En un mundo donde el éxito parece fluir sin complicaciones a través de las redes sociales, un creciente fenómeno conocido como el “síndrome del pato flotante” pone en evidencia las tensiones y desafíos ocultos detrás de las puertas cerradas de universidades y centros de trabajo.
Esta novedosa investigación, en la que se utilizó un modelo matemático y está liderada por las Universidades de Stanford y Pensilvania, expuso cómo la percepción distorsionada del esfuerzo invertido en alcanzar metas puede desencadenar un ciclo de expectativas desajustadas y agotamiento.
El término del pato flotante fue introducido por Universidad de Stanford y hace referencia a los patos cuando están flotando en el agua o nadando. Desde afuera, simplemente se ve al pato flotar o nadar, que sería el éxito. Pero loq ue no se ve, lo oculto, es todo el esfuerzo que hace con sus patas bajo el agua para poder conseguir mantenerse y moverse en el agua.
Erol Akçay, uno de los investigadores principales de la Universidad de Pensilvania, explicó más sobre este fenómenos en declaraciones a Phys Org: “Hemos descubierto que no revelar la cantidad real de esfuerzo da lugar a una dinámica de aprendizaje social que lleva a los demás a subestimar la dificultad del mundo. Esto, a su vez, lleva a los individuos a invertir demasiado esfuerzo total y a distribuirlo en demasiadas actividades”.
El estudio fue publicado en la revista Evolutionary Human Sciences y aporta un análisis detallado sobre cómo los desequilibrios entre esfuerzo y recompensa surgen debido a un aprendizaje social sesgado.
Este tipo de aprendizaje se da cuando las personas adquieren conocimientos e imitan conductas basadas en observaciones incompletas o distorsionadas de sus pares.
En el caso específico del “síndrome del pato flotante”, los estudiantes suelen parecer que navegan por la vida académica sin esfuerzo, y ocultan la ardua labor detrás de sus logros.
Según las conclusiones del estudio, la presión para demostrar éxito sin mostrar el esfuerzo real puede llevar a que otros subestimen la dificultad de las tareas. Esto provoca una inversión excesiva de recursos y tiempo en múltiples actividades. Y a su vez, esto genera un desbalance que termina afectando la salud mental y física de los individuos.
Esta problemática se evidencia con términos como “Penn Face”, usado en la Universidad de Pensilvania, y “perfección sin esfuerzo” en universidades como Duke y Princeton.
El aporte de las redes sociales
En palabras de Akçay, las dinámicas sociales presentes en los campus universitarios y en las redes sociales contribuyen a amplificar esta percepción sesgada.
“El síndrome del pato flotante a menudo se ve exacerbado por las plataformas de redes sociales y las relaciones públicas institucionales, que hacen más visibles los éxitos, pero no necesariamente los fracasos o el esfuerzo invertido para alcanzar el éxito”, explicó Akçay en Phys Org.
Esto genera una falsa imagen de perfección y facilita que las expectativas erróneas sobre el esfuerzo necesario para el éxito se mantengan o incluso se intensifiquen.
Cómo se podría solucionar el problema
Los investigadores también analizaron posibles soluciones a esta problemática. Las medidas a corto plazo, como hacer que las calificaciones o tareas sean más accesibles, no son efectivas si no se aborda la raíz del problema: la visibilidad sesgada del esfuerzo
Akçay sugiere que una solución más eficaz sería la promoción de una cultura de transparencia respecto a los desafíos y fracasos, no solo los éxitos.
Una de las propuestas más interesantes es la difusión de “currículums alternativos” que incluyan logros, pero también las experiencias de fracaso y las dificultades encontradas en el camino.
Este enfoque podría ayudar a crear una percepción más equilibrada y realista del esfuerzo necesario. Esto eliminaría el sesgo de visibilidad y permitiría que las personas inviertan su tiempo y energía de manera más informada.
El “síndrome del pato flotante” refleja un problema profundo en las dinámicas sociales y educativas actuales. Para muchos estudiantes y profesionales, comprender y aceptar que detrás de cada logro visible hay una historia de esfuerzo y dedicación puede ser el primer paso para equilibrar sus expectativas y encontrar una forma más saludable de alcanzar sus metas.