Caminar por un lugar desconocido y sentir que estuviste ahí antes. Escuchar una frase y jurar haberla escuchado previamente, aunque sea imposible. Estas experiencias, tan comunes como desconcertantes, tienen un nombre: déjà vu. Según revela el informe de Popular Science, este fenómeno es una “señal espontánea y fugaz” del cerebro, una especie de spoiler neuronal que revela cómo se entrelazan memoria, percepción y realidad en la conciencia
De acuerdo con la explicación de Akira O’Connor, psicólogo y experto de la Universidad de St. Andrews, el déjà vu es un indicador de que el cerebro está funcionando correctamente. Este suceso surge cuando las regiones cerebrales encargadas de reconocer la familiaridad emiten una señal incorrecta, generando un conflicto entre los sentimientos y conocimientos.
Para los investigadores, este “error” radica en la capacidad del cerebro para diferenciar entre recuerdos reales y falsos. “El déjà vu es el proceso de corregir ese error y asegurarse de que no actúes como si recordaras algo que realmente no recuerdas”, argumenta O’Connor en diálogo con la periodista Julia Craven de Popular Science, .
En condiciones neurológicas como la demencia, el sistema encargado de corroborar los recuerdos puede fallar, lo que provoca que la sensación de familiaridad sea constante y desestabilizante. Este efecto no solo genera confusión, sino que puede retrasar un diagnóstico adecuado. “En lugar de perder sus recuerdos, parece que las personas los recuperaron, aunque en realidad no es así”, explica O’Connor.
Según la investigación, el déjà vu no tiene un propósito evolutivo claro, pero refleja la tendencia natural a buscar sentido en el entorno. O’Connor lo define de manera precisa: “Somos máquinas de dar sentido, siempre intentando entender lo que ocurre a nuestro alrededor”.
La sensación de déjà vu surge por un leve error en el mecanismo cerebral que detecta la familiaridad. Este proceso, responsable de determinar si una vivencia reciente guarda relación con recuerdos anteriores, puede fallar. En tales casos, se mezcla la percepción de algo novedoso con una impresión equivocada de haberlo vivido antes, lo que provoca el distintivo choque asociado al fenómeno.
Experimentos con realidad virtual
Para comprender mejor este enigma, científicos recurrieron a tecnologías como la realidad virtual. En un estudio se utilizaron simulaciones inmersivas que recreaban escenarios cotidianos. Posteriormente, los participantes fueron expuestos a nuevas escenas con configuraciones espaciales similares a las originales, pero sin ser réplicas exactas.
El resultado fue revelador: los voluntarios experimentaron la inquietante sensación de familiaridad propia del déjà vu, incluso cuando no podían identificar un recuerdo concreto asociado a la escena. Aunque no haya acceso consciente a una memoria específica, las estructuras espaciales similares son suficientes para activar las señales de reconocimiento del cerebro.
Más allá de su componente ilusorio, ofrece una visión fascinante de cómo el cerebro procesa, analiza y busca patrones en la información que recibe.
Este fenómeno recuerda que incluso los “errores” del sistema cognitivo pueden ser ventanas a su sofisticación. En cada breve instante de déjà vu, el cerebro muestra su capacidad para interpretar, corregir y adaptarse, manteniendo la estabilidad de la percepción del mundo.