- Investigadores de la Universidad Sun Yat-Sen reactivaron el cerebro de un cerdo tras 50-60 minutos sin vida.
- Utilizaron un sistema de soporte con hígado y circulación asistida por corazón y pulmones artificiales.
- El hallazgo plantea ampliar la ventana de reanimación en paros cardíacos humanos.
Lo esencial: en un avance experimental, científicos de la Universidad Sun Yat-Sen en China reactivaron la actividad cerebral en cerdos muertos durante casi una hora. Mediante un sistema de soporte que incluye un hígado, lograron mantener la actividad cerebral en cerdos hasta seis horas.
Al enfocar el soporte vital en el hígado, encargado de purificar la sangre, los investigadores vieron que el cerebro mantenía actividad por varias horas, dependiendo del tiempo previo sin circulación. Estos resultados sugieren una potencial expansión de la ventana de reanimación en casos de paro cardíaco humano.
Por qué importa: este estudio podría ser clave para mejorar las técnicas de reanimación en medicina de emergencia.
- La reanimación en paros cardíacos hoy es limitada por la rápida falta de flujo sanguíneo.
- Este enfoque multiorgánico podría ampliar los tiempos y mejorar los resultados en pacientes.
- Aún se necesitan estudios en humanos para confirmar su viabilidad clínica.
En un avance médico con potencial revolucionario, investigadores de la Universidad Sun Yat-Sen en China lograron reactivar la actividad cerebral en un cerdo que había estado sin vida durante casi una hora. Este hito en la ciencia experimental propone una posible expansión de la ventana de reanimación para pacientes que han sufrido un paro cardíaco repentino.
La reanimación cardiopulmonar de pacientes que sufren un paro cardíaco es una carrera contrarreloj. En cuestión de minutos, el cese de circulación sanguínea, denominado isquemia, puede provocar daños cerebrales irreparables. De acuerdo con los científicos de la Universidad Sun Yat-Sen, el hallazgo podría ampliar ese corto tiempo en el que la intervención médica es posible, y con ello, las probabilidades de éxito en la reanimación.
“El paro cardíaco repentino causa muchos problemas en el cuerpo debido al cese rápido del flujo sanguíneo. Es por eso que el lapso para la reanimación en caso de paro cardíaco es tan corto”, explicaron los expertos que publicaron el adelanto en la revista científica EMBO Molecular Medicine.
El estudio sugiere que la intervención a través del hígado —utilizando este órgano para purificar la sangre en un sistema de soporte vital— puede extender la actividad cerebral incluso en casos críticos. Al combinar este proceso con un sistema de circulación asistida por corazón y pulmones artificiales, los científicos observaron que los cerebros de cerdos recuperaban actividad eléctrica horas después de la muerte.
Para el desarrollo del estudio, el equipo chino utilizó cerdos tibetanos enanos, una especie seleccionada por sus condiciones fisiológicas similares a las de los humanos en ciertos aspectos. En total, se realizaron experimentos con 17 cerdos en los que se emplearon diferentes configuraciones de soporte vital.
La novedad en el proceso radica en el “truco” de incorporar un hígado intacto al sistema de soporte vital, dado que este órgano es el encargado de purificar la sangre y podría mitigar la lesión cerebral. Los cerdos fueron sometidos a isquemia cerebral, algunos también a isquemia hepática y otros se mantuvieron como grupo de control. En todos los casos, los cerebros fueron conectados a un soporte de circulación que incluía corazón y pulmones artificiales para bombear fluidos a través del sistema nervioso.
En condiciones experimentales, los cerebros conectados a este sistema mantuvieron actividad eléctrica por hasta seis horas, aunque con variaciones dependiendo del intervalo en que habían permanecido sin flujo sanguíneo.
En los casos en que la reactivación comenzó a los 50 minutos de inactividad, el cerebro logró mantener la actividad durante el tiempo máximo de observación del experimento. Por otro lado, cuando se reactivaron a los 60 minutos, la actividad solo se sostuvo por tres horas. Estos datos sugieren que existe un período óptimo para la reanimación, en el que la intervención del hígado puede maximizar la actividad cerebral.
Aunque el estudio se mantiene en una fase experimental y su aplicación en humanos es todavía un escenario lejano, los investigadores consideran que el uso del hígado para restablecer la actividad cerebral puede abrir nuevas rutas para la reanimación cardiopulmonar y la medicina de emergencia. Hasta ahora, la isquemia multiorgánica ha sido un obstáculo en la recuperación cerebral. Sin embargo, este estudio sugiere que los efectos dañinos de la isquemia en el cerebro podrían reducirse mediante la intervención hepática, lo cual sería una alternativa significativa en casos donde el tiempo es el principal enemigo.
Expertos afirman que el desarrollo de métodos para limitar el daño cerebral durante un paro cardíaco sigue siendo un campo prioritario en la medicina, ya que tiene un impacto directo en la tasa de supervivencia y en la calidad de vida de los pacientes que logran recuperarse.
¿Qué tan lejos está la aplicación humana?
Uno de los principales interrogantes que surgen de este descubrimiento es su posible aplicación en pacientes humanos. Según los investigadores de la Universidad Sun Yat-Sen, aún es un escenario improbable, ya que el procedimiento conlleva una complejidad considerable y los estudios en humanos requerirán rigurosas pruebas de seguridad y eficacia. No obstante, el trabajo proporciona una base para futuros experimentos que podrían conducir a métodos menos invasivos y más seguros para la reanimación humana.
El autor principal del estudio, Xiaoshun He, explicó en una conferencia que los siguientes pasos incluirán la optimización de la técnica para reducir los daños asociados a la isquemia. “Sabemos que el hígado juega un papel fundamental en la recuperación cerebral después de un paro cardíaco, pero entender los límites de su intervención es el siguiente gran desafío”, afirmó He. Los resultados obtenidos en los cerdos representan, en sus palabras, “una evidencia inicial prometedora que esperamos replicar en otros modelos animales antes de avanzar a etapas clínicas”.
Para la comunidad científica, los resultados de este estudio marcan una referencia en la investigación de la reanimación cerebral y podrían cambiar el enfoque hacia una perspectiva multiorgánica en los cuidados intensivos. En escenarios críticos, la posibilidad de mantener la actividad cerebral tras un paro cardíaco de larga duración podría dar a los médicos más tiempo para intervenir y estabilizar a los pacientes.
Este estudio también abre la puerta a futuras investigaciones sobre el papel de otros órganos en la recuperación tras la isquemia cerebral. Como indicó Fischer, “la interacción entre órganos es clave en la medicina moderna y aún queda mucho por explorar en cuanto a cómo podemos aprovechar esa conexión para mejorar la atención en casos de emergencia”.
El descubrimiento de la Universidad Sun Yat-Sen, aunque en sus primeras etapas, ofrece una perspectiva esperanzadora para mejorar los protocolos de reanimación y reducir los daños neurológicos posteriores a un paro cardíaco. Al centrarse en un modelo multiorgánico y estudiar la intervención del hígado, los científicos están sentando las bases de un futuro en el que la muerte cerebral podría no ser definitiva.
En palabras del autor del estudio, Xiaoshun He: “Este hallazgo podría ser transformador para la medicina de emergencia y, aunque falta mucho camino por recorrer, estamos abriendo una puerta que antes parecía cerrada”.