Un grupo de madres y algunos padres esperan a la salida de la escuela. Una mamá, Patricia, habla con un papá, Pablo. De pronto ella empieza a sentirse incómoda, siente un calor repentino, su cara arde y algunas gotas se deslizan desde el borde del cuero cabelludo y le recorren la frente.
Patricia baja la cabeza, mira la vereda, piensa: que no caiga ninguna gota. La gota, en su cabeza, crece y se agranda, va a hacer ruido cuando toque la baldosa; varias gotas van a formar un charco. Horror.
"¿Te sentís bien, Pato?", le pregunta Pablo. Ella apenas mueve la cabeza, murmura: "Creo que me bajó la presión". El timbre tapa sus palabras, las voces de las maestras ordenando la salida; su hija Camila que viene corriendo junto con Facu, el hijo de Pablo, la salvan.
Patricia tiene 48 años, Camila 8. Fue mamá a los cuarenta, y ahora, con una hija en tercer grado, acaba de sentir el primer síntoma de la premenopausia. Junto con el calor, vergüenza. Tanta, que prefiere no figurar con su nombre real en esta nota.
Dos años después, un buen día, Patricia tuvo un atraso. El test de embarazo dio negativo. "Señora, lo que usted tiene no es un embarazo -le dijo la ginecóloga- Eso se llama menopausia". A los efectos personales, en su cartera se sumaron un abanico, las toallitas húmedas y el lubricante. Hubo algunos sangrados a destiempo, el pelo se le secó. Pero lo peor de todo fueron los sofocos. Ese calor imprevisto en el ascensor, en una cena con amigos, a la salida de la escuela, como aquella primera vez.
¿Iba a engordar? Sabía que la grasa corporal empieza a acumularse en ciertas partes del cuerpo como el abdomen. Patricia sintió que dejaría de ser una mujer deseable ante la mirada del otro. ¿Qué otro? Otras mujeres estaban atravesando la misma experiencia, pero solo con sus amigas más íntimas se animaba a hablar de sus miedos, sus sensaciones. Y hasta ahí.
"La menopausia es el momento en que una mujer, al final de su vida reproductiva, tiene su última menstruación -explica la ginecóloga Sandra Magirena-. Esto es precedido de una disminución de la producción de folículos que se generan en el ovario y por lo tanto de la fertilidad. Y un período posterior que consiste en la acomodación del organismo a vivir sin ese tenor de hormonas que tenemos durante las fases ovulatorias, donde hay estrógenos y progesteronas circulando por la sangre de manera cíclica. Todo este período, que puede durar diez años (cinco antes y cinco después de la última menstruación) se llama climaterio".
La edad promedio de la última menstruación es entre los 48 y los 55 años; entre los 45 y los 48 se habla de menopausia temprana y antes de los 45, de menopausia precoz.
En la etapa previa, existen signos visibles, como irregularidades del ciclo o sangrados uterinos anormales, y después, cuando la menstruación se retira, síntomas atribuidos a la disminución de estrógenos, como sofocos, bochornos o calores, que pueden estar acompañados de sudoración y enrojecimiento de la cara. Normalmente se producen durante los dos años posteriores a la última menstruación.
Entre los cambios físicos, suele haber una redistribución de la grasa corporal. Y para los cambios en el humor (eso que algunos hombres llaman "estar loca"), los ginecólogos hablan del período de las tres "I": inestabilidad emocional, irritabilidad e insomnio.
Muchas mujeres utilizan medicación hormonal para alivianar los síntomas. Margirena advierte que tiene que haber un examen clínico para descartar factores de riesgo.
1️⃣La menopausia es solo un día2️⃣ Influye en todos los aspectos de la vida3️⃣ Puede generar cambios de humor, angustias y depresión4️⃣La mayoría de los médicos no aborda esta etapa integralmente5️⃣Uno de los síntomas más comunes es el sofoco
❤️Atravesémosla mejor con información.❤️ pic.twitter.com/1BAXGyHDDP— NoPausa (@no_pausa) July 27, 2019
"Si la naturaleza retira los estrógenos y la función ovárica en una determinada edad, alrededor de los 50 años, es por algo. Agregar medicación hormonal iría en contra de lo natural. Pero en algunos casos en que las mujeres están muy sintomáticas o una mujer que ha sufrido una menopausia quirúrgica, en estos casos sí estaría indicado el tratamiento hormonal de reemplazo, especialmente en una menopausia precoz, antes de los 45 años". Y recalca que lo que aumenta es el riesgo de accidentes cardiovasculares. Por eso, son importantes los controles periódicos.
Mucha de esta información, y más, puede encontrarse en No Pausa, una revista digital destinado a encarar el tema desde distintos ángulos: médico, psicológico, mítico.
A diferencia de Patricia, otras se animan a sacar la menopausia del closet. Consultadas por Infobae, tres mujeres en tres períodos diferentes del climaterio (premenoausia, menopausia y posmenopausia), cuentan sus experiencias y se preguntan por qué da vergüenza hablar del tema. Mientras que la escritora nicaragüense Gioconda Belli aporta un poema.
Carolina Balderrama: "Los pensamientos que me surgían eran catastróficos"
Carolina Balderrama es docente universitaria y periodista. Conduce Un cuarto propio, en Radio Caput y forma parte de Red PAR (Periodistas de Argentina en Red por una Comunicación No Sexista). Está atravesando la premenopausia y lo cuenta.
"Estos últimos meses he notado algunos cambios físicos, cosas que antes no me sucedían y empecé a preocuparme. Entonces me di cuenta de la falta de información que tenía. Los pensamientos que me surgían eran catastróficos", dice la periodista, que empezó a preguntarse por qué: "No hablamos del climaterio, de la menopausia, y pensamos que es algo que está lejos. Y tenemos un montón de ideas acerca de este estadio que atravesamos, no solo las mujeres, hay hombres trans que también lo atraviesan".
Balderrama decidió abrir el juego y con el hashtag #menopausia, el 20 de agosto lanzó la pregunta por Twitter:
¿Algune en la sala ha transitado la menopausia? ¿Cómo se llevaron con sus manifestaciones? ¿Qué temores, mitos, desconocimientos, ideas erradas, les despertaron? ¿Qué sentimientos y estados de ánimo?
Hubo de todo en las respuestas. Mujeres que compartieron sus historias personales. Y no faltó el ataque: Un usuario preguntó: "AlgunE? ¿Incluyes varones, por las dudas algunO también haya dejado de menstruar? O usas "lenguaje inclusivo" solo como bandera política para llamar la atención?"
Y recibió la respuesta de una usuaria: "Porque hay varones trans que tienen útero, por lo tanto ciclo menstrual y menopausia. Si. Es lenguaje inclusivo asertivamente usado".
Balderrama decidió a compartir sus dudas en "cualquier ámbito, familiar, de amistades, laborales, hasta sacar del clóset la conversación". Hacía un tiempo que había tomado la decisión de no teñirse más el pelo, y observó que "un punto común que aparecía era la mirada del afuera".
Se preguntó "cómo se construyen esos estereotipos acerca de la cabellera de una mujer canosa o el cuerpo de una mujer que está en climaterio o menopáusica". Y sacó la conclusión de "hay un vacío sobre estos temas". Carolina no lo duda. Lo que hay que sacar del closet, dice, es "el envejecimiento de nuestros cuerpos y esa construcción hacia afuera de nuestras imágenes".
Observa que "tenemos distintos 'manuales' para afrontar esta etapa que es una de las tantas de la vida y que no solo es por qué impedir ese movimiento de las hormonas. No es que se desordenan, es un nuevo movimiento hormonal y de temperamento y reflexiones, se mezclan cosas que muchas veces van en contra de esa expectativa hegemónica de lo que es vital, lo que es descartable, lo que no sirve más. Aquí estoy, transitando las primeras etapas del climaterio, camino a la menopausia y dejando que aparezcan las canas."
Esther Feldman: "Yo estoy feliz con mi menopausia"
Esther Feldman tiene 54 años. Es Licenciada en Letras, guionista de cine y TV, dramaturga y narradora. A los 34, cuando todavía la menopausia era algo muy lejano, escribió junto con Cristina Wargon, la obra teatral Acaloradas, que trata el tema en clave de humor.
Feldman se define como una "militante de la causa de la menopausia". Y lo explica: "creo que es un estandarte del patriarcado que no se termina de ver. Cuando la mujer termina su etapa reproductiva, porque eso es la menopáusica, te convertís en una persona vieja, decadente. Lo único que nos pasa es que dejamos de generar la hormona que nos permite reproducirnos. Eso nos trae consecuencias internas, no dejamos de desear ni de ser inteligentes ni de trabajar ni de ser productivas. Hay chicas jóvenes con menopausia."
Ella también se hace preguntas, y busca respuestas: "En una reunión, si digo que tengo calor, ¿se van a reír de mí? Es claramente una marca de machismo puesta en que la mujer que muestra los síntomas está mal vista".
De su propia experiencia, cuenta: "Yo tengo una menopausia muy leve, no me puedo quejar, tengo 54 y hace dos años que estoy completamente menopáusica, engordé dos kilos porque también dejé de fumar y no tengo más síntomas que un poco de calor". De todos modos, encuentra cierta complicidad silenciosa con otras mujeres: "A veces te pasa que subís a un ascensor y ves a una mujer que está teniendo un calor y nos miramos y entendemos la incomodidad. Y no decimos nada".
De todos los síntomas y sus significados, dice, "el del calor es el más 'avergonzante' porque es una aparición imposible de manejar, tiene una marca física, te ponés colorada, te gotea la frente o se te hace una aureola en la axila, se ve. Muy pocas mujeres lo dicen, pero en el imaginario, lo que pesa es que dejás de ser deseable. Es la marca, salís de la categoría de mujer deseable, que es la que puede reproducirse en el sistema patriarcal".
La guionista no es de las que sufre por eso: "Yo estoy feliz con mi menopausia. Feliz con no tener que cuidarme más, ni preocuparme por embarazos no deseados. No me cambia nada en lo personal. Pero sé que hay mujeres que tienen altísimos trastornos en el sueño. Del mismo modo que hay adolescentes a las que la cara se les convierte en un desastre de granos y otras ni uno. Hay chicas con menstruaciones sin dolor y otras que se pasan tres días en la cama. Lo mismo en la menopausia".
De lo que no se habla, para Feldman, es de la andropausia: "Los varones son eternamente jóvenes, eréctiles y reproductibles. A ellos no les pasa. Es más fácil verlo en la mujer. Después está el tema de 'está loca porque está menopáusica' en reemplazo de 'está nerviosa porque le vino'. Es seguir atando el humor femenino a lo hormonal, por ausencia o por presencia".
Claudia Piñeiro: "No me da ninguna vergüenza"
A los 59 años, Claudia Piñeiro vive su posmenopausia con plenitud. Pero hace unos años sufrió una trombosis cerebral. La autora de Las viudas de los jueves, Betibú, Elena sabe y Quién no, entre otros títulos, ganadora del premio Pepe Carvalho de novela negra en 2019, cuenta:
"Yo no tuve síntomas de ningún tipo más que el cambio físico (piel, peso). Pero me dieron estrógenos para evitar los síntomas del recambio hormonal y eso me produjo un ACV". Y cuenta lo que vivió: "Yo tuve menstruación hasta muy grande, hasta los 54 años. Por una cuestión de recambio hormonal, mi médico me hacía tomar anticonceptivos, que mantienen la menstruación un poco artificialmente. El argumento era que era mejor tomarlos para hacer un buen recambio hormonal y evitar los síntomas de la menopausia. Y eso me produjo una trombosis cerebral".
Las estadísticas indican que el 10 por ciento de las mujeres tienen intolerancia a los estrógenos. En esos casos, no pueden usar anticonceptivos orales y tienen que buscar otra forma de anticoncepción.
A diferencia de lo que les pasa a otras mujeres, Piñeiro dice: "No me da ninguna vergüenza la menopausia". Reconoce que es una marca del paso del tiempo: "Hay cosas que marcan el tiempo de una manera más irremediable que otras. Es lo que indica que entrás en una última etapa de tu cuerpo, un cuerpo que ya no tiene fertilidad. Pero no sé por qué debería darnos vergüenza".
Gioconda Belli, un libro y un poema: "La sensualidad no tiene edad"
Gioconda Belli, en su libro El intenso calor de la luna (Seix Barral, 2014), cuenta la historia de una mujer, Emma, que atraviesa su menopausia con vergüenza y miedos hasta que un accidente hace que su vida, y su mirada, cambien.
"La sensualidad no tiene edad -dijo Belli en una entrevista a la agencia Efe-. La identidad de la mujer está tradicionalmente basada en función de los demás, de su capacidad de servir y ser madre, y cuando deja de tener esa misión se siente vacía. Es un tema tabú. Yo me propuse sacar la menopausia del closet".
Consultada por Infobae, la autora nicaragüense contestó con un poema, Menopausia. Aquí, un fragmento de ese poema:
El cuerpo es mucho más que las hormonas./ Menopáusica o no,/ una mujer sigue siendo una mujer;/ mucho más que una fábrica de humores / o de óvulos./ Perder la regla no es perder la medida,/ ni las facultades;/ no es para meterse cual caracol /en una concha / y echarse a morir./ Si hay depresión,/ no será nada nuevo;/ cada sangre menstrual ha traído sus lágrimas/ y su dosis irracional de rabia./ No hay pues ninguna razón/ para sentirse devaluada./ Tirá los tampones,/ las toallas sanitarias./ Hacé una hoguera con ellas en el patio de tu casa./ Desnudate./
Bailá la danza ritual de la madurez./ Y sobreviví /como sobreviviremos todas.