Este lunes 8 de mayo, se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Ovario, una fecha establecida por organizaciones de pacientes con el propósito de concientizar sobre este tipo de enfermedad, cuya tasa de supervivencia es la más baja entre los cánceres femeninos. En Argentina, cada año, se detectan 2200 cánceres de ovario.
Se denomina cáncer de ovario a cualquiera de los tipos de tumores malignos que afectan a los ovarios, aunque esta enfermedad incluye también al de trompas de Falopio y al de peritoneo. Si el mismo se detecta en etapas tempranas, el tratamiento funciona mejor, pero generalmente los síntomas aparecen en un estadío tardío, por lo cual hacerse estudios de rutina es la manera más efectiva de diagnosticarlo y tener un mejor pronóstico de salud.
“La detección temprana del cáncer de ovario es crucial para mejorar las posibilidades de supervivencia y tratamiento exitoso. Sin embargo, el cáncer de ovario es conocido como el ‘asesino silencioso’ debido a que los síntomas pueden ser muy leves o inexistentes en las etapas iniciales de la enfermedad”, explicó a Infobae el oncólogo Dario Niewiadomski, miembro de la Sociedad Argentina de Cancerología.
A pesar de esto, el especialista precisó que existen ciertas pruebas y exámenes que pueden ser útiles para detectar el cáncer de ovario en etapas tempranas:
1- Examen físico: un examen pélvico realizado por un médico puede ayudar a detectar cualquier anormalidad en los ovarios, como un tumor.
2- Ecografía: una ecografía transvaginal es una prueba que utiliza ondas sonoras para crear una imagen de los ovarios. Esta prueba puede ayudar a detectar masas o quistes en los ovarios.
3- Marcadores tumorales: los marcadores tumorales son sustancias que se encuentran en la sangre que pueden ser indicativos de cáncer. En el caso del de ovario, el marcador tumoral más comúnmente utilizado es el CA-125. No se debe solicitar de rutina.
4- Tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM): estas pruebas de imagen pueden ayudar a identificar la ubicación y el tamaño de cualquier tumor en los ovarios.
“Es importante señalar que ninguno de estos exámenes es 100% preciso en la detección del cáncer de ovario, pero pueden ser útiles en la detección temprana de la enfermedad. Si se sospecha cáncer de ovario, se recomienda una evaluación más completa y un plan de tratamiento personalizado en función de las necesidades y circunstancias de cada paciente. La prevención del cáncer de ovario es difícil ya que no se conocen con certeza todas las causas de este tumor”, afirmó Niewiadomski.
Sin embargo, hay algunas medidas que se pueden tomar para disminuir el riesgo de desarrollar esta enfermedad:
1-Controla tus antecedentes familiares: si tienes antecedentes familiares de cáncer de ovario, habla con tu médico sobre las opciones de detección temprana o evaluación genética.
2- Toma anticonceptivos orales: los anticonceptivos orales pueden disminuir el riesgo de cáncer de ovario en mujeres que los usan durante varios años.
3- Toma medidas para reducir la inflamación crónica: la inflamación crónica puede contribuir al desarrollo del cáncer de ovario. Para reducir la inflamación, puedes seguir una dieta saludable, hacer ejercicio regularmente y evitar el tabaco.
4- Realiza exámenes de detección temprana: la ecografía pélvica puede ayudar a detectarlo de manera anticipada.
5- Considera la cirugía preventiva: en mujeres con alto riesgo de cáncer de ovario, se puede considerar la cirugía preventiva para extirpar los ovarios y las trompas de Falopio. Esto se conoce como una ooforectomía profiláctica.
El cáncer de ovario, una enfermedad que cada año afecta a unas 250 mil mujeres en todo el mundo y cuya tasa de supervivencia se ubica entre las más bajas. Según los datos epidemiológicos más recientes, el de ovario es un tipo de cáncer poco frecuente, que se presenta solo en un 1,5 a 2% de las mujeres a nivel global y representa alrededor del 3% de los tumores.
Sin embargo, debido a que hay pocas terapias efectivas disponibles para tratarlo, es la cuarta causa de muerte por cáncer en mujeres, por debajo del cáncer de mama, pulmón y colon.
De acuerdo a las proyecciones que surgen de Globocan —una base de datos mundial que recopila estadísticas sobre incidencia y mortalidad para 36 tipos de cáncer en 185 países— el número de mujeres que serán diagnosticadas con cáncer de ovario en el año 2024 superará los 445 mil casos, casi un 42% más que lo registrado en el 2020. Siendo que, en Argentina, el cáncer de ovario es el quinto tipo de cáncer más común en mujeres, según las estadísticas que recopila el Instituto Nacional del Cáncer (INC), con 2200 detecciones anuales.
Recursos terapéuticos
De acuerdo a los expertos, se trata de una patología frente a la que la medicina tiene, todavía, recursos terapéuticos efectivos escasos. Las dos opciones centrales son la cirugía y la quimioterapia.
A estas herramientas médicas tradicionales, se le han agregado —en el último lustro— una nueva familia de medicamentos que funcionan muy bien en ciertos grupos de pacientes que tienen este cáncer asociado con determinadas mutaciones genéticas. En esos casos, el uso eficiente de estas moléculas terapéuticas ha logrado extender, en forma considerable, la sobrevida y la calidad de vida de estas personas.
El tratamiento del cáncer de ovario dependerá del estadio en el que se encuentre la enfermedad y de las características específicas del tumor. El doctor Niewiadomski explicó los actuales tratamientos comunes para el cáncer de ovario que incluyen:
1-Cirugía: es el tratamiento principal para el cáncer de ovario. La extensión de la cirugía dependerá de la etapa del cáncer y del tipo de tumor. En algunos casos, se puede extirpar solo el ovario afectado, mientras que en otros casos, se pueden extirpar ambos ovarios, las trompas de Falopio, el útero y los ganglios linfáticos cercanos.
2-Quimioterapia: es un tratamiento común para el cáncer de ovario. Se administra por vía intravenosa o por pastillas y ayuda a matar las células cancerosas.
3-Radioterapia: se utiliza para destruir las células cancerosas mediante el uso de radiación. En el caso del cáncer de ovario, la radioterapia se utiliza principalmente para reducir el tamaño del tumor antes de la cirugía.
4-Terapia dirigida: es un tratamiento que se enfoca en las células cancerosas específicas y ayuda a evitar que se dividan y crezcan. Algunos de los medicamentos que se utilizan en la terapia dirigida para el cáncer de ovario incluyen bevacizumab, olaparib y niraparib.
“Es importante recordar que cada persona es única y que el tratamiento recomendado para el cáncer de ovario dependerá de las características específicas del tumor y de la salud general del paciente. Por lo tanto, siempre es importante hablar con un médico especialista para determinar el mejor plan de tratamiento para cada caso individual. En tanto, las mutaciones genéticas pueden ser un factor de riesgo importante en el desarrollo del cáncer de ovario. En particular, hay dos mutaciones genéticas que se asocian con un mayor riesgo de cáncer de ovario”, sostuvo el especialista.
1-Mutación del gen BRCA1: está relacionada con un mayor riesgo de cáncer de ovario y de mama. Las mujeres con una mutación en el gen BRCA1 tienen un riesgo de por vida de aproximadamente 35-70% de desarrollar cáncer de ovario.
2-Mutación del gen BRCA2: también se asocia con un mayor riesgo de cáncer de ovario y de mama. Las mujeres con una mutación en el gen BRCA2 tienen un riesgo de por vida de aproximadamente 10-30% de desarrollar cáncer de ovario.
“Las mujeres con antecedentes familiares de cáncer de ovario o de mama pueden considerar una evaluación genética para determinar si tienen una mutación en el gen BRCA1 o BRCA2. Si se encuentra una mutación, las mujeres pueden tomar medidas preventivas, como la extirpación profiláctica de los ovarios y las trompas de Falopio. Además de estas mutaciones genéticas, también hay otros genes que se han relacionado con un mayor riesgo de cáncer de ovario, como el gen TP53 y el gen RAD51C. Es importante hablar con un médico especialista para determinar si se necesita una evaluación genética y para recibir una evaluación y asesoramiento adecuados”, agregó Niewiadomski y aclaró que alrededor del 20 por ciento de los casos son consecuencia de mutaciones genéticas, incluidas aquellas en los genes BRCA1 y BRCA2, y el 80 por ciento no tiene una causa determinada.
Los oncólogos explican que es clave identificar, lo antes posible, a las personas que poseen una carga genética particular, relacionada con una mayor probabilidad de desarrollar este cáncer. Dicha identificación permite concretar una vigilancia específica sobre dicho grupo de riesgo y diseñar una política de prevención personalizada.
Básicamente lo que hay consideran los oncólogos es ponderar los factores de riesgo metabólicos, los relacionados con la edad y el estilo de vida. Pero, sobre todo, analizar los factores hereditarios, ligados a los antecedentes familiares y a la presencia de determinadas mutaciones genéticas. Para concretar esta tarea de identificación del riesgo es clave la consulta con un profesional capacitado en asesoramiento genético, para que éste analice en detalle los factores de riesgo de cada persona.
Las estadísticas muestran que hay mucho por hacer en materia de concientización. La iniciativa “Pongamos los Ovarios Sobre la Mesa” de AstraZeneca, como parte de su campaña global “Don´t Overlook”, buscando concientizar sobre los cánceres que afectan a las mujeres, entre ellos el cáncer de ovario, y que no se pasen por alto los factores de riesgo.
¿En qué casos se recomienda la consulta genética específica?
Para cáncer de ovario en mujeres que posean:
-Antecedentes de familiares con cáncer de ovario, de mama, de páncreas, de próstata, o de colon, que podrían elevar el riesgo de desarrollar este tipo de tumor.
-La edad, afectando en general a la postmenopausia ya que cerca de la mitad de los diagnósticos se hace en mujeres de más de 60 años. Vale recordar que este tumor no sólo afecta a las adultas mayores: si una mujer ha padecido cáncer de mama antes de los 40 años o cuenta con historial familiar de cáncer de mama, colorectal, de ovario o de útero podría padecerlo a una edad más temprana.
-Otros factores, como el sobrepeso, el tener hijos más tarde o no tener un embarazo a término o haber hecho terapia hormonal después de la menopausia.
Los síntomas son inespecíficos al inicio de la enfermedad. Entre ellos, se destacan: dolor, distensión abdominal, sensación de pesadez, náuseas, saciedad precoz, pérdida del apetito, constipación, cansancio, alteración del ciclo menstrual o sangrado vaginal anormal. Es de suma importancia, no solo para esa enfermedad sino para la salud en general, mantener hábitos saludables, evitar el sobrepeso, realizar control anual con el ginecólogo, realizar actividad física, no fumar, tener en claro y transmitir al profesional de la salud tratante los antecedentes patológicos de familiares cercanos.
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