Las recientes lluvias que arrastraron una baja de temperatura generalizada en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) disminuyó la invasión del mosquito aedes aegypti y, por ende, el riesgo del contagio del dengue que según el último Boletín Epidemiológico Nacional -emitido por el Ministerio de Salud- registró hasta el 11 de abril un récord de 269.678 casos y 197 muertes.
El temor a contraer la fiebre “quebrantahuesos” (o chikungunya), que puede generar dolor en las articulaciones durante meses, más allá de otros malestares como náuseas, cansancio extremo y una debilidad prolongada, generó una altísima demanda de los repelentes de mosquitos y el vacío en las góndolas acrecentó la incertidumbre entre los consumidores.
Por eso luego de la incesante lluvia del fin de semana y ayer no alteró la escasez de productos para combatir al insecto invasor ni tampoco hubo una significativa merma en los precios. Por ejemplo en un supermercado chino de Capital Federal y otro del Gran Buenos Aires se alinean con los valores: 10 mil pesos cada uno, muchos de ellos sólo en efectivo, como así también la estratagema de racionar la cantidad de espirales, que se los venden sueltos o en pocas unidades a un precio mayor en proporción al de una caja.
En los hipermercados, supermercados u opciones exprés (mini markets) sigue reinando la falta de este tipo de opciones en crema o aerosol para uso personal y los aerosoles mata mosquitos para ambientes van a la vanguardia como escudo protector en la zona de peligro.
Para aquellos que no tienen tiempo ni ganas de ir por una pesquisa tienda por tienda, la búsqueda online de productos es la manera más rápida para solucionar el tema y poder stockearse en tiempo y forma. Pero los precios no varían mucho de recurrir a un local. Por ejemplo un repelente en aerosol marca Off de 170 cm3 parte desde los 9 mil pesos, sin costo de envío incluido.
Desde ese número (hasta superar los 20 mil) llega el arco de los valores de cada repelente. Y muchos locales anuncian la falta de stock en sus entradas para que los clientes se ahorren el disgusto puertas adentro. La irregularidad en el abastecimiento se prolongó por más de un mes, afectando tanto a grandes cadenas de supermercados como a pequeñas farmacias.
Eso sí, el panorama actual muestra una ligera mejora en la disponibilidad de estos artículos en comparación con hace dos semanas, cuando la falta de repelentes era aún más pronunciada. Sin embargo, este incremento en el stock no parece derivar de un aumento en la distribución por parte de las droguerías, sino más bien de una disminución en la demanda de los consumidores, debido a los elevados precios que se manejan y la especulación con el cambio de temperaturas que haga mermar el ataque de los insectos en cuestión.
Algunos vendedores revelaron que el alto valor de los repelentes jugó un papel crucial en esta disminución de la demanda. Por ejemplo, una tienda reportó haber recibido cinco paquetes de repelente, pero días después aún les quedaban unidades sin vender debido a su elevado costo.
La competencia entre los comercios es evidente, algunos de los cuales han logrado adquirir repelentes a precios más bajos, permitiéndoles ofrecerlos a costos más accesibles para los consumidores. Mientras tanto, se aguarda por el arribo de nuevos repelentes de origen polaco esperados en el mercado, lo que añade incertidumbre al ya complejo escenario de abastecimiento.
Semanas atrás, la urgencia ante el calor y la humedad por adquirir estos productos llevó cientos de personas a formar largas filas fuera de los comercios. Sin embargo, la reciente disminución en la presencia de mosquitos crearon un tobogán hacia el interés de los compradores, más allá del dinero. Porque el bolsillo manda por más que el riesgo de contagio siga latente.