La música se ha puesto en el foco de muchas investigaciones que evalúan científicamente sus posibilidades terapéuticas ante distintas situaciones. Ahora, un estudio sugiere que una melodía suave, como una canción de cuna de Wolfgang Amadeus Mozart, puede ayudar a los bebés a reducir su sufrimiento durante los procedimientos dolorosos.
Tareas médicas menores, como inyecciones o análisis de sangre mediante punción en el talón, se realizan comúnmente en bebés recién nacidos, y aunque algunas personas han argumentado que su cerebro no está lo suficientemente desarrollado como para que realmente sientan dolor, investigaciones recientes han sugerido que lo experimentan de manera muy similar al modo en que los adultos lo hacen.
Saminathan Anbalagan, becario de medicina neonatal y perinatal del hospital de la Universidad Thomas Jefferson de Filadelfia en EE. UU., que dirigió la nueva investigación, afirmó que “los estudios también han demostrado que las experiencias tempranas de dolor pueden alterar las respuestas a esa sensación más adelante en la vida y conducir a otros resultados adversos a largo plazo. Por lo tanto, es crucial establecer un método fácil y confiable para reducirla en los recién nacidos”.
Anbalagan y sus colegas midieron los niveles de dolor de 100 recién nacidos a los que se les realizó un análisis de sangre mediante punción en el talón como parte de una evaluación de rutina para detectar afecciones raras pero graves, como la fibrosis quística y los trastornos metabólicos hereditarios. A todos se les dio una pequeña dosis de solución de azúcar dos minutos antes del procedimiento, mientras que a 54 de los bebés también se les hizo escuchar una canción de cuna instrumental de Mozart 20 minutos antes, durante el estudio clínico, y cinco minutos después del mismo. Los otros bebés no escucharon la melodía.
Un investigador que llevaba auriculares con cancelación de ruido evaluó los niveles de dolor de los bebés utilizando un sistema de puntuación estándar que evaluaba las expresiones faciales, el llanto, los patrones de respiración, los movimientos de las extremidades y el estado de alerta, con una puntuación máxima posible de siete.
El efecto Mozart
El estudio, publicado en Pediatric Research, perteneciente a Nature, encontró que si bien las puntuaciones de dolor eran cero para ambos grupos antes del pinchazo en el talón, la puntuación promedio de los bebés que escucharon la canción de cuna fue significativamente menor durante e inmediatamente después del procedimiento, en comparación con aquellos que no escucharon música.
Las puntuaciones de dolor de los bebés que escucharon la canción de cuna fueron de cuatro durante el procedimiento y cayeron a cero un minuto después. Las puntuaciones promedio de dolor para los bebés que no escucharon la canción de cuna fueron siete en el momento del pinchazo en el talón, bajando a cinco y medio después de un minuto, y a dos a los dos minutos.
“Sugerimos que los estudios futuros también deberían considerar seriamente la exploración de los efectos de intervenciones similares, como la grabación de la voz de los padres en lugar de la música de Mozart”, sostuvo Anbalagan.
Investigaciones anteriores han sugerido que los bebés prematuros pueden sentir menos dolor durante los procedimientos médicos cuando sus madres les hablan, y que escuchar su voz aumenta los niveles de oxitocina en su saliva, una hormona que se sabe que participa en los procesos de apego y también puede ayudar a proteger contra los efectos del dolor. “Involucrar a los padres como socios en la atención neonatal es un enfoque infrautilizado”, afirmó Anbalagan, quien estuvo acompañado en el trabajo por los especialistas Juan H. Velásquez, Denisse Staufert Gutiérrez, Sailaja Devagiri, Daniel Nieto y Pratibha Ankola.