“Es increíble que el año pasado me daban una semana de vida. Hacía una cuadra y me desmayaba por la anemia. Vivía internada, con transfusiones de sangre, etc. Hoy estoy compitiendo en aguas abiertas y entreno todos los días, a veces en doble turno por día. Agus 1 - Cáncer 0”, escribió Agustina Ávila en su cuenta de Twitter y una cataratas de felicitaciones la hicieron viral.
La joven cordobesa de 23 años le pelea a un cáncer de cuello uterino desde hace tres años. Entonces fue cuando llegaron los indicios y síntomas, pero no fueron tenidos en cuenta hasta que sufrió una fuerte hemorragia.
“Tenía sangrados fuera de mis periodos y cada vez que iba a controlarme me decían que no tenía nada. Hasta que fui al psiquiatra porque pensé que me estaba volviendo loca. Un año antes había fallecido mi hermano y pensé que todo podía ser ocasionado por el estrés. Por suerte, la médica me mandó hacer controles antes de iniciar el tratamiento, saqué los turnos, pero el día previo a un estudio tuve una fuerte hemorragia... ¡Me fui en sangre!”, cuenta Agustina sobre el día que fue derivada de urgencia a una guardia y una tomografía reveló lo peor: tenía cáncer uterino de estadio 3b.
Desde ese momento todo cambió en su vida, pero no se rindió: la mujer que comenzó a nadar a los 3 años decidió hacer frente a todo lo que venía y, sobre todo, apostó a vivir.
La historia
Agustina nació en Córdoba en 1999. Allí vive, allí estudió, allí tiene a sus amistades y su familia o, como reconoce, el círculo que la contiene desde que recibió la peor noticia. El agua siempre fue su pasión y nadó casi sin pausa desde muy pequeña hasta unos meses antes de recibir el diagnóstico de cáncer, cuando se quebró una de sus muñecas y debió parar.
A los seis meses de la peor noticia de su vida, la joven inició el tratamiento oncológico aún sin el apoyo de una obra social, lo que implicó un gran esfuerzo económico para ella y su familia.
“Terminé la quimioterapia, rayos y braquiterapia para principios del 2020. Hasta mediados de ese año estaba bien y todo parecía normal, por lo que volví a nadar, pero noté molestias para respirar y que me faltaba el aire... ¡Volví a dejar pero con mucha impotencia! El 30 de diciembre de 2020 comencé a sentirme mal y volvieron a internarme”, recuerda sobre el inicio de los cinco meses en el hospital en los que pensó que no sobreviviría.
En aquel tiempo no tenía consuelo: comenzó a sentir que con el paso de los días su salud se deterioraba cada vez más.
“La radiación, la quimio y los demás tratamientos liquidaron mi vejiga, el colon y comencé a tener hemorragias constantes. Así como me trasfundían sangre, la perdía. Cada vez que iba al baño me iba en sangre. En medio de esta situación, por momentos aterradora, dejó de funcionarme un riñón y me hicieron una nefrectomía. Necesitaba urgente un tratamiento, pero la droga prescripta no ingresaba al país debido a la pandemia. ¡Estaba aterrada! Por suerte, los médicos se pusieron mi caso al hombro y pronto estudiaron otra solución y vieron qué hacer para ayudarme a estar mejor. Así comencé el tratamiento de cámara hiperbárica (es el uso médico del oxígeno puro al 100% en una cámara presurizada) que me ayudó un montón”, resume. El alivio había llegado.
Lo que siguió para Agustina fue un tratamiento ambulatorio, transfusiones de sangre dos veces por semana y e hierro una vez. Así lograron estabilizar los valores de sus análisis clínicos.
“En agosto del año pasado, que ya me sentía mejor y quise volver a entrenar en el gimnasio, pero llegó la ola de ómicron y tuve miedo de contagiarme COVID, porque en el lugar también hacía mucho calor y el cambio de temperatura no hubiera sido bueno. Un poco angustiada, se lo comenté a mi mamá -mi gran apoyo emocional- y con total simpleza, dijo: ‘¡Y volvé a nadar! ¿Cuál es el problema?’... ¡No había problema en nadar! El problema era que no quería ilusionarme y luego no poder respirar y tener que dejar. Pero no tenía nada que perder y esta vez asumí el reto”, recuerda la decisión que tomó hace tres meses.
En esos días, su grupo de nadadores amigos comenzó a nadar en aguas abiertas y a organizar competencias. Ellos fueron los primeros en alentarla para que se animara a participar. Lo hizo.
Apostar por la vida
Durante la internación de cinco meses, Agustina la pasó mal. Su nivel de hemoglobina llegó a bajar a tres y corrió riesgo de vida. “Pero acá rendirse no es opción”, escribió al recibir el alta en su cuenta de Twitter @_1AgusAvila, desde la que contó su día a día.
Por eso, haber superado tantas adversidades, acompañada de un equipo médico que logró sacarla adelante y de su garra, fue para ella un renacer y sintió la necesidad imperiosa de una celebración. Lo hizo volviendo a hacer lo que más ama: nadar.
Cuando se encontró con sus amigos nadadores y le comentaron sobre la competición que estaba iniciando no se sintió muy segura, pero ellos sabían de su potencial. “¡Sos re buena nadadora! ¡Probá y tirate al agua!”, la aconsejaron. Aceptó el desafío.
“Me tiré y salí enojadísima porque había tragado mucha agua, no veía las boyas mientras nadaba y la había pasado para el culo... Me enojé y me fui. Al rato, se acerca una chica y me pregunta: ‘¿vos sos Agustina Melina?’, le digo que si y pregunto por qué y me dice: ‘¡Loca, saliste primera!’”, revive entusiasmada.
“¡No lo podía creer! ¡Se armó un fiestón tremendo! Los profes y los coordinadores conocían mi historia, los demás no, y eso fue un gran incentivo para mi porque me di cuenta de que pude y que puedo hacerlo. Desde ese día mi vida es dedicarme a disfrutar la vida, a entrenar y superarme día a día”, admite.
Apenas terminó el festejo, Agustina compartió en sus redes la feliz noticia: “‘Podés infartarte o te puede dar un ACV’, me dijeron. Nadie creyó en mi, no me querían dejar ir y, para ser sincera, estoy pasando unos de los peores momentos de mi vida, con más ganas de morir que nunca, pero estas es por una de las cosas que sigo: primera de mi categoría en aguas abiertas”, escribió. El pasado 21 de marzo volvió a las aguas y lo contó con otro posteo, el que abre esta nota, que recibió el apoyo de más 18 mil de sus 22 mil seguidores en Twitter.
Agustina sigue entrenando y va por un nuevo desafío: el viernes 25, volverá a competir en 1500 m de aguas abiertas en Altas Cumbres, que se disputará en el Dique La Viña.
“El cáncer está controlado. Lo que se me complicó mucho fueron otros órganos a causa de los tratamientos, pero estoy bien y controlando las secuelas. Apostando a la vida, como siempre”, finaliza.
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