La imagen de Darío Benedetto del último domingo, tirado en el piso y tomándose la rodilla con gestos evidentes de dolor, despertó al instante el peor pensamiento, no solo del propio futbolista sino también del resto de los presentes en la Bombonera, donde Boca jugaba con Racing. El diagnóstico posterior reflejó lo que muchos presumían y temían: rotura de ligamento cruzado anterior (LCA).
La respuesta del goleador "xeneize" es la común expresión que exhiben los deportistas que pasan por una experiencia similar. Es que el lamento va más allá del dolor, ya que se trata de una lesión que demanda un período de recuperación física que oscila entre los seis y ocho meses. Y en algunos casos puede extenderse a mucho tiempo más.
El doctor Pablo Schvartzman (M.N. 120107), jefe del Departamento de Músculo Esquelético del Centro Médico Deragopyan, explicó que es "un desgarro frecuente. Entre los ligamentos de la rodilla es el más común, junto con el colateral medial y después de las lesiones meniscales". Es un traumatismo generalmente consecuente cuando se realiza una actividad física, sin calentamiento y preparación previa, debido a que se manifiesta como una maniobra de inestabilidad (rotación externa en valgo).
La LCA se produce cuando se cambia rápidamente de dirección durante el ejercicio, al detenerse súbitamente cuando se desacelera mientras se corre, o al "trabarse" la pierna en la superficie. También es frecuente cuando se aterriza incorrectamente luego de un salto, por contacto directo o un golpe.
El sonido "crujiente" al romperse, el dolor difuso y la inestabilidad al caminar son los principales síntomas, aunque hay otros signos: inflamación dentro de las 6 horas posteriores, incomodidad al transitar, el dolor a la presión a lo largo de la línea articular y la pérdida del rango completo de movimiento.
Ejercicios para prevenir una lesión ligamentaria
El profesor de Educación Física y entrenador personal Francisco Ozores explicó a Infobae que para evitar un daño similar hay que seguir rutinas con ejercicios que centran el trabajo en el equilibrio y la estabilidad de la rodilla, "en la fuerza periférica de la articulación". Variantes con las que se busca elevar el grado de trabajo muscular "para obligar a la rodilla a que tome más flexibilidad y estabilidad para el momento de tener una jugada o gesto técnico que involucre este desplazamiento". En ese sentido, el especialista recomendó una serie de ejemplos.
Sillón de cuádriceps: el típico trabajo de la camilla para cuádriceps, variando el ángulo de la punta de los pies. "En un caso, se trabaja con los pies hacia afuera y en el otro hacia adentro, juntando las dos puntas. Así, en el primero se intensifica la fuerza sobre el vasto interno del cuádriceps, mientras que de la otra manera el esfuerzo será mayor sobre el vasto externo", detalló el instructor.
Prensa a una pierna: de esta manera se le da mayor estabilidad o equilibrio a la rodilla. Se profundiza el trabajo, siempre con menor carga y conciencia sobre el movimiento a efectuar. "Al no estar empujándolo al unísono la técnica es mucho más complicada y tenemos que equilibrar la fuerza de las dos piernas, ya que uno tiene un lado hábil, más fuerte que otro, y este desequilibrio puede provocar lesiones", apuntó.
Estocadas caminando: "Con discos o mancuernas a los costados del cuerpo, a la diferencia de la estocada fija involucra por el desplazamiento a otras series de grupos musculares, como los glúteos, los isquiotibiales, que también ayudan a la estabilidad de la rodilla".
Saltos laterales: Ozores lo aconsejó como uno de los trabajos efectivos de potencia "porque al transferir la fuerza en un gesto técnico no solamente tiene que tener fuerza, sino saber absorber el impacto y el rebote. La lateralidad involucra mucho lo que es la estabilidad del cuerpo en general".
Trabajos propioceptivos: son aquellos donde la percepción es mucho más elevada, más allá del ejercicio en sí. Los que demandan adaptarse a la superficie y a la fuerza. Son muy utilizados en básquet o handball, en aquellos deportes que en general involucran saltos en la práctica. Un ejemplo puede ser sentadilla a una pierna en el bosu, un elemento que genera una inestabilidad del terreno.
La etapa post lesión
"Luego del diagnóstico, el tratamiento para un desgarro de ligamento cruzado anterior variará según las necesidades individuales de cada paciente. Lo más probable es que el atleta que realiza deportes con regularidad requiera cirugía para retomar los deportes de manera segura. En cambio, una persona menos activa, generalmente de edad más avanzada, podrá regresar a un estilo de vida más sedentaria sin someterse a una cirugía", especificó Schvartzman.
La rehabilitación consiste en un programa de terapia física que ayudará al paciente a recuperar la fuerza y el movimiento de la rodilla, siempre bajo la supervisión del traumatólogo, kinesiólogo y nutricionista para seguir el proceso. Si bien depende del tipo de paciente y de la cirugía, la recuperación para los aficionados al deporte demandará un tiempo similar al de los profesionales. "Es importante el tratamiento kinésico, con un especialista de confianza, para recuperar el trofismo", concluyó el experto.
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