Todos los años, más de mil corredores de todo el globo se reúnen en un evento excepcional en Kenia: la propuesta en esas tierras del África Oriental será correr entre animales. Una competición que combina la pasión por las pruebas de fondo y un fin solidario para la conservación de la vida silvestre y el desarrollo comunitario del país.
La imagen que más se repite y visualiza a lo largo de la carrera es una postal equivalente a la primera que viene a la mente de cualquiera al pensar en un paisaje africano. Tierras mayormente descampadas, con abundante predominio de la naturaleza y una panorámica siempre iluminada bajo la luz brillante del sol.
La maratón Safaricom es además una prueba exigente y distinguida, una representación gráfica del continente negro. Una aventura salvaje que invita a correr entre elefantes, cebras, rinocerontes y demás animales en una de las reservas naturales más pobladas del globo.
Esta peculiar competición tiene como fin recaudar fondos para proyectos de conservación de la comunidad keniata. Desde 1999 se celebra en la Lewa Wildlife Conservancy, una de las más bellas y extensas reservas (un área de más de 65.000 hectáreas), ubicada a unos 200 kilómetros al norte de Nairobi, cerca de la localidad de Isiolo.
El lugar, además de una variedad de fauna y flora única, alberga las mayores poblaciones de cebras de Grevy, importantes manadas de elefantes, más de 100 rinocerontes y otros animales de las llanuras como jirafas, búfalos o leones. Para evitar cualquier riesgo de vida, los participantes están acompañados en todo momento por guardias armados y helicópteros de vigilancia. Y también equipos de profesionales de la salud.
El trazado consiste en dos vueltas a un circuito de 21 kilómetros. Y el escenario presenta una altitud media de 1.700 metros.
Aunque la distancia y la altura no son complicaciones si se las compara con las altas temperaturas de la región, que superan habitualmente los 35 grados. Y sin duda es uno de los grandes escollos que presenta la carrera
Al mismo tiempo, también se desarrolla una media maratón en la que los sujetos corren en grupos de no más de una decena de personas y otra especialmente dedicada a menores, a partir de los 10 años.
Como suele suceder en la gran cantidad de maratones que se corren en todo el mundo, la supremacía keniata es abrumadora. El ganador de la edición 2017, realizada en junio pasado, fue el local Philemon Baaru, que repitió la victoria que había conseguido el año pasado y en 2014. Se coronó entre los 1400 competidores (de 40 países) marcando un tiempo de 2 horas y 22 minutos.
Desde su origen, el evento pasó de 180 corredores originales a más de 1,200 promedio que se reúnen por estas épocas, recaudando alrededor de USD 500,000 en cada año. La organización apunta que se recaudaron más de USD 5,5 millones. El destino del dinero es para mejoras en la infraestructura y los servicios públicos de educación y salud en un país con múltiples necesidades básicas de su población. Y también para promover los proyectos conservacionistas de los animales salvajes.
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