Dos amigas mendocinas tuvieron la triste coincidencia de enfermarse de cáncer de mama casi al mismo tiempo. Las dos le tocó atravesar ese momento en plena pandemia con mucho tiempo libre y encerradas en sus casas. Así, mientras se sometían a la quimioterapia y se daban ánimos se les ocurrió una solución a la alopecia que produce el tratamiento. Griselda Castellanos, de 52 años, y Fernanda Regazzoni, de 49, crearon una línea de turbantes y ya lo venden en todo el país a pedido.
Pero no todo fue fácil para ellas. Al ser pacientes de riesgo en medio de una pandemia, se complicaba la organización. “No podíamos juntarnos. Hubo mucho chat y reuniones por zoom para definir como seguíamos. ”, contó Fernanda. Para realizar las compras para confeccionar los productos, las mendocinas recibieron ayuda de sus amigos y de los mismos empleados de las casas de tela que les acercaban muestras para que puedan avanzar.
Las chicas, así le gustan que le digan, son amigas desde el colegio secundario y en diálogo con Infobae explicaron que “los modelos están pensados para señoras de una parecida a la nuestra. Notamos que no había productos para las personas de 50 años que estén atravesando la enfermedad”.
Atravesar el cáncer
“La quimioterapia es uno de los momentos más feos de la enfermedad -admitió Griselda-. Por un lado, uno pretende verse bien y por el otro está la mirada de la gente que al verte pelada te señala o te tiene una falsa compasión. La parte anímica es muy importante para dar la pelea. Y los que nos impulsó es ninguna de las dos encontrábamos accesorios lindos que nos hicieran sentir mejor ante la nueva imagen que, aunque es temporal, es bastante dura”.
Todos los médicos intentan difundir que el cáncer ya no es una mala palabra o algo que no se puede nombrar. Aún así, en especial para las mujeres, la alopecia que genera la quimioterapia en forma transitoria , genera barreras en el momento de salir a la calle.
“El momento que te dan el diagnóstico de cáncer te marca para siempre. Y el objetivo con Fernanda siempre fue enfrentar la enfermedad de manera positiva. Hay que aceptar lo que te está pasando y hacer los tratamientos”, contó Griselda.
“Pasamos por cirugías, quimioterapias y radioterapias. Tuvimos miedos, pero es un proceso que hay que atravesarlo”, agregó Fernanda, mientras Griselda asentía a su lado.
Animarse a emprender
Así, Griselda y Fernanda decidieron hacer sus propios diseños, teniendo en cuenta sus preferencias y gustos con el objetivo de ayudar a otras mujeres y transferirle sus experiencias. Para eso crearon su propia marca, “Las Tutis en vos”, y primero vendieron entre sus conocidos de Mendoza y luego se lanzaron a vender online a través de las redes sociales. “Nuestros vecinos fueron de mucha ayuda en el comienzo del emprendimiento. Después, la venta online nos hizo llegar con nuestros turbantes a puntos de Argentina que jamás pensamos que podíamos llegar”, resaltó Griselda.
“La idea es ponerle onda y vernos lindas en un momento tan complejo como cuando se empieza a caer el pelo. Muchos te dicen, tranquila ya crecerá, pero realmente hay que transitar ese periodo y nada mejor que con accesorios que te hagan sentir bien frente a la imagen que el espejo te devuelve”, agregó Griselda.
Sobre el proceso de producción de los turbantes, Fernanda explicó que “ninguna de las dos sabe coser. Entonces, para ayudarnos contratamos el servicio de un taller que realiza la confección de los productos y lo que sí hacemos es diseñar los modelos, teniendo presente nuestra propia experiencia. Eso es importante, porque nosotras usamos un pañuelo común o un gorro que no nos cubría bien o nos hacía picar el cuero cabelludo”.
Fernanda, que aún sigue en proceso de recuperación del cáncer de mama, relató que “este emprendimiento fue lo que me mantuvo equilibrada y preservó mi salud mental. Todo el tiempo libre que generó la pandemia, más mi enfermedad, por suerte lo ocupé en este proyecto. Porque no sólo era vender los turbantes. Además, nos capacitamos mucho para perfeccionar nuestros modelos. Teníamos mucho tiempo disponible y era algo nuevo para las dos”, contó Fernanda. Casi sin interrupción, Griselda agregó que “los turbantes son el símbolo de la resiliencia de muchas mujeres que atraviesan el cáncer. El objetivo es darle un pequeño acompañamiento para que no se sientan solas. Nosotras lo pasamos y sabemos lo que se siente”.
En tanto, las amigas se entusiasman en el momento de contar cómo seguirá el emprendimiento. “La devolución de las mujeres fue lo que nos colmó el alma. Desde el primer momento lo que quisimos hacer con Fernanda fue darles una herramienta diferente para que, a pesar de la realidad que estaban viviendo, pudieran estar aggiornadas a la moda y verse un poco mejor”.
En tanto, Fernanda agregó que crear estos turbantes “es una forma de agradecer a la vida esta nueva oportunidad. Y mi pequeño aporte que para que otras mujeres se sientan mejor durante la quimio”.
Las amigas le relataron a Infobae de muchas mujeres que, además, de comprarle un turbante le cuentan sus historias. Así, muchas veces las chicas se emocionaron junto a sus clientas. “Nosotras estuvimos ahí y sabemos lo que se siente”, finalizan a coro Fernanda y Griselda.
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