- Un estudio del Instituto Max Planck muestra que alrededor de un tercio de los nuevos casos de asma están relacionados con partículas PM2.5.
- Los niños son especialmente vulnerables, mientras que los adultos pueden enfrentar un mayor riesgo de hospitalización.
- La contaminación en áreas urbanas e industrializadas agrava la incidencia de asma, con diferencias por país.
Lo esencial: Un reciente metaanálisis realizado por el Instituto Max Planck de Química señala que la exposición prolongada a partículas PM2.5, derivadas de actividades humanas como el tráfico y la industria, está relacionada con aproximadamente el 30% de los nuevos casos de asma en el mundo. Estas partículas finas, menores a 2,5 micrómetros, pueden penetrar profundamente en los pulmones e incluso ingresar al torrente sanguíneo, desencadenando procesos inflamatorios y reacciones inmunológicas. Los resultados evidencian que los niños son más propensos a desarrollar asma debido a su desarrollo respiratorio en formación, mientras que los adultos expuestos enfrentan un aumento en las hospitalizaciones y emergencias por episodios asmáticos.
Por qué importa: La relación entre las PM2.5 y el asma confirma el rol de la contaminación como un factor crítico de salud pública. Este descubrimiento subraya la necesidad de políticas ambientales para reducir la contaminación y proteger la salud respiratoria.
- La enfermedad ya afecta al 4% de la población mundial y aumenta rápidamente.
- Los niños, con sistemas inmunológicos en desarrollo, son los más afectados.
- Países con altos niveles de contaminación y menor regulación enfrentan riesgos agravados.
En el contexto de la creciente preocupación por la calidad del aire y sus efectos en la salud, un reciente metaanálisis a gran escala dirigido por científicos del Instituto Max Planck de Química reveló una conexión alarmante entre la exposición prolongada a partículas finas PM2.5, que suelen provenir de la actividad humana, y el aumento de los casos de asma a nivel global.
Este estudio, publicado en la revista científica One Earth, sugiere que alrededor de un tercio de los nuevos casos de asma, tanto en niños como en adultos, están relacionados con la materia particulada, lo que subraya la urgencia de entender y mitigar los impactos de estas partículas sobre la salud.
El análisis es el primero en abarcar múltiples regiones y ajustar los resultados de investigaciones anteriores, al presentar una evidencia sólida de que el contacto por largos periodos de tiempo con estas partículas, que incluyen sustancias químicas orgánicas, metales, hollín y polvo, tiene una correlación significativa con el riesgo de asma, con diferencias notables según el país y la composición de las partículas.
Este hallazgo es particularmente relevante, ya que la condición afecta al 4% de la población global y continúa en crecimiento con más de 30 millones de casos nuevos cada año, según datos del Instituto Max Planck. La relación con las PM2.5 resalta la manera en la que la contaminación del aire se convirtió en un problema que tiene implicaciones para los sistemas de salud de todo el mundo.
¿Cuál es la asociación entre las PM2.5 y el asma?
El análisis realizado por el equipo del Instituto Max Planck de Química señala que cerca del 30% de los casos de asma recientemente diagnosticados en el mundo podrían vincularse directamente con la exposición prolongada a partículas finas PM2.5. Este porcentaje representa aproximadamente 11,4 millones de casos nuevos solo en el año 2019.
Desde la OMS comentan que “los síntomas del asma (tos, sibilancias, dificultad para respirar y opresión torácica) se deben a la inflamación y el estrechamiento de las vías respiratorias pequeñas de los pulmones”.
Las PM2.5, o material particulado de menos de 2,5 micrómetros de diámetro, son lo suficientemente pequeñas como para penetrar en los pulmones e incluso en el torrente sanguíneo, donde puede causar efectos inflamatorios, estrés oxidativo y una serie de respuestas inmunológicas adversas. Esto se agrava con el tiempo, especialmente en exposiciones de larga duración, que son comunes en entornos urbanos con alta densidad de tráfico, actividades industriales y poca regulación ambiental.
La investigación encontró además que los niños son especialmente vulnerables en comparación con adultos. Esto sugiere que las etapas tempranas de vida, en las que los sistemas respiratorio e inmunológico se encuentran en desarrollo, son críticas para determinar la predisposición a enfermedades crónicas como el asma.
En adultos, aunque el desarrollo de la enfermedad es menos común, el contacto constante con estas partículas contribuye a una alta tasa de hospitalización y visitas de emergencia debido a episodios asmáticos.
Metodología y alcance del metaanálisis
El estudio, encabezado por la doctora Ruijing Ni, abarcó una muestra extensa de más de 25 millones de personas en diferentes continentes, que incluyen regiones con diversos niveles de ingresos y polución.
La metodología empleada en el metaanálisis permitió un alto nivel de confianza al relacionar la exposición prolongada a partículas PM2.5 con la incidencia de asma, a la vez que se controlaron variables como la edad, la densidad de población y el tipo de contaminación predominante en cada área analizada.
El equipo utilizó datos de 68 estudios realizados en 22 países con diferentes niveles de desarrollo económico y variaciones significativas en la calidad del aire. Esto comprendió desde países con grandes concentraciones de polución, como ciertas regiones de Asia Meridional y África, hasta territorios de América del Norte y Europa Occidental, donde los niveles de PM2.5 tienden a ser menores debido a normativas ambientales más estrictas.
Para ofrecer una medida más precisa de cómo el riesgo de asma aumenta con distintos niveles de exposición a la materia particulada, el equipo de investigación desarrolló curvas de exposición-respuesta tanto para adultos como para niños. Permitieron evaluar el riesgo a medida que aumenta la presencia de PM2.5 en el ambiente y facilitaron la identificación de valores críticos de contaminación que afectan directamente la salud respiratoria.
Los resultados indicaron que la posibilidad de desarrollar la afección crece de forma exponencial en niveles de concentración que se suelen encontrar en áreas urbanas densamente pobladas y regiones industrializadas. “Esta iniciativa es importante para cuantificar los efectos de la contaminación del aire en la salud global”, declaró el profesor Yuming Guo, epidemiólogo de la Universidad de Monash en un artículo del Instituto Max Planck.
¿Cuál es el impacto en los distintos países?
El impacto de la exposición a PM2.5 varía considerablemente según la regulación ambiental de cada nación. Las poblaciones en países de ingresos bajos y medios suelen estar más expuestas a la contaminación debido a la ausencia de políticas ambientales estrictas, al tráfico vehicular y a la dependencia de combustibles fósiles en los hogares e industrias.
La investigación mostró que las personas en estos entornos se enfrentan a mayores acumulaciones de PM2.5, lo que incrementa la incidencia de asma y otras enfermedades respiratorias. Sin embargo, hasta ahora, la mayoría de los estudios epidemiológicos sobre el impacto de la materia particulada en la salud se habían realizado en América del Norte y Europa Occidental, lo que dejaba una importante laguna de datos.
Al extrapolar asociaciones basadas únicamente en países de ingresos altos, los riesgos pueden subestimarse o sobreestimarse en función de diferencias en fuentes de contaminación, infraestructura y patrones de exposición. Por ejemplo, en áreas con sistemas de salud menos accesibles, el diagnóstico y tratamiento del asma pueden ser menos frecuentes, lo que aumenta las tasas de morbilidad y mortalidad.
“Nuestros hallazgos ponen de relieve la urgente necesidad de que los responsables políticos apliquen una legislación estricta para combatir continuamente la contaminación del aire, mientras que las medidas de protección personal, como el uso de mascarillas, también pueden ayudar a reducir la exposición individual y mitigar el riesgo de asma”, concluyó el profesor Yafang Cheng, uno de los autores principales y director del Instituto Max Planck de Química.