En un gran avance para la medicina y la tecnología alimentaria, científicos de la Universidad del Oeste de Inglaterra (UWE Bristol) han sido pioneros en la creación de alimentos impresos en 3D específicamente diseñados para personas que padecen disfagia, una afección que dificulta la deglución y afecta a millones de personas en todo el mundo, especialmente a los adultos mayores. Esta innovación, que combina ciencia de los alimentos, impresión 3D y nutrición clínica, tiene como objetivo producir comidas seguras, nutritivas y apetecibles para quienes sufren esta condición.
Alexandros Stratakos, líder del proyecto y profesor asociado de Producción Agroalimentaria Sostenible en la UWE Bristol explicó a New York Post: “Con nuestros alimentos impresos en 3D, hay significativamente menos riesgo de que las partículas de comida se queden pegadas en la garganta o el esófago, lo que puede ser muy problemático para las personas con disfagia”.
Para superar los problemas asociados con las dietas en puré tradicionales, que suelen ser insípidas y con texturas poco atractivas, el equipo de investigadores trabajó junto a nutricionistas clínicos para desarrollar platos completos y equilibrados, ricos en nutrientes. Los ingredientes seleccionados para las comidas impresas incluyen puré de verduras, yogur griego colado, aceite de oliva virgen extra, hojas de menta orgánica en polvo y caldo de verduras, asegurando así que los platos no solo fueran seguros para el consumo, sino también variados y nutritivos.
Los investigadores llevaron a cabo múltiples experimentos probando diferentes combinaciones de agentes gelificantes y espesantes hasta encontrar la formulación adecuada que proporcionara una textura y viscosidad óptima para las personas con disfagia.
Los alimentos impresos en 3D desarrollados por el equipo ofrecen importantes beneficios para las personas con problemas de deglución. Estos productos contienen una estructura especialmente formulada que permite un mayor control sobre la comida. Esto es clave para reducir el riesgo de asfixia o de que los alimentos queden atrapados en la garganta o el esófago, lo que es particularmente peligroso para este grupo de pacientes. “Nuestro producto alimenticio es el primero apto para personas con disfagia, pero al mismo tiempo nutritivo y rico en calorías”, afirma el Dr. Stratakos.
Uno de los objetivos a largo plazo de los investigadores es implementar esta tecnología en entornos de cuidado, como hogares de ancianos y hospitales, donde las necesidades nutricionales y de seguridad alimentaria de los pacientes son prioritarias. La posibilidad de producir comidas impresas en 3D directamente en estos lugares podría transformar el modo en que los pacientes con disfagia son alimentados.
En palabras del Dr. Stratakos: “Podría imaginarse la introducción de impresoras de alimentos 3D en hogares de ancianos y hospitales para permitir que se produzcan en el lugar”. La capacidad de personalizar las comidas en función de las necesidades específicas de cada paciente también contribuiría a mejorar su calidad de vida y a reducir el riesgo de complicaciones derivadas de la disfagia.
El proyecto ya ha recibido una respuesta abrumadoramente positiva por parte de los pacientes con disfagia y sus cuidadores. En una encuesta realizada en el Reino Unido, los encuestados expresaron su entusiasmo por las comidas impresas en 3D, destacando su alto contenido de fibra y proteínas, y mencionaron que estarían dispuestos a comprarlas si estuvieran disponibles comercialmente. A raíz del éxito de los experimentos en laboratorio, el equipo de investigación busca ahora obtener financiación para llevar a cabo ensayos clínicos que validen la eficacia y seguridad de estas comidas en un entorno clínico.
“Es importante evaluar la idoneidad de este producto, y esto implicaría un ensayo clínico en el que se probaría en pacientes con disfagia. Hemos probado el alimento nosotros mismos aquí en el laboratorio y tiene un sabor excelente”, afirmó Stratakos.
Este innovador proyecto de alimentos impresos en 3D contó con la participación de investigadores de diversos países, lo que subraya la importancia de la colaboración internacional para resolver problemas de salud globales como la disfagia. La investigación fue dirigida por un equipo académico de la Universidad del Oeste de Inglaterra (UWE Bristol), pero también involucró a expertos de la Universidad del Peloponeso en Grecia y de la Universidad de Novi Sad en Serbia.
Esta cooperación transnacional permitió aprovechar una amplia gama de conocimientos especializados y recursos tecnológicos, facilitando el desarrollo de una solución que podría beneficiar a pacientes a nivel global, ya que la disfagia afecta a millones de personas en todo el mundo.