Un gimnasio es, por definición, un lugar lleno de aparatos. La cinta para correr, el banco press, la máquina de femorales, la prensa de piernas y muchos otros equipos. Sin embargo, hay un nuevo concepto que busca romper con lo hasta entonces arraigado en el mundo del fitness: gimnasios sin máquinas.
Por más contradictorio que parezca, la nueva modalidad se impone en los gimnasios de Europa y Estados Unidos. Se trata de combinar entrenamiento con tecnología de vanguardia para ofrecer, además de una rutina fit consistente, una experiencia atractiva e intuitiva para el deportista.
Similar al popular juego Twister o a las alfombras de baile, los paneles se despliegan con distintos colores pero también incluyen a las paredes sensibles a la presión. Con luces intermitentes y de distintos colores que siguen una secuencia y motivan al usuario a correr, saltar, retroceder, picar, gatear y cuánto movimiento posible.
La empresa española Pavigym es la responsable de la creación, de la alfombra Prama que ya se encuentran en, por ejemplo, el Asphalt Green de Nueva York: "Dependiendo de cómo se programe el sistema, puede ser para principiantes en el fitness o para atletas de elite", dijo Jennifer Coccia, responsable de la implementación en el campus.
Allí radica otra de las claves. Su adaptación al atleta y al tipo de entrenamiento que busca. Para los más avezados, los tiempos de reacción se aminoran y se los exige al máximo. No obstante, también lo pueden utilizar niños; trabajar su intuición y respuesta a los diferentes estímulos.
"Sin cintas. Sin remos. Sin bici. Prama combina los mejores instructores, luz y música con trabajos diseñados para entrenar la fuerza, velocidad, agilidad y más", describen desde Pavigym. "Pantallas interactivas, suelos y paredes sensibles a la presión y combinaciones de luz siguen la presión cardíaca, cronometra los sprint e interactúa con el deportista", agregan.
En un principio, se creía que los nuevos gimnasios ganarían adhesión casi unánime de los millennials por su fuerte apego a la tecnología. Sin embargo, los gimnasios que implementaron los paneles se sorprendieron al descubrir que tanto los niños, los adultos mayores y los equipos profesionales se encontraron muy a gusto con la experiencia.
Desde Asphalt Green, una de las pioneras en la incorporación, dijeron que pagaron "varios cientos de miles de dólares por los paneles", pero que sin embargo fue "una gran adición" ya que atrajo a muchos nuevos clientes al establecimiento.
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