Dos argentinas que enseñan a meditar mientras se teje con las manos son furor en Uruguay

“Las personas logran conectarse sensorialmente con sus raíces”, asegura Gaby Carpaneto una de las creadoras de la experiencia que nació en plena pandemia en Montevideo y que hoy recorre todo el país. La historia

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El contexto nos impulsó a buscar lo que nos movilizara, lejos de la comodidad  de los conocimientos y la formación que cada una tiene  (Ignacio Naon)
El contexto nos impulsó a buscar lo que nos movilizara, lejos de la comodidad de los conocimientos y la formación que cada una tiene (Ignacio Naon)

Música suave, aromas que calmen la mente y la aleje de las preocupaciones cotidianas. Ojos cerrados, casi en estado alfa y, de pronto, sobre las piernas cae un gran ovillo de lana. Invitan a tocarla, a sentir la textura y conectar con los recuerdos que esa suavidad y esos aromas traen. Recién, solo recién, cuando lo hayan logrado comenzarán a entrelazar las manos con las hebras y los propios brazos harán de agujas.

—¿Qué recordaste?—, pregunta Gaby, curiosa y ansiosa ante la respuestas por lo que vio mientras los participantes del workshop seguían su guía.

—¡Recordé a mi abuela! —, responde una de las mujeres que no evita las lágrimas y abraza el ovillo como si allí hubiera encontrado aquel abrazo que le faltó.

Todo eso sucede desde hace poco menos de un año en Uruguay durante los workshops en los que Gaby Carpaneto brinda meditación y tejido artesanal, con una técnica en la que solo se utilizan las manos y los brazos.

La técnica del tejido es utilizando solo las manos y los brazos, antes se hace una meditación guiada que tiene el objetivo se activar las energías sensoriales (Ignacio Naon)
La técnica del tejido es utilizando solo las manos y los brazos, antes se hace una meditación guiada que tiene el objetivo se activar las energías sensoriales (Ignacio Naon)

“Comenzamos a trabajar esta técnica para disminuir el stress, pero es increíble lo que se genera en cada encuentro. Ya desde el primero hubo mucha magia”, confía la productora de eventos y una de las creadoras del emprendimiento Suyai gestado durante la cuarentena estricta para frenar el avance de la covid-19 a Uruguay, donde vive desde hace 31 años.

Ella también, con su actividad completamente frenada, necesitó reinventarse y recordó aquello que había sentido años atrás cuando tejió por primera vez, en 2017. “Tenia a mi hijo internado por cáncer de médula en los Estados Unidos, donde le hicieron el trasplante. Fueron muchos meses esperando la cirugía y la mamá de otro nene, que no sobrevivió, me decía: ‘¡Tenés que tejer, Gaby!’, porque me veía muy mal e impaciente y un día llegó al hospital con lana y me di cuenta de que tejer me daba paz. Mi hijo hoy está estupendo y yo ahora devuelvo todo lo que aprendí a través de esta técnica, que no es nueva, pero a la que decidimos combinar con la meditación. Lo ofrecemos a todas las personas de todas las edades”.

La historia

Gaby Carpaneto y Majo López Martínez son argentinas radicadas en Uruguay, y se conocieron en agosto de 2020 en Montevideo. Una venía del rubro de la moda y la otra de la economía, pero vieron todo lo que tenían en común para emprender un nuevo camino que lograron afianzar para marzo del año siguiente.

"Los workshop son personalizados, por eso armamos grupos reducidos", explica Gaby. En el de la imagen, contó con la presencia de Claudia Fernández (Ignacio Naon)
"Los workshop son personalizados, por eso armamos grupos reducidos", explica Gaby. En el de la imagen, contó con la presencia de Claudia Fernández (Ignacio Naon)

“Nos conocimos de casualidad y conectamos rápido. De repente nos vimos tomando un café y hablando sobre la necesidad que muchas veces tienen las personas de plasmar sus sentimientos y abrirse a esas experiencias, sobre todo, por lo que se vive en el mundo; esa necesidad de conectar con la Tierra y el Universo. Así comenzamos a tirar ideas para hacer algo juntas, no teníamos idea bien qué, pero sí que cada una veía en la otra mucha energía y ganas de emprender”, recuerda Gaby los inicios.

El objetivo que perseguían era trascender y buscar algo propio que las movilizara para luego poder transmitirlo a los demás, cuenta, y decidieron que aquella sensación que tuvo Gaby al tejer era la indicada. “Así contactamos a nuestra mentora, otra argentina, que nos enseñó la técnica inusual; y comenzó el viaje, este viaje hermoso”, asegura.

Una vez que aprendieron la técnica, las ya amigas se formaron para ser ellas quienes enseñen y aún lo siguen haciendo. “Es una técnica única y poderosa por lo simple que es y que además ofrece resultados inmediatos. Una vez que adquirimos la técnica como estudiantes, nos dedicamos a nuestra formación como docentes porque lo pedagógico es importante. En el mientras tanto, pudimos experimentar lo poderoso de la experiencia que comenzamos a enriquecerla sumando contenidos de meditación y la intención. Así nació Suyai, una evocación a nuestras raíces y una experiencia que tiene que ver con tener esperanza; eso es lo que significa en lengua mapuche”, define.

Emociones a flor de piel en los workshops de Suyai (Ignacio Naon)
Emociones a flor de piel en los workshops de Suyai (Ignacio Naon)

Para las mujeres, la experiencia que ofrecen colabora con “el creer en uno mismo, con las propias capacidades escondidas, conectando con la naturaleza y con nuestro interior, con lo que el olor y la suavidad del material despierta y el poder como resultado. Nos dimos cuenta de que sobre esa mesa se estaba poniendo más que el deseo de tejer una manta porque afloraron emociones hermosas: hubo personas que lloraban y hasta gritaban al conectar”.

La propuesta no tiene edades y ya alcanzó a niñas. “Lo más extraordinario fue la experiencia con el primer grupo de nenas, de unos 8 años. Fue maravilloso ver cómo prestaban atención, cómo la que había entendido ayudaba a la que no y como se esperaban para avanzar en los puntos”, recuerda y asegura que la técnica las ayuda con la motricidad, la paciencia y hasta con las matemáticas.

“También pudimos ofrecerlo a personas de la tercer edad. Fue una experiencia hermosa de interacción aunque fue un poco más difícil porque muchos no tenían la misa motricidad, pero siempre se logran experiencias asombrosas”, remarca.

Los workshop de Gaby y Majo se realizan una vez por semana y siempre para grupos reducidos. La propuesta puede ser para eventos familiares, empresariales y para amigas (Ignacio Naon)
Los workshop de Gaby y Majo se realizan una vez por semana y siempre para grupos reducidos. La propuesta puede ser para eventos familiares, empresariales y para amigas (Ignacio Naon)

La experiencia no se podría vivir completa sin los quince minutos previos de total concentración. “Allí conectamos con nuestra tierra, con la naturaleza, dejando de lado todas nuestras rutinas y preocupaciones, para luego conectar con el ovillo abrazándolo e intencionándolo para un ser querido, para uno mismo, para un lugar de la casa especifico. La energía de la intención, algo muy poderoso construido por cada alumna durante la experiencia, queda en ese ovillo que luego se transforma en la manta”, manifiesta sobre la experiencia que necesitará de “un alto contenido sensorial: el olfato y el tacto están permanentemente activos durante la confección de la prenda y eso lo hace especial”

Gracias a los workshops (que duran dos horas y media), varias ex alumnas hicieron sus propios emprendimientos de mantas tejidas a mano. “Muchas regresan a vivir la experiencia porque las conectan con sus abuela, sus madres, con su pasado y eso es hermoso”, se emociona por los resultados logrados.

Los workshops que ofrecen son tanto para manta XXL, como pie de cama, para los más chicos y los rodantes, en los que van a donde las llamen. También lo hacen como una experiencia familiar, para festejos y para empresas.

*Pueden contactarlas a través del Instagram @suyai_uy

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