Docentes y alumnos de 310 colegios porteños ya siembran verduras en sus respectivos establecimientos. La iniciativa consiste en la consideración de la huerta como una herramienta didáctica que permite tanto a profesores como a estudiantes poner en práctica, mediante experiencias directas y estando en contacto con la naturaleza, contenidos propios de los diseños curriculares de cada nivel educativo. A través de la huerta los estudiantes adquieren una mirada crítica del ambiente, trabajan en equipo con iniciativas innovadoras, creativas e integradoras, mientras adoptan hábitos alimentarios saludables. De esta manera, se busca que tanto docentes como alumnos disfruten y compartan las propuestas con sus compañeros y participen activamente de los proyectos ambientales. Además, gracias a este trabajo, las instituciones van a poder sembrar y cosechar sus propios productos orgánicos, que servirán de consumo para toda su comunidad educativa.
Con respecto a cómo funciona el proyecto en cada institución, en base al espacio con el que disponen, los establecimientos llevan adelante sus proyectos en distintos dispositivos: recipientes, canteros, en vertical y/o en suelo. A su vez, el programa cuenta con seis invernaderos hidropónicos y dos huertas agroecológicas modelo, abiertas a la comunidad educativa.
Todo surge a partir de la colaboración entre el programa Escuelas Verdes y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). A causa de este nexo, en 2022, los más de 300 colegios porteños de todos los niveles educativos recibieron este año distintas semillas para el cultivo, tierra y compost. De esta manera, ya son 630 las escuelas con proyectos de huerta escolar agroecológica en la Ciudad de Buenos Aires.
Algunas de las variedades de semillas que se entregaron en esta ocasión fueron habas, arvejas, acelga, remolacha, perejil, rabanito, lechuga, achicoria, repollo, zanahoria, caléndula, entre otras. Dicha entrega a los diferentes referentes ambientales de los establecimientos educativos se realizó en las dos huertas agroecológicas modelo que hay en escuelas de la Ciudad: en el Jardín Maternal N.° 8 D.E. 9 de Palermo y en la Escuela Primaria Común N.° 6 D.E. 11 de Flores.
Además desde Escuelas Verdes, dependiente de la Subsecretaría de Tecnología Educativa y Sustentabilidad (SSTES) del Ministerio de Educación porteño, se ofrece una capacitación constante para profesores y se acompaña de manera técnica y pedagógica a docentes que cumplen el rol de asistentes pedagógicos dentro del programa.
Con respecto al proyecto, María Fernanda Bellísma, profesora y referente ambiental de la Escuela Técnica N° 34 “Ingeniero Enrique Martín Hermitte”, cuenta: “Ingresamos al proyecto de Escuelas Verdes con muchas ganas de ponernos a trabajar. Además, hace tiempo que venimos acercando a la institución proyectos ambientales como la revalorización del jardín, que tiene un montón de especies nativas y autóctonas”. Y añade: “Este año sembramos rabanitos, zanahorias, cebollas, lechugas, acelga y remolachas”.
En cuanto a la Escuela N° 34, el proyecto comenzó en 2021 y se materializó en 2022. Las primeras etapas estuvieron vinculadas a la delimitación del terreno, la preparación del suelo y la germinación en almácigos, pasando a la plantación y siembra en la huerta.
Por otra parte, el equipo de Escuelas Verdes está compuesto por más de 30 personas y dentro de este, siete forman parte de Comunidades Sustentables, quienes acompañan a los colegios con proyectos de huertas de los 21 distritos escolares en los que se divide la Ciudad de Buenos Aires.
“Hace más de diez años que trabajamos con diferentes proyectos y lo que estamos incentivando actualmente es el proyecto de huerta escolar agroecológica, junto con otros proyectos de educación ambiental. Esperamos que muchas más escuelas se sigan involucrando con el proyecto porque el contacto con la naturaleza es importante para el aprendizaje”, explica Johanna Charrycastro, del equipo de Escuelas Verdes.
A su vez, Valentín Kiper, estudiante de la mencionada institución reconoce la importancia de este tipo de iniciativas para su futuro como profesional: “El tema del cuidado del ambiente es algo muy importante porque forma parte de lo que nos depara el futuro y creo que todo técnico debería saberlo para futuros proyectos”.
Cabe destacar que la implementación de este proyecto promueve la siembra y cosecha de alimentos como una actividad sumamente enriquecedora para trabajar en las instituciones educativas, ya que además de fomentar el cuidado por el ambiente, ayuda al reconocimiento de las diferentes especies, impulsa una alimentación saludable y trabaja sobre la responsabilidad y compromiso con la naturaleza.
En relación con lo anteriormente expresado, Agustín Benítez, otro de los alumnos de la Escuela Técnica N° 34 narra el proceso de plantación aprendido: “Sacamos la tierra, la separamos de toda la basura que haya y la zarandeamos para que quede como en pedacitos más chiquitos y pueda ser más fácil de plantar. Después metemos el plantín y lo empezamos a tapar con tierra. Luego ponemos las maderas y lo atamos con una soga para que se enderece. Por último, a las maderas que van a servir de cartel para identificar las variedades sembradas, les pegamos un pedacito de papel o escribimos directamente sobre ellas los nombres de la verdura plantada”.
Finalmente, Emanuel Díaz, referente ambiental de su curso habla de su deseo: “Espero que, algún día, todos podamos poner nuestro granito de arena y sentir así que estamos haciendo algo por nuestro futuro”.
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