La neuromielitis óptica (NMO) es una enfermedad autoinmune del sistema nervioso central que con frecuencia se confunde con la esclerosis múltiple (EM) debido a la similitud de algunos de sus síntomas. Esta falta de claridad para diferenciarlas puede tener consecuencias negativas como tratamientos inadecuados y retrasos en el diagnóstico de aquellos que viven con NMO.
Esta semana, el 24 de octubre, se conmemoró el Día Internacional de la Neuromielitis Óptica (NMO) por lo cual especialistas llamaron a comprender este mal y que se trata de una afección distinta a la EM, con características clínicas y patológicas únicas.
Como explicó el doctor Edgar Carnero Contentti, fundador de la Unidad de Neuroinmunología del Departamento de Neurociencias del Hospital Alemán de Buenos Aires, “su diferenciación es importante a la hora de elegir la estrategia terapéutica ya que, como concepto general, las drogas utilizadas en EM pueden promover recaídas en los pacientes con NMO”.
El especialista explicó cómo surgió esa falta de discriminación tajante entre las dos enfermedades: “Durante muchos años la NMO fue clasificada como una variante rara y severa de la EM llamada variante óptico espinal asiática. Sin embargo, actualmente existen variadas características clínicas, de laboratorio, neuroimágenes y en la anatomía patológica que distinguen la NMO de la EM, especialmente por la presencia de un biomarcador capaz de diferenciarlas: los anticuerpos anti-aquaporina 4 (AQP4-IgG). Este biomarcador está en aproximadamente el 80% de los pacientes que tienen NMO”.
Qué es la neuromielitis óptica
Según explica la prestigiosa Clínica Mayo de Minnesota, Estados Unidos, la neuromielitis óptica es un trastorno del sistema nervioso central que causa la inflamación de los nervios en los ojos y en la médula espinal. Se produce cuando el sistema inmunitario del cuerpo reacciona ante a sus propias células. Esto sucede principalmente en el nervio óptico que conecta la retina del ojo con el cerebro y la médula espinal. Sin embargo, a veces sucede en el cerebro.
En casos más graves, la enfermedad puede desencadenar ceguera o parálisis. Sin un tratamiento adecuado y si se permite que la enfermedad siga su curso natural, alrededor del 50% de los pacientes necesitará una silla de ruedas para la movilidad en un plazo de 5 años desde el inicio de la enfermedad. Además, aproximadamente el 62% de los pacientes habrá perdido su capacidad visual funcional para ese mismo período.
El trastorno puede surgir después de una infección o puede estar asociada a otra enfermedad autoinmune. Los anticuerpos anómalos se adhieren a las proteínas del sistema nervioso central y causan el daño.
Cuáles son los síntomas de la neuromielitis óptica
Las personas que padecen la enfermedad presentan la siguiente sintomatología:
-Dificultad para caminar
-Ceguera
-Fatiga
-Dolor
-Debilidad muscular
Aproximadamente el 90% de los casos NMO a nivel mundial son mujeres y la enfermedad tiene una prevalencia en la sociedad estimada de 1 a 4 casos por cada 100 mil habitantes. La edad media de inicio oscila entre los 35 y 40 años.
Tratamiento de la neuromielitis óptica
Acerca del tratamiento para la enfermedad, el doctor Carnero Contentti explicó que “el paciente que reciba el diagnóstico de NMO deberá iniciar una terapia crónica. El objetivo es reducir o prevenir la aparición de las recaídas que ocasionarán empeoramiento de los síntomas ya conocidos o nuevas secuelas, que a su vez llevarán a un acumulo de discapacidad. Hasta el 2019, los únicos tratamientos disponibles para la NMO eran drogas indicadas para otras enfermedades autoinmunes y, bajo esa experiencia, estos tratamientos demostraron ser moderadamente efectivos para la NMO”.
A su vez, el especialista aseguró que “hoy en día se ha ampliado el arsenal terapéutico con el que contamos a la hora de seleccionar la terapia crónica, pudiendo elegir entre diferentes vías de administración, mecanismos e inicio de acción. Hoy existen nuevas terapias que fueron específicamente diseñadas para tratar estos pacientes. En los últimos años se aprobaron eculizumab, inebilizumab y satralizumab, ya que demostraron ser eficaces y seguras en estudios controlados de pacientes con NMO, especialmente en aquellos que son seropositivos para AQP4-IgG.”.
Para concluir, el doctor Carnero Contentti dijo que “las secuelas neurológicas se acumulan con cada recaída clínica, lo que resulta en un deterioro a corto y largo plazo de las funciones motoras y/o visuales, además de afectar otros órganos, entre todos los síntomas nombrados anteriormente. Por lo tanto, es muy importante la adherencia al tratamiento indicado y los controles médicos correspondientes para disminuir el riesgo de padecer una recaída a futuro”.