El miércoles fue caótico para la salud pública de la provincia de Río Negro. Luego de varios días de protestas de trabajadores, varios servicios quedaron ayer paralizados y sin atención en decenas de hospitales del distrito ante los reclamos de aumento salarial, mientras continúan los anuncios de renuncias colectivas, como el que se viralizó esta semana en el Hospital Artémides Zatti de Viedma.
Uno de los focos de la conflictividad es el Hospital Zonal “Ramón Carrillo”, de la ciudad de Bariloche. Se trata de un centro de salud neurálgico que recibe a pacientes de toda la provincia. Las prestaciones se vieron sensiblemente afectadas en las últimas horas luego de que el equipo de Enfermería resolvió plegarse a la huelga, en rechazo al anuncio del pago de un bono de $60.000 para todos los empleados de la administración pública provincial. Por esa medida de fuerza, hubo pacientes que debieron ser trasladados a otros centros de salud privados. Las jefaturas de área del Ramón Carrillo también se habría plegado a la acción gremial con una decisión simbólica y de última necesidad.
“En el día de la fecha se presentaron las renuncias de jefes de servicios y centros de salud, como respuesta al rechazo de la oferta salarial por parte del gobierno provincial. Además se confirma el cese de actividades del Servicio de Enfermería, que implica que no se puede internar ni atender, ya que su trabajo es esencial para ello”, señaló un comunicado que replicó la prensa local difundido por la Asamblea de Trabajadores Autoconvocados del nosocomio.
Según el comunicado asambleario, las renuncias impactan en áreas como Emergencias, Pediatría, Emergencias, Pediatría, Salud mental, Farmacia, Oncohematología, Servicio Social, Cuidados Paliativos, Cardiología, Oftalmología, Urología, Diagnóstico por Imágenes, Neonatología y Cirugía. También a los responsables de los centros de salud de Ojo de Agua, La Habana, Dina Huapi, entre otros. Según los argumentos de la asamblea gremial, esta decisión se debe a la preocupación de “no poder garantizar lo mínimo indispensable para una atención de calidad”.
Ayer por la tarde, el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, confirmó la aceptación de las renuncias de los médicos de los nosocomios rionegrinos, sobre todo en relación a la primera carta presentada por los 12 profesionales de la salud del hospital Artémides Zatti. Sin embargo, según indicaron fuentes oficiales a Infobae, desde la gestión provincial creen que se trata solo de renuncias “mediáticas” y que finalmente nadie va a dejar su puesto. “Weretilneck solicitó al departamento de Recursos Humanos del Ministerio de Salud que requiera las renuncias formales de manera individual, que trascendieron en forma grupal a través de los medios de comunicación”, puntualizó el gobierno local.
En el Ramón Carrillo hay un paro por tiempo indeterminado en curso con el aval de la Asociación Sindical de Salud Pública de Río Negro (Asspur), la Federación Sindical de Profesionales de la Salud (Fesprosa), ATE y UPCN. Pero el conflicto escaló luego de que los enfermos autoconvocados resolvieron dejar de trabajar en las guardias, lo que complicó sensiblemente el normal funcionamiento del centro de salud.
“Lo seguiremos sosteniendo sosteniendo hasta que el gobierno escuche nuestro reclamo y haya una mesa salarial urgente. El hambre no espera más y no se negocia. Durante la pandemia nos catalogaron de héroes, y hoy somos todos postergados y desconocidos por las autoridades”, rezaban un comunicado de la asamblea autoconvocada de Enfermería.
A raíz de estas complicaciones, el gobernador está decidido en sumariar a unos 16 enfermeros que “abandonaron a los pacientes” y se plegaron a las acciones de fuerza por tiempo indeterminado. “Pueden perder hasta la matrícula”, deslizaron a la gobernación. Con ese objetivo, se solicitó un informe a la Fiscalía de Estado para analizar la conducta y responsabilidad penal, laboral y profesional del personal apuntado.
En paralelo, Weretilneck ratificó su convocatoria a una mesa de discusión salarial para el próximo lunes, con la participación de las autoridades del Ministerio de Salud, organizaciones gremiales y los trabajadores del sector. Hasta el momento, todos los sectores de la salud consideran que el incremento oficializado es insuficiente para compensar la inflación y exigen mayor presupuesto para insumos. Los sueldos de los médicos oscilan entre los $350.000 y $600.000 y reclaman que haya una recomposición desde el último incremento paritario otorgado en noviembre de 2023 para afrontar el aumento del costo de vida patagónico, que suele ser más oneroso que en el resto del país.
Durante todo el miércoles hubo protestas, paros y movilizaciones en casi todos los hospitales de la provincia, con concentraciones y actividades en el centro de Bariloche, Viedma, El Bolsón, entre otras ciudades. En la semana hubo acciones simbólicas como el montaje de un “velorio” o “velatón” a la salud pública, que se convocó en simultáneo en varios establecimientos y logró la simpatía de los bocinazos de los automovilistas, según registraron las filmaciones de las redes sociales.
Si bien la calidad de la atención se resintió, el gobierno provincial informó que hizo un relevamiento con cada uno de los directores y directoras de los hospitales para “asegurar la atención integral de las personas internadas o a internarse” y “los servicios de emergencia, como así también garantizar la guardia mínima”. Lo cierto es que hubo comunicaciones oficiales, de puño y letra, de distintas áreas del Hospital Ramón Carrillo que informaron la suspensión de algunas áreas críticas.
“Anoche tras la apertura al diálogo, se restablecieron casi todos los servicios médicos en Bariloche”, aseguraron desde el entorno del gobernador. Weretilneck siguió monitoreando la situación hasta última hora del miércoles desde su residencia oficial en Viedma, acompañado de los los ministros de Salud y Hacienda, Ana Senesi y Gabriel Sánchez; el Fiscal de Estado Gastón Pérez Estevan; la secretaria de la Función Pública, Tania Lastra; y el secretario de Salud, José Pacayut.