Santino Ombrella es un gran jugador profesional de fútbol virtual, vive en Rosario y es hijo único. Cuando tenía 18 meses, sus padres notaron que algo no andaba bien hasta que, tras realizarle varios estudios médicos, llegó el diagnóstico: atrofia muscular espinal (AME). Se trata de una enfermedad rara y poco frecuente, que afecta el área del sistema nervioso que controla el movimiento muscular voluntario, provocando una pérdida de células importantes en la médula espinal, fundamentales para el control y la fuerza de los músculos. Esta patología provoca una debilidad progresiva, y también, la disminución gradual de la masa de los músculos.
Por esa enfermedad -justamente, en agosto se lleva a cabo el mes de concientización mundial de AME- usa una silla de ruedas y su movilidad es reducida. Sin embargo, esa situación no le impidió encontrar una actividad que disfruta y que, a través de la cual, genera ingresos económicos para mantenerse e independizarse. De hecho, ya alquiló una casa cerca de la que comparte ahora con sus padres y espera que terminen de adaptarla para poder mudarse solo.
“La estoy remodelando para adaptarla y que sea una casa inteligente para lograr lo que más quiero; independizarme por completo, vivir solo, tener mi casa y mi trabajo. Esa es hoy mi mayor aspiración. Soy hijo único y esto era algo que ya estaba muy hablado con mi familia. No me voy por obligación, me voy porque quiero crecer. Mis padres están felices, obvio que tienen un poco de miedo, pero confían en mí y saben que, si lo puedo hacer, van a estar tranquilos”, cuenta Santino en una entrevista con Infobae.
Para muchos jóvenes, ser gamer es un gran pasatiempo, pero Santino encontró mucho más que eso frente a la computadora, cuando descubrió que su vocación estaba en los e-Sports. Apasionado por el fútbol, se centró sólo en ese deporte y consiguió convertirse en un jugador profesional virtual, lo que le permitió jugar para Independiente en el FIFA -consagrándose como subcampeón argentino-, obtener el segundo puesto para la Argentina en el Mundial de FIFA e-Nations y ser campeón de AFA e-Sports en su tercera edición.
Desde 2014, integra la selección argentina de Power Chair, donde juega fútbol adaptado en sillas de ruedas especiales y es miembro del equipo de Rosario, consagrados muchas veces como campeones argentinos. También, consiguió varios campeonatos de América y, en 2017, participó en el Mundial que se realizó en Orlando, Estados Unidos, obteniendo el séptimo puesto y desempeñándose como capitán del equipo. Aunque aún no lo quiere revelar, pronto va a anunciar su nuevo club de FIFA para la temporada 2021.
“Aunque tengo esta enfermedad, nunca la vi como algo negativo. Intenté hacer todo y, cuando no pude, busqué la forma. Trato de encontrar la manera para hacer lo que me gusta, como pueda. Siempre me gustó el fútbol pero cuando era chico no podía jugar con mis amigos. De todos modos, era parte de esa banda, tocábamos juntos... como se podía. Nunca dejé de intentar jugar y divertirme con lo que puedo y con lo que tengo”, cuenta.
“La enfermedad me impide caminar y hacer mucha fuerza, por ejemplo, en un deporte, pero siempre fui de buscarle la vuelta. Como me gustaba el fútbol, decidí empezar el curso de director técnico, porque no hay que utilizar fuerza. Después, comencé a jugar al fútbol en silla de ruedas, pero siempre fui buscando todo lo que podía hacer, con los impedimentos derivados de la enfermedad”.
Un joystick y una computadora le permiten divertirse, jugar con sus amigos y, además, solventar sus gastos. Una patología tan compleja, a la que le hace frente desde que tiene uso de razón, no pudo inmovilizarlo ya que buscó diferentes alternativas para adaptarse a su realidad y enfrentar la adversidad, sin dejar de lado sus sueños y haciendo lo que le gusta.
“Tengo atrofia muscular espinal y me la diagnosticaron a los 18 meses. Es una enfermedad que, poco a poco, te va comiendo los músculos hasta que, finalmente, queda poco por hacer. Mis padres se dieron cuenta que algo no andaba bien y me llevaron al médico. De chico tenía que ir mucho a Buenos Aires para atenderme. Hace tres años que estoy en un tratamiento que detiene la enfermedad: no la cura, pero evita que siga progresando. Incluso, mejoré, aunque eso no suele pasar a mi edad”, explica.
“Tengo movilidad en todo el cuerpo pero, por ejemplo, no tengo la fuerza suficiente en el codo para levantar el brazo muy alto o estirar las piernas. Del antebrazo para abajo, me cuesta un poco, pero puedo moverme. Muevo las piernas, los pies y tengo sensibilidad en todo el cuerpo. No llego a levantar del todo tres dedos de una mano, pero hace mucho tiempo que me pasa, así que ya me acostumbré a usar siete dedos. Puedo usar ambas manos y tengo un poco más de fuerza en la derecha por ser diestro. La enfermedad me impide caminar y tener independencia para cuestiones básicas, como cocinar, salvo que tenga todo muy adaptado, o levantar muy alto el brazo. Intento hacer todo con las manos y trato de tener todo cerca”, afirma.
Desafiando siempre todos los límites y enfocado en su pasión por el fútbol, Santino se dio el gusto de ganarle a Lionel Messi jugando al FIFA. “Lo conozco desde hace más de 10 años. Por un pariente en común, nos encontrábamos en los eventos familiares y pegamos muy buena relación. Él aún no era ultra conocido y, cuando podíamos, jugábamos juntos a la Play Station. La última vez que lo vi fue en 2018, cuando fui a un entrenamiento de la Selección y estuvimos hablando un rato. Antes, había podido verlo entrenar en el Barcelona”, cuenta.
“En 2009, le gané jugando al Pro Evolution en un amistoso de fútbol a beneficio de FAME (Familias con Atrofia Muscular Espinal). Se realizó un torneo de cien personas y el ganador jugaba contra Messi, en una pantalla de cine. Nos reímos un rato juntos, porque el ganador entre los cien participantes fui yo. Después, me tocó jugar con Messi y también le gané. Estaban todas las cámaras de televisión. Fue muy impresionante”.
Tal vez porque desde pequeños tuvieron que enfrentarse a la adversidad física y, a lo largo de la vida, supieron abrirse camino cada uno en lo suyo -Messi en el fútbol profesional convencional y Ombrella en el virtual- Santino cuenta que en su infancia lo comparaban con el jugador que, al igual que él, nació en Rosario. “Cuando era chico, me comparaban mucho porque él también se tenía que aplicar inyecciones en las piernas. Muchas veces, yo mismo comparaba mi caso con el suyo. Pensaba que si él podía, yo también. En ese sentido, fue un referente para mí”, contó.
Su historia con los e-games también comenzó en la infancia, cuando se sintió atraído por esos juegos y ya se destacaba por encima de sus amigos. “Desde muy chico jugaba a la Play. Siempre ganaba y me gustaba participar de los torneos, aunque fueran pequeños. A partir de los 17 años, apunté a los e-sports (deportes virtuales). Me empezó a ir bien jugando al FIFA, así que me anoté en un par de torneos. Entonces, me fue bien, empecé a conocer a gente del ambiente y me hice un lugar en una comunidad, en la que mis amigos virtuales y yo fuimos creciendo”.
Sin embargo, lo que empezó como un simple entretenimiento, se convirtió en un medio de vida. Todas las noches entrena muchas horas para jugar mejor y conquistar nuevos desafíos frente a su computadora.
“En 2017, tuve mi primer torneo en TyC Sports, y fue lo más grande que había en ese momento. A partir de ahí, fui creciendo hasta que hace dos años me contrataron de Independiente. Ahora tengo un nuevo club, pero todavía no se puede decir (risas). Sigo en la línea de los e-Sports, porque me encanta el fútbol profesional virtual y siento que puedo llegar aún mucho más lejos de donde estoy”, afirma. “A la noche, veo muchos entrenamientos de FIFA. No es un horario como un trabajo fijo, pero me gusta hacerlo de noche desde que era chico. Somos un equipo y ese es el horario que tenemos en común”.
Pero a Santino no sólo le interesa el fútbol. Inquieto y curioso, cuenta que a través de una serie de televisión comenzó a interesarse por la cultura nórdica y ahora está a punto de aprender noruego: “Disfruto mucho ver series, tomar mate, estar en la computadora sin preocupaciones, mirar YouTube, jugar... Estoy por empezar un curso para aprender noruego: me encanta la cultura nórdica. Veía mucho la serie Vikings y, como me gustó tanto me tatué una frase que dice el protagonista: ’Who wants to be the king?’ (¿Quién quiere ser el rey?). Me puse a investigar desde cómo viven los nórdicos hasta sus dioses”.
Desde su niñez, no deja de participar en campeonatos de fútbol virtual, pero también, de fútbol adaptado, lo que lo hizo cosechar una gran cantidad de amigos a quienes frecuenta todo el año. “Tengo muchos y por todos lados. Desde tercer grado sigo con los mismos amigos del colegio, y sumé a los del Club Bancario y los de Power Chair. También tengo a los que me dio el FIFA y con ellos es con quienes más hablo. Cada vez que voy a Buenos Aires los veo. Mi mejor amigo, Franco, también tiene atrofia muscular espinal. Nos reímos de nosotros y de la enfermedad: nos hacemos chistes, como ’¿me alcanzás eso?’, cuando ambos sabemos que no podemos hacerlo. Mi amigo me ayudó mucho, tiene un humor muy sarcástico”.
Sus amigos, su independencia, su familia y el fútbol profesional virtual son los pilares en los que se apoya para vivir una vida plena y sin temores. “No le tengo miedo a mi enfermedad pero le tengo respeto porque, lamentablemente, muchas personas fallecieron. Intento tomarla con cierta gracia, porque creo que es mejor que estar triste y que preguntarme todo el tiempo por qué me tocó a mí. En cinco años me gustaría jugar en un equipo europeo, tener un ingreso estable, vivir solo, tener mi casa comprada y no tener que alquilar. Quiero seguir progresando en el deporte. A nivel personal, me encantaría seguir bien físicamente, que la enfermedad no empeore y conservar a mis amigos”.
Abrirse camino en el mundo del fútbol virtual es algo novedoso y, aún más, conseguir vivir de un e-game es el sueño de muchos jóvenes que pasan largas horas frente a una computadora. Para Santino, es importante que este tipo de deporte tenga la relevancia que se merece y cree que la cuarentena lo puso de relieve. “Los deportes electrónicos crecieron muchísimo. Es bueno que se sepa que se puede trabajar y vivir de esto: que no se le impida a un chico de 15 años pasar mucho tiempo jugando, porque en un futuro, si es lo que le gusta, va a poder trabajar de esto. Los deportes virtuales vienen creciendo hace muchos años y la cuarentena los favoreció porque la gente juega más o los descubrió ahora”.
“Es solo cuestión de tiempo que el fútbol virtual se convierta en un deporte tan popular como el fútbol real. Creo que es un deporte sano, incluso más que el fútbol convencional, al no haber -por ejemplo- corrupción. Lo único que falta es que esto siga creciendo a lo largo del tiempo. Para mí, haber encontrado esto y poder trabajar jugando al FIFA, es increíble y no puedo haber pedido nada mejor. No me veo haciendo otra cosa , explica, aunque lamenta que en nuestro país el fútbol virtual aún no esté muy desarrollado como en Europa o en los Estados Unidos.
“Acá, el fútbol virtual no está muy avanzado pero hay varios chicos que juegan profesionalmente en clubes del exterior. Nicolás Villalba juega para el Basilea de Suiza y, hoy en día, es uno de los mejores jugadores del mundo en FIFA. Me ayuda mucho y me aconseja. En Argentina no hay muchos equipos aún y se hace una competencia que se llama la e-Super Liga, donde todos los equipos tienen un jugador pero no están contratados y necesitan un representante para competir. Yo estuve contratado para Independiente hasta marzo y ahora empiezo con un club nuevo”, anticipa.
“Los clubes europeos son los que más tiempo llevan en esto y cada año van variando quiénes son los mejores jugadores. La edad promedio es de 20 a 25 años. Y, por más que no parezca, la competencia es muy estresante, así que cuando ya tenés 5 o 6 años jugando, te cansás. Para los torneos internacionales hay que ser mayor de 18 años. Me gusta liderar adentro de la cancha y, obviamente, también afuera. En algún momento me gustaría ser director técnico convencional”.
“En Independiente jugué de manera profesional y competí contra Nicolás Villalba en la final nacional para representar a la Selección. Lo bueno de este juego es que se puede competir profesionalmente, sin tener necesariamente un equipo. Yo puedo representarme a mí mismo y competir normalmente. Lo genial de los equipos es que te ayudan económicamente, te asesoran, te dan una estructura, un coach, etc y eso no lo podés tener vos solo”, explica.
A Santino no sólo le preocupa que su deporte no esté aún tan desarrollado en nuestro país, sino que también le inquieta que algunas cuestiones que deberían ser simples sean tan complejas para las personas con movilidad reducida.
“Creo que estamos bastante atrasados, incluso con relación a la tecnología. Por ejemplo, me molesta mucho que no haya taxis adaptados, porque la movilidad es muy importante. Eso no pasa en los Estados Unidos, en Francia, en España, en Brasil... Otra cosa que necesitamos son autos adaptados. En los Estados Unidos, tienen autos con rampa: entro con la silla y manejo como si nada. Estamos muy lejos de eso, ojalá que en un futuro llegue acá. Es muy importante la concientización, por ejemplo, respetando un lugar reservado para una persona con discapacidad o una rampa en la calle. Ese tipo de cosas son fundamentales para avanzar. Trato de pensar que la gente no lo hace con mala intención y veo por donde puedo pasar. Yo no me enojo, pero mi mamá sí”.
Con apenas 22 años, Santino tiene en claro lo que quiere de la vida y cómo conseguirlo. Desde la infancia, entendió la importancia que tiene la fuerza de voluntad, las ganas alcanzar las metas personales, el esfuerzo necesario para conseguir sus objetivos, la paciencia que se necesita para ser cada día un poquito mejor en la actividad que le gusta y la pasión que lo lleva a poder concretar cada uno de sus sueños.
“Siempre intento no preocuparme por pavadas y ser agradecido con la gente que me ayuda. Sé que no puedo cambiar lo que me pasa y no me carcomo la cabeza pensando en todo lo que podría haber hecho si no tuviera esta enfermedad. Busco ser positivo. Soy así desde chico”, finalizó.
Seguí leyendo: