El índice de masa corporal (IMC) es una métrica que se obtiene al dividir el peso de una persona en kilogramos, por el cuadrado de la estatura en metros. Es un método de evaluación fácil y económico que ha permitido clasificar a las personas en las categorías de bajo peso, peso saludable, sobrepeso, u obesidad.
Pero ahora hay un fuerte cuestionamiento sobre el uso exclusivo del índice de masa corporal dentro de la comunidad médica. Durante su última reunión anual, la Asociación Médica Estadounidense adoptó una nueva política sobre cómo puede utilizarse el índice como medida en medicina. La prestigiosa asociación, que publica la revista de medicina JAMA, pidió a los profesionales de la salud que resten importancia al papel del índice de masa corporal en la práctica clínica.
Esa métrica se había desarrollado para estimar un peso corporal normal en función de la estatura de un individuo, teniendo en cuenta que las personas más altas tienden a pesar más. En la década de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo adoptó como índice oficial de tamizaje de la obesidad.
Se lo tuvo en cuenta porque hubo investigaciones que habían demostrado sistemáticamente que el índice de masa corporal en la población está estrechamente relacionado con el porcentaje de grasa corporal y el riesgo de padecer enfermedades graves. Al ser fácil de medir y barato, su incorporación en los consultorios médicos fue sencilla.
Sin embargo, aunque el índice puede tener fuertes correlaciones con la cantidad de peso corporal compuesta por la grasa corporal en estudios de grandes grupos de personas, no mide directamente la grasa corporal de un individuo. Es decir que personas con el mismo índice pueden tener un porcentaje de grasa corporal sustancialmente diferente en función de diversos factores como la edad, la masa muscular, el sexo y la etnia.
Recientemente, en la reunión anual de la Sociedad de Endocrinología, se presentó un estudio que reveló que el índice de masa corporal pasa por alto muchos casos de obesidad. Los investigadores analizaron los datos de casi 10.000 adultos estadounidenses, recopilados entre 2011 y 2018, y descubrieron que casi el 36% tenía obesidad, según el IMC. Pero cuando se utilizó una medida diferente, como el porcentaje de grasa corporal de las persona, se encontró que el 74% de los participantes tenía obesidad.
”El mensaje principal es que subestimamos enormemente la prevalencia de la obesidad utilizando el índice de masa corporal. Hay muchas personas con un IMC normal que siguen padeciendo obesidad”, afirmó el doctor Aayush Visaria, residente de medicina interna de la Facultad de Medicina Robert Wood Johnson de Rutgers, que dirigió el estudio.
Consultado por Infobae el doctor Marcos Mayer, médico especialista en nutrición e investigador en Salud del Conicet, comentó que la política sugerida por la Asociación Médica Estadounidense “no implica que tengamos que descartar al índice de masa corporal. Por el contrario, cuando se lo utiliza en conjunto con otras determinaciones, continúa siendo una herramienta útil, aunque incompleta”.
De hecho, aclaró Mayer, la Asociación no plantea la eliminación del índice sino que “alerta sobre la importancia de no basar la conducta médica exclusivamente en la relación entre el peso y la talla”. Es decir, recomienda que se use el IMC siempre en conjunto con otras determinaciones del riesgo de los pacientes.
Para las personas que tengan dudas o preocupación en relación al peso, el experto recomendó “consultar a un profesional de la nutrición (ya sea licenciado en nutrición o médico especialista)”. En el momento del diagnóstico, no sólo se debería tener en cuenta el peso corporal, sino principalmente la distribución de la grasa corporal y las posibles complicaciones asociadas.
“También resulta de utilidad que las personas midan al menos una vez su circunferencia de cintura, que es un parámetro que se relaciona fuertemente con la cantidad de grasa localizada a nivel abdominal. Ese tipo de grasa es la que afecta en mayor medida a la salud humana”, subrayó Mayer.
En tanto, Virginia Busnelli, médica especialista en nutrición con orientación en obesidad, se expresó en el mismo sentido y coincidió en que el índice de masa corporal tiene limitaciones para diagnosticar sobrepeso y obesidad en las personas.
“El índice solo tiene en cuenta el peso total de la persona. Pero ese peso tiene varios componentes como el agua corporal total, el peso de los órganos, los huesos, la masa libre de grasa, y la masa con grasa. El índice no mide la grasa corporal directamente”, afirmó Busnelli.
Tampoco el IMC se adapta según etnias o sexo. “Se lo usa solo como medida de comparación mundial y de estandarización. Por eso, es clave que, además de un examen clínico, en cada diagnóstico individual se debe tener en cuenta también la medición de la circunferencia de cintura que permite diagnosticar si hay exceso de adiposidad visceral y considerar factores metabólicos”, resaltó.
“Más allá de las métricas que se usen, hoy hay que considerar que la obesidad no es solo una cuestión de comer menos y moverse más. Es una enfermedad multifactorial. Esto significa que hay factores ambientales, hormonales, emocionales, y genéticos, entre otros, que hacen que los pacientes tengan un exceso de grasa corporal. El abordaje debe haber considerando esa complejidad. No se trata con una dieta”, afirmó Busnelli.
La Asociación Médica Estadounidense sugirió que el índice de masa corporal “se utilice junto con otras medidas válidas de riesgo como, entre otras, las mediciones de la grasa visceral, el índice de adiposidad corporal, la composición corporal, la masa grasa relativa, el perímetro de cintura y los factores genéticos/metabólicos”.
“Hace muchos años que se debate si el índice de masa corporal sirve como una herramienta exclusiva para diagnosticar la obesidad. Sirve para hacer diagnósticos poblacionales, pero no permite medir el porcentaje y la distribución de la masa corporal de cada persona. Esto hace que sea insuficiente, en forma aislada, para evaluar el riesgo cardiovascular asociado al aumento de grasa corporal visceral en cada persona. Por eso, es importante la medición del perímetro de la cintura”, afirmó Pilar Quevedo, especialista en clínica médica y nutrición que forma parte del Servicio de Nutrición del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en diálogo con Infobae.
Desde el Hospital Nacional Posadas, la jefa de programas nutricionales, la licenciada en nutrición Aldana Coradini, consideró que “es cierto que el índice de masa corporal puede tener limitaciones, pero ha sido una métrica económica y rápida que permitió su masividad en un momento en que han estado creciendo los niveles de sobrepeso y obesidad”. “Existen otros métodos que son más precisos, pero no están al alcance de todos”, aclaró.
Por último, la especialista aconsejó que las personas hagan a consulta médica por cuestiones de sobrepeso. “En el consultorio -enfatizó- también se podrá hacer una evaluación exhaustiva, que incluye un plan de alimentación adecuado para cada paciente”.
Seguir leyendo: