La asombrosa historia de la abuela fit

Ernestine Shepherd es una fisicoculturista de 80 años, que hasta los 56 no realizaba actividad física. Cómo son las hábitos saludables que la llevaron a lucir una figura tonificada que la llevó al libro Guinness de los récords

Guardar
Ernestine se levanta todos los días a las cuatro de la mañana para comenzar el día
Ernestine se levanta todos los días a las cuatro de la mañana para comenzar el día

"La edad no es nada, sino un número", suele repetir como su lema insignia de vida. Y es que a medida que la edad avanza para la gran mayoría de la gente la actividad física resulta un impedimento prácticamente imposible. No es el caso de Ernestine Shepherd, la fit más longeva del mundo, que a los 80 años posee una figura envidiable. Un ejemplo de inspiración que demuestra que es posible batir el paso del tiempo.

Shepherd nació el 16 de junio de 1936 y vivió siempre en la ciudad de Baltimore, en Maryland, Estados Unidos. Con empeño y dedicación se volcó al mundo del fitness y logró trascender a nivel mundial al registrar su nombre en 2010 en el libro de los Récord Guinness, destacándose como la fisicoculturista de mayor edad. Actualmente trabaja como entrenadora personal en un gimnasio y durante unos años fue modelo profesional. Hasta la fecha, además, sigue participando en maratones.

Pero lo más llamativo de esta atleta es que hasta los 56 años trabajaba como secretaria en una escuela y llevaba una vida sedentaria, siendo reacia a realizar ejercicios físicos. El cambio comenzó poco a poco: acondicionó su figura bajo el régimen de un entrenador personal y se asesoró con una nutricionista para modificar la alimentación. La base de su éxito radica en la "paciencia y la constancia".

Junto a su hermana, Mildred Blackwell, decidieron ponerse en forma luego de no quedar conformes con su cuerpo al probarse trajes de baño. Ambas se pusieron como objetivo convertirse en las dos mujeres fisicoculturistas de mayor edad y comenzaron entonces a ir al gimnasio. Sin embargo, un tiempo después Mildred falleció y Ernestine quedó devastada, entrando en una etapa de depresión que la alejó de toda actividad. Luego de unos meses de luto, instada por sus amigas, siguió con el sueño que concibió junto a su hermana y retomó los entrenamientos.

En su primera competición oficial de culturismo en 2007, el Torneo Costa Oriental Natural, se quedó con el primer puesto. En 2010 ganó el título mundial de fisicoculturismo femenino para mayores de 60. Finalmente dos años después dejó de competir a nivel profesional, pero su pasión por la actividad física no cesó.

Comienza sus días desde muy temprano. Se levanta cuando el reloj marca las 4 de la madrugada. Mientras desayuna un revuelto con claras de huevo -que según dice come unas 10 veces al día- da lugar a la lectura de libros. La rutina diaria continúa en la calle, al salir a trotar más de 10 kilómetros. Acto seguido se dirige al gimnasio, lugar en el que trabaja cinco días a la semana. Ya con el cansancio encima se acuesta a dormir a más tardar a las diez de la noche.

Para llegar hasta aquí el sostén familiar fue fundamental. El esposo de Ernestine, Colin, con el que lleva más de 60 años, se encarga de preparar la comida. La dieta contiene arroz, pechuga de pollo, avena y huevos, siempre acompañado de una gran cantidad de agua. Entre sus hábitos nutricionales también abundan bebidas energéticas y frutos secos.

Ernestine no toma medicamentos y cuenta que no padece dolores o molestias musculares, además de no haberse lesionado nunca. Y sus modelos a seguir son Sylvester Stallone -es fan de Rocky- y la primera dama de EEUU, Michelle Obama.

El cuerpo humano es una máquina perfecta que puede mantenerse joven y en forma con los cuidados adecuados. Así lo demuestra Ernestine, quien con su experiencia, motivación y superación sirve de inspiración para aquellos que buscan vivir de una manera más saludable, sin que la edad sea un límite y también para los remolones que al momento de dar el paso inicial hacia la actividad física se quedan en reiterados amagos.

Guardar