En un hallazgo revelador que subraya las consecuencias del cambio climático en la salud humana, especialistas del CONICET han demostrado que la exposición prolongada a olas de calor reduce significativamente la fertilidad masculina.
Las olas de calor, definidas como períodos en los que las temperaturas diarias superan la media histórica de una región específica, se han vuelto más frecuentes en todo el mundo en los últimos años, aseguran los científicos.
Cómo se realizó el estudio
A través del entrecruzamiento de datos de análisis de semen de cerca de 55 mil hombres, con edades entre 18 y 60 años, de la Ciudad de Buenos Aires y datos provistos del Servicio Meteorológico Nacional, se ha podido evidenciar una preocupante tendencia: el aumento de las olas de calor está afectando la calidad del semen.
Durante el periodo de estudio, se registraron 124 días con olas de calor, definidas como aquellos con al menos tres días consecutivos con temperaturas máximas y mínimas superiores a 32,3°C y 22°C respectivamente. El estudio, publicado en la revista Science of the Total Environment, se realizó en colaboración con el Laboratorio Clínico CEUSA-LAEH de Buenos Aires.
“En 2015 comenzamos esta línea de investigación, ya que no había datos o estudios sobre esta relación entre la temperatura ambiente y la fertilidad masculina en la región, salvo un dato aislado de China. Tomando datos del Servicio Meteorológico Nacional entre 2005 y 2023, encontramos una asociación negativa entre las olas de calor cuya frecuencia se ve incrementada por el cambio climático y la calidad del semen”, explicó a Infobae la doctora Mónica Vázquez-Levin, coordinadora del estudio e investigadora del CONICET en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME, CONICET-F-IBYME).
“Nuestro análisis reveló que aquellos hombres expuestos a olas de calor durante el desarrollo de sus espermatozoides (tres meses previos a la obtención de la muestra de semen) mostraron un menor número de espermatozoides y una morfología normal disminuida en comparación con aquellos que no estuvieron expuestos durante ese período”, agregó la experta.
Según el trabajo, la calidad del semen puede verse afectada por diversas condiciones que inducen estrés térmico. Algunos ejemplos incluyen ciertas condiciones clínicas como el varicocele y la obesidad, así como exposiciones prolongadas a altas temperaturas en ciertas ocupaciones y durante el verano.
“En los años estudiados, observamos el incremento cada vez más sostenido de las altas temperatura a lo largo del tiempo. Y que las olas de calor también ejercen un efecto negativo sobre la producción espermática (espermatogénesis), evidenciado por las alteraciones en los indicadores de la buena fertilidad masculina”, añadió Vázquez-Levin, fundadora y coordinadora de AndroLATAM, la red de profesionales en Salud Reproductiva Masculina de Latinoamérica.
Gustavo Luis Verón, primer autor del estudio y becario posdoctoral del CONICET en el IBYME, también habló con Infobae. Verón tuvo el gran desafío de manejar una enorme cantidad de datos biológicos y climáticos.
“Para hacerse una idea, los datos climáticos incluían registros de temperatura hora a hora de los 365 días del año durante 19 años. Extraer información útil de esta vasta cantidad de datos requirió desarrollar programas para depurar, organizar, combinar y analizar toda esta información. En este caso no se utilizaron herramientas de Inteligencia Artificial (IA), pero sí estadísticas y con fórmulas matemáticas”, indicó Verón.
La tarea de organizar y analizar estos datos fue fundamental para garantizar la solidez de los hallazgos. “Este proceso fue esencial para asegurar que nuestros hallazgos fueran sólidos y confiables. Fue un trabajo exhaustivo y preciso que demostró cómo las altas temperaturas influyeron negativamente en la buena calidad y cantidad de espermatozoides generados en la población de estudio”, subrayó Verón.
Cómo se determina la calidad del semen
En promedio, los hombres no expuestos a olas de calor tuvieron unos 65 millones de espermatozoides mótiles, mientras que los expuestos tuvieron alrededor de 58 millones. El término motilidad se refiere al movimiento del esperma de un hombre. El análisis evalúa si los espermatozoides están nadando correctamente y en línea recta. “Esto significa que, en promedio, los hombres expuestos a olas de calor tuvieron 7 millones menos de espermatozoides mótiles, lo que podría afectar su fertilidad”, afirma Verón.
Consultado acerca de si el frío intenso también afecta la buena producción de espermatozoides, Verón indicó que eso también fue estudiado y que las temperaturas bajas generan mejor calidad de las muestras obtenidas, las cuales deben ser siempre dobles y espaciadas cada 3 meses para una mejor verificación.
Ania Manjon, también autora del estudio y becaria doctoral del CONICET, señala que los hombres mayores de 40 años ya mostraban una menor calidad seminal en investigaciones anteriores. “Teniendo en cuenta que en estudios previos observamos una menor calidad seminal en hombres de más de 40 años, estudiamos el impacto de las olas de calor en poblaciones de hombres mayores y menores de 40 años. Como resultado, identificamos alteraciones en la cantidad y morfología en los menores de 40, mientras que en los mayores también se encontraron alteradas la motilidad y la vitalidad”, subrayó.
La infertilidad masculina es una preocupación creciente a nivel mundial, que tiene numerosos componentes, tanto de origen genético como socioambientales. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente una de cada seis personas experimenta infertilidad a lo largo de su vida, con el 50% de los casos atribuidos a factores masculinos.
Es una enfermedad compleja con múltiples componentes de origen genético y socioambiental. Factores como el consumo de alcohol, tabaco, exposición a contaminación ambiental, ciertos medicamentos, estrés, dieta, infecciones de transmisión sexual y el aumento de la edad de paternidad pueden afectar la fertilidad masculina.
“Debemos destacar que nuestro trabajo es el primero en las Américas que demuestra que las olas de calor, sus temperaturas, su extensión y su frecuencia tienen un impacto negativo en los indicadores del semen que se asocian al potencial fecundante espermático”, remarcó Vázquez-Levin y precisa que estos hallazgos subrayan la importancia de considerar los factores climáticos, en particular las olas de calor, en el contexto de la salud reproductiva masculina.
“La siguiente etapa del proyecto de estudio es avanzar en cómo la calidad del aire influye también directamente en la producción y calidad de los espermatozoides. Para ello, ya estamos recabando información de los tres centros de toma de calidad de aire en CABA, ubicados en la Boca, Parque Centenario y Córdoba y Callao”, concluyó Vázquez-Levin y resaltó el trabajo científicos que se hace en Conicet, elevando la ciencia argentina en el mundo.