Los secretos y las claves de Matthieu Ricard, "el hombre más feliz del mundo"

De paso por la Argentina, donde será padrino de honor del Anima Film Festival, el monje budista habló con Infobae sobre la meditación y su fórmula para alcanzar el bienestar pese a las dificultades cotidianas

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¿Puede tener un mal día el hombre más feliz del mundo? El monje budista y biólogo Matthieu Ricard no para de reír. Incluso ante esa pregunta.

Es que el experto en meditación, que nació en Francia pero decidió dejarlo todo para irse a vivir en un monasterio de Nepal, prestó su cerebro en 2004 para un estudio neurocientífico de la Universidad de Wisconsin a cargo del experto Richard Davidson. El objetivo de la investigación era determinar cuáles son los efectos que produce la meditación en el cerebro.

Los números a los que alcanzó Ricard, que también es traductor del Dalai Lama al francés, fanático de la fotografía y doctor en genética celular, fueron tan impactantes que fue declarado, sin más, "el hombre más feliz del mundo".

Ricard es el padrino de
Ricard es el padrino de honor del festival Anima, cine para el alma

"¿Un mal día? A veces uno puede sentirse cansado, tengo 72 años (risas). Pero si me siento cansado, descanso un poco (risas). Yo puedo disfrutar de cierto tipo de libertad porque tengo la posibilidad de decidir la dirección de mi propia vida, lo que creo que es una muy buena cosa", asegura en diálogo con Infobae.

Sus respuestas para casi todo, entonces, son la meditación, el altruismo y la compasión.

"La meditación te ayuda a conseguir tus recursos internos para lidiar con los altos y bajos de la vida. Con ella uno es menos vulnerable, menos inseguro. Entonces uno sabe que, sin importar lo que ocurra, uno va a estar bien. Incluso ante pequeñas tormentas o dificultades", afirma.

Pese a que en algunos momentos del año decide alejarse a meditar en las montañas, Ricard asegura que una de las claves para el bienestar se encuentra en el vínculo con los demás.

"Si uno se siente menos vulnerable está más abierto a los demás. Entonces la relación con los demás mejora y eso es algo enorme para tener menos stress, menos enojo, menos resentimiento. Tener una relación con los demás naturalmente buena es un gran activo en esta vida", sostiene.

Tener una relación con los demás naturalmente buena es un gran activo en esta vida

-¿Cómo vive siendo al mismo tiempo un hombre de la ciencia y un hombre de la religión?

-Bueno, no son dos mundos tan distintos para mí. La ciencia es un abordaje riguroso de la realidad. Y uno de los objetivos del budismo es aproximar la brecha entre la apariencia y la realidad e investigar cómo funciona la mente, de investigar los estados de sufrimiento y felicidad. Por otra parte, el budismo no es exactamente una religión en el sentido exacto del término, porque no hay un creador. Así que nunca tuve ningún problema con eso.

-Hablando de la ciencia, fue ella la que determinó que usted es la persona más feliz del mundo.

– (Risas) La ciencia nunca dijo eso en realidad. Porque, ¿cómo puede saber la ciencia sobre la vida de millones de seres humanos? ¡Lo dijeron los periodistas! (vuelve a reír). Ocurre que en las neurociencias, cuando uno genera un determinado estado de la mente que quizá no es felicidad pero sí compasión o amabilidad amorosa, eso dispara unas olas cerebrales que en mi caso fueron de una amplitud que nunca habían sido registradas en las neurociencias. Pero no se trata solamente de mí, le puede ocurrir a cualquier persona que medita desde hace muchos años y que haya realizado entre 20 y 50 mil horas de meditación.

Tras doctorarse en genética en
Tras doctorarse en genética en 1972, Matthieu Ricard se fue a vivir al Himalaya. Desde allí dirige una ONG llamada Karuna, que realiza grandes obras benéficas en la India, Nepal y el Tíbet

-¿La mente se puede entrenar para poder ser más felices?

-Uno tiene una mente y debes lidiar con ella desde la mañana hasta la noche. Esa mente puede crearte un montón de problemas pero también puede producirte un montón de satisfacción y felicidad. Del mismo modo en que nos ocupamos de nuestra salud física y nuestro aspecto físico, ¿por qué no ocuparnos de nuestra mente, que algunas veces puede ser nuestro mejor amigo y a veces nuestro peor enemigo? Si todo parece lucir bien en el exterior pese a que tu mente esté totalmente deprimida luego no vas a disfrutar de nada. Pero si tu mente está equilibrada, fuerte, libre, incluso enfrentando alguna dificultad, no serás tan débil o fácil de desestabilizar. Entonces es crucial lidiar con nuestras propias mentes.

-¿Usted cree que cualquiera está capacitado para meditar?

-Es que la meditación es hacer cosas que uno normalmente hace como, por ejemplo, sentir amor incondicional por un niño pequeño. Eso viene pero en 15 segundos te ponés a pensar en otra cosa. ¿Y qué tal si tomamos eso, ese sentimiento de amor incondicional por ese chico, si llenamos nuestras mentes con eso, lo extendemos hacia otros seres humanos y nos quedamos con eso por 10 minutos? Eso provocará un cambio en lo que somos y la neurociencia muestra que si hacemos eso entre 10 y 15 minutos por día durante un mes tu cerebro empezará a cambiar.

El monje budista Matthieu Ricard es
El monje budista Matthieu Ricard es uno de los discípulos del Dalai Lama

-¿Qué pasa cuando la gente dice "está bien todo lo de la meditación pero yo tengo que dedicarme a pagar mis cuentas, cuidar de mi familia, ganar dinero"?

-Si uno vive su vida de una manera más equilibrada y menos estresante, de todos modos uno tiene que pagar sus cuentas, se ocupa de sus hijos y hace todo pero con más resiliencia, con más fortaleza, con más libertad. Pero de este modo no somos tan esclavos de todas esas condiciones. Hacés lo mismo pero con una mente más equilibrada y más feliz, con otra perspectiva mental. Y eso hace una gran diferencia al final del día, especialmente pensando en lo referido al stress. ¡Pero no quiere decir que porque medites vayas a dejar de pagar tus cuentas!

-¿Qué es la felicidad para usted?

-La felicidad no debería confundirse con la sucesión interminable de episodios placenteros. Esa es la receta para el agotamiento, no para la felicidad (risas). La felicidad es una manera de ser, es una manera de ser que viene con el cultivo de un número de cualidades humanas, que son las mismas: libertad interna, paz interior, fortaleza interior, amabilidad, compasión. Si uno cultiva eso a través de su experiencia de vida y lo posibilita a través del entrenamiento mental, entonces uno logra una manera de ser que es más saludable. Y, nuevamente, eso te da las herramientas para lidiar con los altos y bajos de la vida.

La felicidad no debería confundirse con la sucesión interminable de episodios placenteros. Esa es la receta para el agotamiento, no para la felicidad

-¿Por qué cree entonces que la felicidad tiene mala prensa en algunos círculos o entre personas que la ven como una utopía?

-A los intelectuales parisinos no les gusta mucho la felicidad. Pero después el público dice: "¡Eso está mal, nosotros queremos ser felices!" (risas) ¿Quién se levanta a la mañana y dice "quiero sufrir todo el día"?Básicamente, algunas personas no ven cómo cultivar las habilidades que se necesitan para la felicidad. Ellas requieren de algún esfuerzo y algunos prefieren no hacerlo. Entonces es más fácil decir "no existe algo así como la felicidad". O "está bien estar aburrido, estresado, la vida es así, más colorida". Es como ir a un lugar bonito en medio de la naturaleza y decir "extraño los embotellamientos", "extraño la sala de emergencias del hospital". ¡No, por supuesto que no! (risas).

Ricard fue parte de un
Ricard fue parte de un estudio neurocientífico en la Universidad de Wisconsin

-¿Los niños pueden meditar también?

-El cerebro de los niños pequeños es mucho más plástico y plástico significa que puede cambiar más fácilmente y más rápido que el de los adultos. En la actualidad exponemos a nuestros niños a jugar videojuegos violentos y eso moldeará sus cerebros de determinadas maneras, mucho más inclinados hacia la violencia o menos sensibles al sufrimiento ajeno. Pero también podemos entrenar a los chicos a jugar de manera cooperativa, a ayudarse unos a otros, a hacer algo útil para los demás o calmar sus mentes.

A los intelectuales parisinos no les gusta mucho la felicidad. Pero después el público dice: ‘¡Eso está mal, nosotros queremos ser felices!’ ¿Quién se levanta a la mañana y dice ‘quiero sufrir todo el día’?

-Según su experiencia, ¿la meditación se debe incorporar al sistema educativo?

-¿Qué tal si cultivamos cualidades humanas en lugar de ser los primeros en matemáticas, los primeros en esto o aquello? ¿Qué esperan los padres de sus hijos? ¿Que sean felices, equilibrados, buenas personas en la familia, buenas personas en la sociedad? ¿Y qué les enseñamos? A resolver ecuaciones matemáticas, a recopilar la mayor cantidad de información posible. ¡Por supuesto que todo eso es útil! Pero, al final, lo que uno quiere es que la educación produzca a una buena persona, una persona buena y feliz. Este hoy no es el foco principal de la educación y debería serlo.

(Del 4 al 7 de octubre se llevará adelante la sexta edición del Anima Film Fest, cine para el alma en el complejo Cinemark Palermo, Buenos Aires. Durante esos días se proyectarán películas que tienen como finalidad "transformar la mirada cotidiana, apostando a mejorar la calidad de vida")

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