Cada 30 de agosto los cielos se pintan de gris y truenan con fervor para desatar tormentas que se extienden en todo el hemisferio austral. Más allá de lo poético, la melancolía que trae muchas veces los días de lluvia y lo difícil que se hace secar la ropa por la humedad, este fenómeno climático tiene nombre, se la conoce como la tormenta de Santa Rosa y se caracteriza por manifestarse en los últimos días del octavo mes del calendario.
El origen de este evento natural viene a partir de la santa patrona de Lima, Perú: Isabel Flores de Oliva. Al rededor de esta mujer hay múltiples mitos que se esparcieron por la cultura popular latinoamericana. Aun así, hay un solo hecho factible: este fin de semana va a llover, y mucho.
¿Quién fue Isabel Flores de Oliva?
Isabel Flores de Oliva, más conocida como Santa Rosa de Lima, nació el 20 de abril de 1586 en la ciudad de Lima, capital del Virreinato del Perú. Desde muy joven, mostró una profunda devoción religiosa y un compromiso con los más necesitados, dedicando su vida al cuidado de enfermos, indígenas y afrodescendientes.
A pesar de la oposición de su padre, quien deseaba que contrajera matrimonio, Isabel ingresó a la Tercera Orden de Santo Domingo como laica consagrada. Su vida estuvo marcada por la penitencia y la austeridad, practicando ayunos prolongados y mortificaciones corporales, siguiendo las costumbres de la época.
¿Cuál es el Origen de la Tormenta de Santa Rosa?
El origen del mito de la tormenta se remonta al año 1615, cuando una flota de barcos corsarios neerlandeses amenazaba con atacar la ciudad de Lima por el puerto del Callao. Según la leyenda, Rosa de Lima reunió a un grupo de mujeres en la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario para orar por la salvación de la ciudad. Tras sus plegarias, se desató una intensa tormenta que obligó a los piratas a replegarse, salvando así a Lima de la invasión.
Los fieles atribuyeron este hecho climático a un milagro obrado por Rosa, ya que en aquella época del año era poco probable que ocurrieran lluvias torrenciales en la región. La leyenda cobraba fuerza debido al particular microclima de Callao.
¿Cómo se convirtió Isabel en Santa Rosa?
El supuesto “milagro” de la tormenta contribuyó a que Isabel Flores de Oliva fuera beatificada en 1668 y canonizada en 1671 por el Papa Clemente X, convirtiéndose en la primera santa americana. Desde entonces, se la conoce como Santa Rosa de Lima y se le atribuyen diversos milagros y hechos prodigiosos, como hacer llover rosas en el escritorio del Pontífice cuando este solicitó una prueba de su santidad.
Cómo y dónde se Celebra el Día de Santa Rosa
Cada 30 de agosto, miles de fieles se congregan en el Santuario de Santa Rosa en Lima, lugar donde vivió y murió la santa. Allí se encuentra el famoso “Pozo de Santa Rosa”, donde los devotos depositan cartas con sus deseos y peticiones. Según la tradición, Rosa arrojó en ese pozo la llave del candado de una cadenilla que se puso en la cintura a modo de silicio para hacer penitencia.
En Argentina, los fieles celebran misas y procesiones en honor a su patrona, especialmente en la Basílica de Balvanera en Buenos Aires. Esta iglesia posee una réplica del pozo de los deseos, donde los fieles depositan sus peticiones por escrito.
A pesar de que la explicación científica apunta a los cambios en la circulación atmosférica propios de la transición hacia la primavera, el mito de la tormenta de Santa Rosa sigue vigente en la cultura popular latinoamericana, perpetuando la leyenda de la santa que conjuró una tempestad para salvar a su ciudad.
Un factor clave es la llamada “Corriente en Chorro en Capas Bajas de Sudamérica”, una corriente de vientos que transporta humedad desde el océano Atlántico hacia la cuenca del Amazonas y, posteriormente, hacia el sur, bordeando la Cordillera de los Andes. Esta humedad, al ingresar a la región central de Argentina, crea un ambiente propicio para la formación de nubes de tormenta y precipitaciones abundantes.