volvería a condenar a Iván en Paraná al mes siguiente a otros seis años por 80 kilos de marihuana encontrados en el baúl de su auto. El hijo de "Mameluco" logró eventualmente el beneficio de las salidas transitorias del penal de Ezeiza: lo detuvieron en enero de este año por matar a un empleado municipal y herir a un policía cerca de la Villa 18 de Septiembre en Billinghurst, el histórico enclave de poder de su padre.

Una ironía: el afiche de Villalba para intendente de San Martín en 2011.
Una ironía: el afiche de Villalba para intendente de San Martín en 2011.

Alan, "El Peladito",  hermano de Iván, hijo menor de "Mameluco", luego sería acusado de heredar por el fiscal Leonel Gómez Barbella: el fiscal elevó a juicio a Alan en agosto del año pasado con escuchas que revelaban un precio mayorista a transas barriales de cien mil pesos por un kilo de cocaína boliviana. 

En el medio, Villalba padre seguía siendo un factor de riesgo desde el penal de Ezeiza, donde estuvo encerrado junto a sus hijos: el Servicio Penitenciario Federal decidió enviarlo a la cárcel de máxima seguridad de Rawson, Chubut, en un intento de desarticular un poco su poder de conducción. Varias escuchas indicaron que "Mameluco" todavía manejaría a la banda desde la cárcel con Luis Alberto como intermediario.

El capo está de vuelta hace algunas semanas en territorio bonaerense, encerrado en una celda solitaria del penal de Marcos Paz bajo estricta vigilancia. Hay un nuevo juicio en su contra que ya comenzó en el Tribunal Oral Federal N°2 de San Martín y que continuará con una rueda de 13 testigos la semana con el fiscal Alberto Gentili como acusador. Su hermano Luis Alberto, su concubina Sandra González y su nuera están entre los imputados.

Esta vez, la acusación no es por vender droga a gran escala. La plata de la droga es el problema: lavado de dinero de cocaína. El juicio es de larga data, con una causa iniciada en mayo de 2011 por el Juzgado Federal N°2 de San Martín, en ese entonces subrogado por el juez Juan Manuel Yalj.

"Mameluco" no tenía una actividad registrada en la AFIP en aquel momento. Sus registros en la ANSES indicaban que fue empleado de su propio hermano desde 2008 hasta 2011. Solo contaba con un auto a su nombre cuando comenzó la investigación de lavado en su contra, su único bien registrado, comprado en noviembre de aquel año por 24 mil pesos de ese momento.

Iván Villalba, condenado por narco, acusado de matar a un empleado municipal en una salida transitoria.
Iván Villalba, condenado por narco, acusado de matar a un empleado municipal en una salida transitoria.

La división Investigaciones Patrimoniales de la PFA fue despachada a casa de "Mameluco" a ver qué encontraba, a recolectar información. Los vehículos estacionados en la puerta decían otra cosa: una Minibus Iveco, un Renault Clio, dos camionetas Toyota Hilux. Ni Sandra González o Iván y Alan Villalba tenían actividades registradas en la AFIP en aquel entonces: Alan se anotaría curiosamente como kiosquero recién en abril de 2014. El parking en San Martín no cerraba del todo para la Justicia.

El juez Yalj convocó a la UIF, la Unidad de Información Financiera, hoy encabezada por Mariano Federici. Con el tiempo, la UIF elaboró dos informes con un equipo de tres técnicos que recorrieron nombres y registros ligados al clan, cuentas bancarias, autos y terrenos y casas, movimientos de títulos y valores, nóminas de personal.

La UIF encontró jugadores por fuera del viejo radar de la banda como el de W.A.Z, ex empleado de Luis Alberto Villalba, que cobró planes sociales y nunca tuvo aportes previsionales o pagos de monotributo en el período analizado por la Unidad. Tampoco había presentado declaraciones juradas o tenía casas a su nombre según el Registro de la Propiedad Inmueble provincial.

Sin embargo, W.A.Z tenía tres autos a su nombre, entre ellos un BMW 302 comprado en febrero de 2009 y una moto Honda CBX 250 comprada el año anterior. Había tenido otros seis vehículos a su nombre comprados en 2008 que cambiaron de manos: un Peugeot 206 Premium, una Ford Eco Sport, una moto Honda NXR 125, dos Chevrolet Astra, un Fiat Palio. Las escuchas judiciales lo mencionaban ampliamente en situaciones con la mujer y los hijos de "Mameluco", ubicándolo como chofer, custodio y titular de las pólizas de seguro de dos autos que manejaban, viviendo junto a la familia Villalba.

Miguel “Mameluco” Villalba en su viejo lavadero.
Miguel “Mameluco” Villalba en su viejo lavadero.

Hoy, cuatro años después de la causa, la UIF se sienta en el juicio como querellante con sus informes presentados como prueba y una elevación a juicio redactada. W.A.Z no es el único en la lista: hay otro seis presuntos testaferros de una fortuna presuntamente pasada por lavado en un valor mínimo actual de más de 8 millones de pesos, un cálculo conservador.

En su elevación a juicio, la Unidad de Información Financiera hizo foco en dos nombres particularmente cercanos a "Mameluco", dos históricos y Gustavo Iglesias, alias "El Primo" y Julio César Miguel, "El Turco."

Las escuchas hablaban de Iglesias también, mencionado por "Mameluco" mismo como una suerte de encargado de llevar billetes y papeles, de manejar el dinero del clan y repartirlo entre los hijos de Villalba.

Le había ido bien al "Primo", aparentemente. Sin actividad registrada en la AFIP o empleo en blanco hasta hoy, Iglesias vivía en una casa en un country en Pilar al momento de la investigación de la UIF: versiones dentro del country mismo hablaban de "cuatro o cinco" camionetas Toyota Hilux distintas que manejaba y que no estaban a su nombre. No tenía aportes previsionales o pagos de monotributo, pero tenía a su nombre una pick up Volkswagen Amarok comprada en febrero de 2011, más una cuenta en el Banco Francés.

"El Primo" intentó justificar su estilo de vida en la causa. Aseguró que se dedicaba a la compra y venta de autos, que había cobrado unos 140 mil dólares en 1993 y que ese capital trabajaba hasta hoy. No presentó muchos papeles, apenas dos fotocopias de boletos de compraventa. También dijo dar clases de boxeo, ser personal trainer, sin pruebas para validarlo.

De "El Turco" Miguel, por otra parte, hay mucho más para contar: una flota entera de taxis, por ejemplo.

Droga encontrada en la redada que detuvo al hijo menor de “Mameluco”, julio de 2016.
Droga encontrada en la redada que detuvo al hijo menor de “Mameluco”, julio de 2016.

La AFIP le había dado de baja el monotributo al "Turco" de forma automática por dejar de pagarlo durante diez meses en 2009. Sin embargo, su ficha en el Registro Provincial del Automotor explotaba. Había registrado un BMW 328i y un Mercedes Benz C320 entre octubre de 2010 y marzo de 2011 por 150 mil pesos de aquel entonces.

En diciembre, "Miguel" sería el flamante titular de siete autos Fiat Siena Fire comprados a 51 mil pesos cada uno, con patentes consecutivas y puestos a trabajar en la calle con un mutuo celebrado con su prima hermana -escasa de papeles de acuerdo a la UIF- como supuesta pantalla de financiamiento, con cada licencia de taxi cotizada por la PFA a 105 mil pesos cada una. Mientras tanto, Miguel tenía una cuenta en el Santander Río, con movimientos entre 2011 y 2012 por casi 300 mil pesos.

Los taxis serían transferidos a otros titulares al año y medio. Miguel cambiaría de rubro: pasaría a registrarse como empresario ante la AFIP para crear dos SRL, entre ellas Bachur, supuestamente dedicada al rubro mayorista y minorista de bebidas y artículos de bazar. Alan Marcial Villalba fue su empleado en 2013, apenas por un mes.

Las declaraciones de "Mameluco" y Luis Alberto sobre "El Turco" son un poco paradójicas: minimizaron su vínculo con él o directamente negaron conocerlo, sin embargo, ambos -con "Mameluco" ya preso- le firmaron un poder administrativo de control ante un escribano.

La información financiera de "Mameluco" tiene una última ironía: por fin tiene un patrón que le paga en blanco. Su actual empleador es el Servicio Penitenciario Federal. El capo de San Martín y su hijo Alan cobran el péculo, el sueldo tumbero por trabajos en la cárcel.

 
 
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