En el corazón de Barracas, un barrio del sur de la Capital Federal, que todavía conserva la impronta del pasado porteño, se encuentra la calle Santa Magdalena. Es la más angosta de la ciudad. Durante cinco cuadras Santa Magdalena es igual a cualquier otra calle, nadie sospecharía que sus últimos metros la convirtieron en la más estrecha de todas.
Comienza a la altura del 300 cuando la avenida Australia hace esquina con a esta pequeña calle barraquera. Cuando se empieza a caminar es casi imposible hacerlo a buen ritmo porque la vereda está llena de escalones, desniveles y veredas rotas que complican el paso a cualquiera. Esto no es una desventaja porque a medida que se avanza hacia el sur por la calle Santa Magdalena, el caminante quedará envuelto en un aroma que irremediablemente recuerda la infancia. El olor a las palmeritas -que proviene de la fábrica de galletitas “Palmeritas Don Raúl S.A.”- perfuma toda la cuadra.
Los alumnos salen de la Escuela Técnica 14 “Libertad” que está en la segunda cuadra de Santa Magdalena y entonces algo se modifica. Se ríen, gritan y se apropian del barrio. Los vecinos los miran con cariño y -según explicaron a Infobae- agradecen que la escuela esté allí porque le pone un poco de ruido amable a una calle bastante silenciosa. Apurados, los adolescentes corren al tiempo que huelen a “palmeritas” para llegar a la avenida Iriarte. Allí esperan el semáforo para seguir por Santa Magdalena. Muchos de ellos no saben que están a pocos metros de la calle más angosta de la Ciudad de Buenos Aires.
En Santa Magdalena al 600 las pinturas en las paredes envuelven con sus colores naranjas y amarillos, sus trazos y pinceladas. El arte plasmado en una pared hace que muchos se detengan a tomar una fotos y tratar de descubrir al autor de las obras. En los murales aparece una firma que señala: C.C. La Usina. Eso indica que es el Centro Cultural la Usina de Barracas. Un centro cultural que tiene talleres de expresión artística y cuya producción se puede ver reflejada a lo largo de las últimas cuadras de la calle en las que sus obras adornan las paredes de Barracas. Santa Magdalena está dentro del distrito de diseño de Barracas. En esa calle predominan las casas bajas y gracias a la basta cantidad de arboles que hay en las veredas, la calle se llena de color verde que comienza a transformarse en amarillo con la llegada del otoño.
Cuando la calle llega al final y pasa por el costado de la estación Hipólito Irigoyen del tren Roca, y cruza la calle Santo Domingo, comienza la parte más angosta de Santa Magdalena. De un lado quedará la estructura de ladrillos de la estación de ferrocarril y del otro unas casas bajas. Y allí, al fondo, se encuentra el pequeño espacio que hace singular a Santa Magdalena. El periodista y guía de turismo Diego Zigiotto destacó en su libro “Las mil y una curiosidades de Buenos Aires” esta singularidad de la Capital. También la historiadora y docente de Barracas María D’Abate afirmó que la calle Santa Magdalena es la más estrecha de la CABA.
Allí Santa Magdalena pasa a ser un pequeño callejón de unos 15 metros de largo por apenas 1,40 metros de ancho. Se angosta de manera tal que solo permite el paso de peatones. Así, Santa Magdalena termina con un clima casi íntimo por la poca y casi nula gente que pasa por allí. El ruidos de los chicos, los autos, el olor a palmeritas, los murales y los vecinos de de Barracas se desvanecen en ese lugar y ahí queda ella, sola, la calle más angosta de la Ciudad de Buenos Aires.