Padres Organizados, el nuevo movimiento social que emergió en la política educativa argentina después del cierre de las escuelas que impuso el Gobierno en 2020 por la pandemia de Coronavirus, le pidió al Papa Francisco que interceda ante el presidente Alberto Fernández por la vuelta a la presencialidad.
A través de una carta enviada al Vaticano, sus integrantes le solicitaron al Sumo Pontífice que en la reunión que mantendrá con el Jefe de Estado haga hincapié en la importancia de que se respeten los derechos a la educación de niños, niñas y adolescentes argentinos que desde hace 18 meses no pueden asistir a las aulas.
“En un contexto de crisis sanitaria, social y económica, más del 60% de los niños se encuentra en situación de pobreza. En la gran mayoría de las localidades, los niños han atravesado los últimos 18 meses sin asistir a clases y más de un millón de chicos durante 2020 se desvincularon de su escuela. Las escuelas cerradas solo profundizaron este desastre”, alertaron.
Además, explicaron que muchas de las localidades donde la educación presencial se vio interrumpida coinciden con lugares de extrema pobreza donde la salud física y emocional de los chicos se está deteriorando.
La petición de los padres se produce luego de que el Gobierno enviara al Congreso un proyecto de ley para regular las restricciones y facultar al Presidente de suspender las clases en aquellos distritos que estén en alarma epidemiológica.
“Sabemos que la escuela es irremplazable, cumple diversos roles, educa pero también brinda contención especialmente en contextos sociales adversos. Las escuelas cerradas tienen un enorme costo social que hoy no terminamos de cuantificar”, remarcaron en la misiva, que además fue compartida en las redes sociales.
Si bien los padres admiten que no desconocen las dificultades logísticas y sanitarias que involucra mantener las escuelas abiertas, recordaron que “las investigaciones recientes han constatado que la escuela no es el principal foco de contagio y, en cambio, sí se han podido medir los inmensos daños que las escuelas cerradas provocan en los niños”.
Ellos están convencidos de que “la escuela debe ser lo último en cerrar y lo primero en abrir frente a las restricciones de la pandemia que azota al mundo entero, dado que está comprobado que el aula no contagia”. Y remarcan: “Es más, es un lugar de prevención y detección del virus”.
Para los Padres Organizados, “sin educación nuestro país no tiene futuro porque es un derecho fundamental y los niños no pueden seguir siendo variable de ajuste”. Y alertan que en la medida que el derecho a la alfabetización quede olvidado, la reinvindicación de todos los demás derechos quedará retardada o minimizada.
Por eso, frente a la inminente visita del Presidente al Vaticano y entendiendo que la escuela constituye un lugar seguro e indispensable para el sano desarrollo de todos los niños, niñas y adolescentes se animaron a hacerle una petición al Papa.
“Le rogamos que interceda ante las autoridades para que dediquen sus mayores esfuerzos a garantizar la apertura de las escuelas en todo el territorio nacional”, dijeron los padres a Francisco en la carta que lleva la firma de María del Rosario Perrone, Lucía Cristofani y María Lucía Lascombes, tres de las integrantes de esta organización.
En varias oportunidades, el Papa Francisco se mostró a favor de la presencialidad, denunció la “catástrofe educativa” e hizo hincapié en la “crisis de las relaciones humanas” provocada por una pandemia que obligó a todos a aislarse y encerrarse en casas y a escuelas y universidades a trabajar a distancia.
“Asistimos a una suerte de catástrofe educativa, ante la que no podemos permanecer inertes, por el bien de las generaciones futuras y de la sociedad en su conjunto”, advirtió ante los embajadores de los 186 países con los que el Vaticano mantiene relaciones diplomáticas.
En este sentido, Francisco reclamó un nuevo período de compromiso educativo, que involucre a todos los componentes de la sociedad, “porque la educación es el antídoto natural de la cultura individualista, que a veces degenera en un verdadero culto al yo y en la primacía de la indiferencia”.
Según confirmaron a Infobae en Casa Rosada, el encuentro entre Alberto Fernández y el Sumo Pontífice será el 13 de mayo, primer día del jefe de Estado en Roma, luego de su visita por Portugal junto al ministro de Economía, Martín Guzmán, en busca de apoyo para acordar con los acreedores externos.
La última conversación pública entre el Presidente y el Sumo Pontífice se dio en agosto de 2020 a través de videollamada antes de que el Gobierno anunciara la reestructuración de la deuda por más de 60 mil millones de dólares. Esto no fue casualidad: el rol de Francisco ayudando a la argentina con los acreedores fue fundamental y ahora Alberto Fernández buscará un nuevo apoyo del jefe del Vaticano.
Y ahora los padres también esperan que el rol del Sumo Pontífice sea fundamental para que el Presidente escuche el pedido desesperado de un importante sector de la sociedad que pide a gritos por el derecho a la educación presencial.
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