María Fernanda Rubial (51) y Verónica Boffa (46) son argentinas y viven con sus familias en Abu Dhabi. Están radicadas en la capital de los Emiratos Árabes Unidos hace tres y cuatro años, respectivamente. Se conocieron en 2008 en París, cuando una amiga en común las presentó. Desde entonces entablaron una amistad. Sus parejas trabajan en la misma empresa, pero el lazo más fuerte que las une es la afición hacia el deporte y la solidaridad.
El pasado fin de semana las atletas terminaron de cumplir una misión para la que se prepararon y trabajaron con mucho empeño desde mediados de 2018. Participaron en la Senegazelle, una carrera humanitaria y exclusivamente femenina que tienen como fin recolectar útiles escolares para abastecer a las instituciones educativas locales. Completaron la prueba y donaron una gran cantidad de cuadernos, lápices, reglas, borradores, pizarras, libros para colorear y pequeños peluches para guarderías. En total, llevaron seis valijas cargadas de elementos que recolectaron gracias a una campaña que iniciaron en julio en las redes sociales.
El proyecto (y el nombre del equipo) a puro pulmón tiene nombre: Les Gazelles d'Argentina, una denominación que mezcla el francés y el espíritu argentino bajo el que emprendieron la tarea de reunir las donaciones en los canales sociales. "La gente se ha movilizado estupendamente, nos han ayudado muchísimo y les agradecemos de todo corazón", dijo Verónica a Infobae en representación de la dupla.
El alcance de la iniciativa fue tal que hasta recibieron el apoyo del embajador argentino en Émiratos Árabes Unidos, Fernando Ramón de Martini, y de su par senegalés Ibrahima Sory Sylla. El primero, incluso, contribuyó a la causa con la donación de dos valijas.
La idea comenzó a concebirse hace tiempo. En el 2012, Verónica conoció la Senegazelle al leer una revista francesa de running. En aquel momento quiso aventurarse a participar, pero su hijo era chico y no podía desprenderse de él. Pasó el tiempo y la oportunidad quedó atrás. Sin embargo, el interés por el costado caritativo del deporte permaneció latente y resurgió en Angola, donde vivió durante seis años.
Allí puso en marcha un movimiento llamado "Corriendo por Angola" con el que se proponía a acompañar a quienes quisieran correr o caminar a cambio de ayuda para orfanatos. La experiencia le resultó satisfactoria. "Me di cuenta de que me gusta muchísimo correr por una causa, darle un sentido a la actividad. Hago carreras normales, pero éstas tienen otro gusto", comentó la atleta a este medio. Tras conocer a Fernanda la motivación de inscribirse en la carrera de Senegal floreció y ambas no dudaron en anotarse.
Para las mujeres no fue el primer desafío deportivo de exigencia. Habían participado en la Womens Heritage Walk, una travesía de 125 kilómetros a pie durante cinco días entre las ciudades de Al Ain y Abu Dhabi. Además están ligadas a los deportes desde muy jóvenes. Verónica hizo atletismo y llegó a competir en intercolegiales en representación de su Río Negro natal. Fernanda, por su parte, fue jugadora federada de vóley e integró las filas del Club Argentino de Castelar. Actualmente, ambas corren, practican yoga y hacen pilates juntas en el país arábigo.
Con esas experiencias se lanzaron a la aventura en la sabana africana superaron una semana a pura exigencia y sudor, bajo un calor abrasador. Durante cinco días corrieron igual cantidad de etapas de entre 8 y 10 kilómetros diarios. El trazado del recorrido las llevó a visitar distintos colegios cimentados en zonas humildes del Departamento de Foundiougne, en la región del delta de Sine Saloum, situado a 200 kilómetros de Dakar (capital de Senegal).
Al final, Verónica finalizó en el 13° puesto de la clasificación general entre 69 corredoras. Fernanda, por su lado, culminó en la 29° posición. No obstante el resultado no fue lo importante para las mujeres. Tampoco haber conocido el pueblo de Soum o la isla de Félir. Ni siquiera ser las primeras argentinas que participan en la Senegazelle, desde su nacimiento en 2007.
Para ellas la tarea estaba cumplida cuando llegaban a las escuelas primarias de M'Bassis o M'bam, cuando visitaban cada jardín o pequeña institución educativa. Su felicidad fue ser parte de esta cruzada para quitarle una sonrisa a los más de 2.500 estudiantes que recibieron parte de las 3.5 toneladas de donaciones a lo largo de la semana.
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