En Adrogué, un barrio al sur de la Ciudad de Buenos Aires, una casa transformada a partir de la inspiración en la emblemática trilogía de “El Señor de los Anillos” y “El Hobbit” por J.R.R. Tolkien ha cautivado la atención de residentes y visitantes desde el 2020. El autor de esta obra de arte moderna es Leandro Petrola de 46 años, quien transformó su amor por esta saga en un proyecto único y dedica su tiempo a recrear el ambiente mágico de Hobbiton en su propia localidad, ofreciendo a los visitantes y vecinos una inmersión completa en la vida de un hobbit.
Comenzó como un proyecto personal durante la pandemia, para regalar algo único a su madre, quien también es fanática de la saga y Leandro quería que viera algo diferente por su ventana cada mañana. Este deseo personal se tradujo en la transformación de una mundana pared en un despliegue de arte y naturaleza inspirado en las historias fantásticas que tanto él como su madre admiran. El creador de esta maravilla, es profesor de plástica y ha logrado fusionar la escenografía de alta calidad con la jardinería y la carpintería, dando vida a un espacio que desborda creatividad y técnica.
El nivel de detalle que tiene su obra es un punto destacable porque la primera creación fue la iconica puerta verde en la que viven los protagonistas y el portador del anillo: Bilbo y Frodo Bolson. Que incluso tiene una marca que brilla en la oscuridad, propia de las películas.
Con los materiales que le sobraron hizo su segunda puerta que es la de la familia de Bilbo que cuenta con un simpático detalle que por la mirilla de la puerta se asoma un hobbit esperando que Bilbo se fuera para que le deje su herencia y tomarle la casa, tal y como está en el libro.
Los transeúntes y los vecinos no tardaron en notar la impresionante transformación del barrio del conurbano bonaerense. Inicialmente confundidos, muchos se preguntaban si el objetivo era inaugurar un café o algún tipo de establecimiento comercial debido al nivel de detalle y la calidad de los trabajos. “Me dejaban ofrendas en el portero, sobrecitos de azúcar, cosas extrañas”, relató Leandro, destacando la peculiar manera en que la comunidad empezó a interactuar con el espacio.
También su fanatismo por la saga lo ha ayudado a sobrellevar situaciones diarias. “A veces salgo a la calle y cuando tengo un día de aburrimiento, entonces me imagino ‘uy, una Elfa está pasando’. Te ayuda a sobrellevar el día a día las atrocidades que ves. A ver con qué rompo ahora. Soy un hobbit que sale a laburar y cuando llego me tomo mi mate, que sé yo”, cuenta Leandro.
Donde empezó todo
Sin ninguna formación previa en carpintería, el recurso a tutoriales de YouTube y el consejo de sus padres han sido fundamentales en el desarrollo de las nuevas habilidades de Leandro. Asimismo, la contribución de su madre en la confección de cortinas y otros detalles decorativos subraya el carácter familiar y colaborativo del emprendimiento.
La técnica y los materiales empleados en esta creación residen en la capacidad de resistir la intemperie - lluvia y calor extremo - utilizó pintura asfáltica, masilla epoxi y, notablemente, pintura al óleo para capturar la riqueza de los colores que caracteriza a la trilogía cinematográfica. Ese minucioso trabajo ha dado como resultado, hasta un crossover con “Juego de Tronos”, específicamente un cuervo con un tercer ojo. El que todavía ningún aficionado ha dado advertencia.
“Me metí mucho en el tema de la escenografía, pero una cosa es escenografía que sea descartable y otra cosa es escenografía que perdure”, explicó el artista.
Incluso la jardinería se convirtió en un componente esencial del proyecto. Dado que los plátanos preexistentes impedían el crecimiento de otras plantas, eligió suculentas y enredaderas para integrarlas al diseño, creando así un ecosistema que complementa la estética hobbit. Este aspecto botánico no solo añade belleza y verde al espacio, sino que también contribuye a la autenticidad y al detalle que caracteriza a la obra en su conjunto.
Por otro lado, Leandro espera a sus visitantes “especiales” con las icónicas Lembas, el pan del camino de los elfos. Lo que muestra su nivel de compromiso en la inmersión de la vida Hobbit, creando así una experiencia inmersiva completa.
“Supuestamente con un poquito de esto ya te servía para todo un día. Pero los hobbits se comen como cuatro de estos de golosos que son”, cuenta sobre la receta.
Trabajos previos
Previo a su comienzo con el proyecto de La Comarca, el profesor ya hacía pipas funcionales e incluso había llegado a hacer esculturas de Gandalf, un personaje legendario en la saga de “El señor de los anillos”.
Su sueño, como todo fanático de la saga de Tolkien, es ir a Nueva Zelanda, en donde se encuentra el set de grabación del Señor de los Anillos. Lamentablemente cada vez que se disponía a ahorrar algo se le rompía y tenía que gastar todo lo que había conseguido. Esto también fue parte del incentivo para crear su propia comarca.
También se le ocurrió cerrar su quincho y “hacer el broche de oro del emprendimiento”: que no quede solamente una producción de escenografía, sino que pueda ser funcional. Podría ser un salón para que la gente lo alquile o que pase la experiencia de tomarse una taza de té en el hueco hobbit... Pero para eso todavía falta retocar detalles porque necesita muebles de estilo campiña inglesa, entre otras cosas muy costosas.
Su fanatismo
Inició su viaje en el mundo de Tolkien en 2001, influenciado por su entorno cercano y especialmente atraído por las ilustraciones en los libros, este hombre, un artista por naturaleza, encontró una profunda conexión con la narrativa a través de las películas y los libros. Su fascinación se manifestó en primer lugar cuando vio las adaptaciones cinematográficas en el cine tras su estreno, y luego continuó alimentando su interés mediante las repetidas visualizaciones en formato VHS.
Esta práctica se convirtió en una constante en su vida, teniendo las películas de fondo mientras se dedicaba a sus estudios o trabajos artísticos, lo que le permitió absorber los diálogos y la esencia de la obra en profundidad.
La conexión del artista con la obra se fortaleció aún más con la lectura y, en varios casos, relectura de los libros, incluyendo ediciones especiales que coincidían con su año de nacimiento y que valoraba no solo por su contenido, sino también por su significado artístico y estético. Estas ediciones especiales, muchas de ellas con la portada original diseñada por Tolkien, ocuparon un lugar destacado en su colección, considerándolas verdaderas piezas de arte.
Su dedicación no se limitó a una mera observación pasiva, se sumergió plenamente en las diferencias entre los libros y sus adaptaciones cinematográficas, desarrollando una apreciación crítica pero equitativa de ambas formas. Este enfoque le permitió disfrutar de las obras en su totalidad, aceptando las adaptaciones con una mente abierta y valorando cómo cada una aportaba a su comprensión y experiencia del vasto universo creado por Tolkien.
A través de esta profunda inmersión en la obra de Tolkien, desde la contemplación artística hasta el análisis detallado de la narrativa y su adaptación, el artista ha forjado una relación íntima y multifacética con el mundo de la Tierra Media, enriqueciendo tanto su vida personal como su arte que se vio reflejado en la ciudad adroguense y que enriquece día a día con detalles. Todavía le falta agregarle cosas a su Hobitton y sin duda sus vecinos y los fanáticos están expectantes en cuál será su próximo proyecto.