Las naciones que apuestan fuertemente al conocimiento, la tecnología y la ciencia pueden progresar. Además, las sociedades basadas en el conocimiento generan una mayor concientización sobre la ciencia y la tecnología como elemento clave para valorar y optimizar el uso de los bienes, productos y servicios que generan y consumen.
Ese desafío implica formar ciudadanos comprometidos con mayores competencias intelectuales y académicas para enfrentar los cambios que las sociedades enfrentan, ante el avance de las nuevas tecnologías, que deben ser aprovechadas para generar más valor y bienestar general.
En ese círculo virtuoso, es donde los científicos, técnicos, ingenieros y personas que se dedican a las ciencias son imprescindibles en un país, generando conocimiento, formado más profesionales y ampliando las capacidades humanas y capitales para generar más progreso.
Infobae repasó los avances que un puñado de 5 científicos argentinos lograron mediante su decisión de quedarse en el país, invertir tiempo y contribuir al crecimiento y la investigación nacional. Todos ellos, además han logrado una amplia repercusión internacional por los logros de sus investigaciones.
1- Andrea Gamarnik
Originaria de Lanús, provincia de Buenos Aires, Andrea Gamarnik es doctora en Bioquímica por la Universidad de Buenos Aires y realizó su formación postdoctoral en Virología en Estados Unidos. Su formación y experiencia la posicionan como una de las voces más autorizadas en el campo de la virología en Argentina y en el mundo.
La destacada bioquímica y viróloga Gamarnik ha recibido un nuevo reconocimiento por su invaluable contribución al campo de la ciencia en Argentina. Fue distinguida como “Investigadora de la Nación Argentina 2022″, un honor que resalta su trayectoria y aporte significativo al campo de la ciencia, la tecnología y la innovación del país. Esta distinción no solo reconoce su labor en el ámbito académico y de investigación, sino también su liderazgo en momentos críticos.
En mayo de 2020, en plena pandemia, Gamarnik encabezó el equipo de científicos que presentó el CovidAr, el primer test argentino para detectar la respuesta inmune al coronavirus.
Este logro demostró la capacidad y resiliencia de la comunidad científica argentina para responder a desafíos globales con soluciones locales.
Pero los logros de Gamarnik no se limitan a la reciente pandemia. En 2009, fue galardonada con el premio L’Oréal Unesco por la Mujer en la Ciencia, gracias a sus investigaciones sobre los mecanismos moleculares del virus del dengue.
Y en 2016, recibió nuevamente este prestigioso premio a nivel internacional por sus estudios sobre el virus del dengue, consolidando su posición como una de las principales científicas del país.
2-Inés Camilloni
Inés Camilloni es una destacada científica especializada en cambio climático con una trayectoria que la ha llevado desde el barrio porteño de Palermo en Buenos Aires hasta la prestigiosa Universidad de Harvard.
Su pasión por la física y la matemática la condujo hacia la meteorología, buscando entender cómo las acciones humanas afectan el clima y, a su vez, cómo este impacta en la vida de las personas.
A lo largo de su carrera, Camilloni ha sido autora principal del Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU y ha trabajado en el desarrollo de escenarios climáticos para el siglo XXI. Además, ha sido residente en el Programa de Investigación de Geoingeniería Solar de la Universidad de Harvard y miembro de la Comisión Mundial de Ética en el Conocimiento Científico y la Tecnología (Comest) de Unesco.
Uno de sus proyectos más recientes se centra en la geoingeniería solar, una alternativa tecnológica que busca reflejar más energía solar de vuelta al espacio para reducir la temperatura del planeta. Esta línea de investigación, que ha sido su foco durante los últimos cuatro años, se basa en una analogía con las erupciones volcánicas que, al liberar pequeñas partículas llamadas aerosoles a la estratosfera, generan un efecto de mayor reflexión de la luz solar.
Camilloni es consciente de las brechas de género en la investigación científica y destaca la importancia de las mujeres como agentes de cambio en temas de adaptación y mitigación frente al calentamiento global.
Enfatiza que las mujeres, especialmente las de comunidades marginadas, son más vulnerables frente al cambio climático. Sin embargo, ve en esta vulnerabilidad una fuerza motriz para la acción: “Somos las más vulnerables frente al cambio climático, pero identificamos la amenaza y entendemos que la única solución es la acción urgente”.
Con una voz serena y paciente, Camilloni se dedica a explicar temas complejos y a generar consciencia ambiental. Frente a aquellos que niegan el cambio climático, responde con datos y evidencia científica, siendo el método científico su principal herramienta.
3 - Fernando Polack
El renombrado infectólogo argentino, Fernando Polack ha emergido como una figura clave en la lucha global contra el COVID-19. Polack ha subrayado la importancia de la prevención y el control del coronavirus, afirmando que, gracias a los avances científicos y las medidas de salud pública, fue posible frenar la propagación del virus SARS-CoV-2.
El médico argentino lideró las pruebas de la vacuna de Pfizer contra en COVID en nuestro país. En 2002, transformó una discoteca, el Bar Rojo, en un laboratorio médico. Este espacio, que alguna vez estuvo lleno de música y baile, se convirtió en el epicentro de investigaciones cruciales. Polack, quien en ese entonces trabajaba como pediatra en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, EE.UU., fundó la Fundación Infant en ese lugar, dedicada a investigar las enfermedades respiratorias más graves en niños.
La trayectoria de Polack no se limita a la actual pandemia. Es un experto mundial en el virus respiratorio sincitial, el principal causante de infecciones pulmonares en bebés. Este virus mata a unos 120.000 niños al año. Pero, con la irrupción del COVID-19, Polack y su equipo se encontraron en primera línea, liderando dos de los ensayos clínicos más decisivos: uno que demostró que la vacuna de Pfizer tiene un 95% de eficacia y otro que sugiere que el plasma sanguíneo de pacientes recuperados puede ser un buen tratamiento si se administra temprano.
La noticia de la eficacia de la vacuna de Pfizer fue un momento de júbilo para Polack. Recuerda la mañana en que, mientras tomaba café, recibió una llamada informándole del 95% de eficacia. “¡Dejate de joder! ¿Qué estás diciendo?”, fue su reacción inicial. Y es que, como señala, las vacunas respiratorias suelen tener una eficacia que no supera el 60%. Nadie, ni siquiera en Pfizer, soñaba con un 95%.
Pero Polack no es solo un científico; es un visionario con un profundo compromiso social. Está aplicando técnicas innovadoras, como la autopsia mínimamente invasiva, en los barrios más pobres de Buenos Aires para determinar las causas de muerte en niños. Su objetivo es claro: entender y combatir las enfermedades que afectan a las poblaciones más vulnerables.
Fernando Polack no es solo un médico o un investigador; es un pionero que ha dedicado su vida a combatir enfermedades, desde las más comunes en bebés hasta la actual pandemia de COVID-19. Su trabajo y dedicación son un testimonio de lo que la ciencia y la pasión pueden lograr juntas.
4-Gabriel Rabinovich
En el vasto panorama de la ciencia argentina, Gabriel Rabinovich destaca no solo por su brillantez académica, sino también por su capacidad para soñar y convertir esos sueños en realidades tangibles. Este inmunólogo y glicobiólogo, oriundo de Córdoba y formado en la universidad pública, ha dejado una huella indeleble en la investigación científica, especialmente en el estudio de la proteína Galectina-1 (Gal-1), una molécula clave en la lucha contra el cáncer y enfermedades autoinmunes.
Desde sus primeros días en la Universidad Nacional de Córdoba, Rabinovich ha demostrado una pasión inquebrantable por la ciencia. En 1993, identificó una proteína que silencia linfocitos T activados, células cruciales del sistema inmune. Este descubrimiento fue solo el comienzo de una serie de investigaciones que culminaron en la creación de Galtec, un centro de investigación dedicado a desarrollar terapias basadas en Gal-1 que se presentó esta semana.
“Si lo podemos soñar, lo podemos lograr”, expresó Rabinovich en una entrevista con Infobae, subrayando la importancia de la investigación y la colaboración. Su filosofía se basa en la investigación rigurosa, siempre buscando la conexión entre el laboratorio y la vida real. No es de extrañar que sus hallazgos hayan sido destacados en revistas científicas de renombre, como Cell y Nature.
El camino como investigador de Rabinovich no ha estado exento de desafíos. Sin embargo, su determinación y visión lo han llevado a ser considerado uno de los científicos más influyentes de Argentina. Su trabajo ha sido respaldado por colegas y mentores, y ha inspirado a generaciones de jóvenes investigadores a seguir sus pasos.
Hoy, Rabinovich sigue siendo un firme defensor de la ciencia y la innovación. Con Galtec, busca transformar los descubrimientos científicos en soluciones terapéuticas reales para pacientes con cáncer y enfermedades autoinmunes. Su legado es un testimonio del poder de la ciencia para cambiar vidas y del papel crucial que juegan los investigadores en el avance de la humanidad.
5-Adrián Turjansky
El destacado científico Adrián Turjansky obtuvo su Maestría en Química de la Universidad de Buenos Aires en Argentina en 1999, y luego su Doctorado en Biofísica en 2003. Realizó estudios postdoctorales en el área de modelado molecular de 2003 a 2005 en el Departamento de Fisiología y Biología Molecular, Facultad de Ciencias, Universidad de Buenos Aires (UBA).
Luego realizó un trabajo postdoctoral en Bioinformática como becario latinoamericano Pew 2005 en el Instituto Nacional de Investigación Dental y Craneofacial de los Institutos Nacionales de Salud, Bethesda, Estados Unidos. En 2008 regresó a Argentina para dirigir el Laboratorio de Bioinformática Estructural, en la Facultad de Ciencias de la UBA.
Turjansky forma parte del equipo de investigación del Consejo Nacional de Investigación y Tecnología (CONICET) y tiene muy buenos recuerdos de sus comienzos allí. “Yo empecé a trabajar en el CONICET, primero como becario doctoral, en donde habíamos encontrado una molécula que tenía muchas propiedades, entre ellas, mejorar el cabello. Después yo me fui a formar afuera y cuando volví pude armar varias cosas a nivel nacional que fueron impactando a lo largo de los años”, relató el experto a Infobae.
Turjansky también es Catedrático de Bioinformática en la UBA desde 2008. En 2013 fue nombrado director de la Plataforma Nacional de Bioinformática y en 2015 Coordinador del Centro CELFI-DATOS, que se dedica al desarrollo de la interdisciplina en el análisis de datos. “Mis investigaciones están enfocadas el desarrollo de herramientas bioinformáticas para comprender el genoma y como las variantes observadas pueden afectar el funcionamiento de un organismo. En 2015 cofundó BITGENIA, una empresa de medicina de precisión.
“Armamos una plataforma nacional para análisis de datos que venían del ADN para el diseño de nuevas terapias. Hicimos el primer diagnóstico de un chico con autismo en la Argentina. Los diagnósticos de la gente que tiene enfermedades que dependen del ADN y que afectan a 3,2 millones de argentinos son costosos, y se hacían solamente en el exterior y a los cuales solo podía acceder gente que tenía los contactos adecuados o que podía viajar. Nosotros en ese sentido hicimos con un hospital público el primer diagnóstico de un chico con autismo y eso demostró que nosotros teníamos la tecnología y todo eso se hizo gracias al conocimiento de expertos del CONICET en genómica, en bioinformática y trabajando con investigadores en hospitales”, resaltó el especialista.
“Luego pensamos en una empresa que pueda también exportar estos servicios a toda Latinoamérica, ya que no había en ese momento empresas latinoamericanas haciendo eso y todo se derivaba a Estados Unidos o a Europa. Con ayuda del Ministerio de Ciencia largamos la primera empresa de análisis de datos genómicos, que es BITGENIA, y lo primero que hicimos con la ayuda que recibimos fue obviamente mejorar todos nuestros servicios, pero lo más importante fue que salimos a ofrecer gratis el diagnóstico a 100 chicos de hospitales públicos, con médicos de hospitales públicos que no pudiesen pagar obviamente ese servicio en Estados Unidos y que pudiesen ser diagnosticados”, agregó.
“Esta gente tiene enfermedades que son deshabilitantes, que le generan un montón de problemas, que tienen que estar dando vueltas de hospital en hospital durante años y el tiempo de diagnóstico en promedio es de 7 años”, resaltó y reconoció que a partir de ahí, sus servicios fueron reconocidos.
La empresa empezó a exportar a otros países como Brasil, Colombia, Perú y desde ese momento hasta ahora se han diagnosticado más de 10.000 chicos. “Creamos un test genético para la prevención de enfermedades que hoy lo usan más de 3.000 personas. Eso impactó en más de 50.000 personas. Directamente en familias que de otra manera no hubiesen accedido a estos servicios, por ser servicios extremadamente caros. Al mismo tiempo generamos divisas exportando al exterior y todo eso surge a partir de la decisión de invertir en un investigador del CONICET que se puso a trabajar, que vio cómo desarrollar, que aprovechó todo lo que aprendió en la universidad y después afuera para cambiarle la vida en el día a día a argentinos”, concluyó el especialista en ADN.
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