Celeste Santos y Marcos Gómez tienen 20 y 24 años respectivamente. Como a muchísimas otras personas, la cuarentena los dejó sin trabajo y sin ningún ingreso económico. Tuvieron que salir a pelearla para sobrevivir, ya que a él no lo dejan ir a su trabajo por la distancia que tiene desde su domicilio, y ella fue despedida. Sin embargo, Celeste y Marcos no se quedaron de brazos cruzados: juntos, se pusieron a vender ropa y juguetes.
A pesar de la adversidad, esta pareja que vive en San Francisco Solano, Quilmes, tenía un gran sueño por el qué luchar: o, mejor dicho, dos sueños que ya tenían nombre, Jazmín y Anissa. Y es que después de muchos intentos, debido a varios problemas de salud que le impedían a Celeste convertirse en madre, la pareja transitaba el séptimo mes de embarazo de las mellizas que habían venido para cambiar su vida. El sueño de la pareja se había concretado e, incluso, duplicado. La felicidad era absoluta.
Desgraciadamente, el 8 de septiembre Celeste empezó a sentirse mal. Algo no andaba bien y llegó lo peor que una pareja embarazada puede oír: “Me sentí muy mal y la ecografía mostró que sus corazones se habían detenido. Habían fallecido dentro de mi vientre. Fue una lucha para poder cremarlas, porque no teníamos la plata para poder hacerlo y no queríamos que se convirtieran en desecho patológico”, le cuenta Celeste a Infobae con la voz entrecortada por su llanto.
Gracias a la ayuda económica de muchas personas que se conmovieron con el gran dolor de la pareja, finalmente pudieron llevar las cenizas a su casa. “Empezamos a juntar plata por todos lados: a sacar de donde no teníamos y a pedirles a nuestros conocidos que nos ayuden, porque las urnas salían 8 mil pesos. Gracias a que tengo clientes -que más que clientes parecen familia, porque nos ayudaron muchísimo y hasta nos donaron cosas para vender- pudimos cremarlas. Nos donaron dos cajitas para sus cenizas. Con esa ayuda, también pudimos juntar plata para pagar el alquiler de la casa”, dice Celeste.
Allí, los restos de Jazmín y Anissa descansaban en paz en un lugar muy especial que ellos mismos les armaron con mucho amor, pero también con mucha tristeza. Las pequeñas urnas fueron ubicadas en un altar en la entrada de la casa, acompañadas por fotografías del embarazo, peluches, ropita y una ecografía 3 D donde ya podían verse sus caritas.
El 28 de septiembre, la pareja no estaba en su vivienda, ya que ambos habían salido a trabajar. Cuando Celeste abrió la puerta, se encontró con un cuadro más que desgarrador: se habían llevado varios objetos materiales y el poco dinero que habían juntado para pagar los 8 mil pesos de alquiler, pero también faltaban las urnitas con las cenizas de sus mellizas: lo único que les había quedado de aquel embarazo que, lamentablemente, no pudo llegar a término.
“Mi marido había ido a San Francisco Solano, porque tenía que buscar mercadería, y yo fui a entregar ropa y juguetes. Marcos trabaja como metalúrgico en San Martín y en 3 de febrero, pero no lo dejan ir por la cuarentena y porque vivimos lejos... y no le están pagando. Yo trabajaba en un salón de eventos, pero me despidieron por falta de trabajo. Por eso, estamos haciendo ese trabajo que nos ayuda a sobrevivir. Cuando volví a casa, abrí la puerta y lo primero que noté es que faltaban las cajitas de las mellizas. Les hicimos un altar en la entrada, donde habíamos puesto sus cofres, y no estaban más. Los ladrones habían tirado todos sus peluches y las cositas que les habíamos comprado. La puerta del fondo estaba abierta y dejaron toda la casa revuelta, toda la ropa para vender tirada, la mercadería, los muebles abiertos de par en par... Incluso, quisieron llevarse una garrafa pero no pudieron. Se robaron una netbook, plata y muchas cosas más, pero también, objetos sin valor material pero con todo el valor sentimental para nosotros, como cositas que eran para mis hijas y hasta sus ecografías”, explica Celeste desolada.
La desesperación de estos padres los llevó a recurrir a las redes sociales, para ver si alguien podía ayudarlos a encontrar las cenizas de sus hijas y hasta para alentar a los ladrones a que se las devuelvan, a cambio de una recompensa que juntaron con muchísimo esfuerzo. “Se me ocurrió publicarlo en Facebook, para ver si les podemos tocar un poquito el corazón a las personas que hicieron esto, y que nos devuelven a nuestras hijas. Si es necesario, nosotros les vamos a pagar, y estamos juntando lo posible para darles una recompensa. Pero necesitamos que nos devuelvan sus cenizas. La cuarentena nos destrozó económicamente. Vivimos en un barrio humilde y tenemos que pagar un alquiler de 8 mil pesos. Pero estamos juntando pesito a pesito para poder llegar a fin de mes. Entre lo que pagamos de alquiler, luz y comida no nos queda nada”, se lamentó la mamá de Jazmín y Anissa.
Celeste consideró que no tenía sentido llamar a la policía, ya que en otras ocasiones de robo, ni siquiera le quisieron tomar la denuncia. “Nadie vio nada y, además, ¿cómo hago para que la policía me lleve el apunte con lo que pasó con las cenizas de mis hijas? Una vez me robaron en la puerta de mi casa y nadie me quiso tomar el caso. Si no me dieron importancia esa vez, menos me la van a dar ahora. Además, recibí amenazas por Facebook desde perfiles falsos, diciéndome que si hacía la denuncia no me las iban a devolver. No entiendo por qué hacen eso y no tengo la menor idea de lo que quieren lograr”, reveló con temor y, por ello, le pidió a Infobae que ni ella ni su pareja aparezcan en las fotografías.
“En marzo de este año, nos mudamos a este departamento en Solano y nos pusimos a buscar un bebé, porque hacía tiempo que queríamos ser padres, pero yo no podía quedar embarazada. A los dos meses, nos enteramos con mucha felicidad que esperábamos a dos bebitas. A pesar de todas las dificultades que teníamos, las mellizas nos dieron una alegría inmensa. Por eso, quiero que nos devuelvan sus cenizas. Con ellas, se fue un pedazo de mi vida”, afirmó su madre.
“Si pudiera hablar con las personas que hicieron esta crueldad les diría que, si tienen hijos, algún día entenderán el dolor que le provocaron a una madre que está sufriendo demasiado. Yo no soy quién para juzgarlos pero, al menos, les pido que abran sus corazones y me devuelvan las urnitas. Nadie los va a juzgar por lo que hicieron. Incluso, si necesitan plata, la vamos a juntar y se la vamos a dar. Pero, por favor, quiero que me devuelvan las cenizas de mis hijas”, imploró Celeste.
“Es imposible que no se hayan dado cuenta que eran urnas con cenizas, porque era evidente que estaban en un altar. No entiendo por qué no se llevaron el televisor o el equipo de audio. Se llevaron las cenizas, la plata y la netbook. Además de perfumes que no tienen nada de valor. Había otras cosas más de valor material para que se llevaran, pero justo robaron los cofrecitos, que para nosotros tienen más valor que nada en el mundo”, dijo Celeste entre lágrimas. “Sólo queremos que nos ayuden a encontrar a las mellizas, porque ya no podemos ni dormir de la tristeza y la angustia. Los nervios nos están matando. Es lo único que pedimos: que nos devuelvan las cenizas de nuestras hijas, todo lo demás que se llevaron no nos importa”.
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